Querer Olvidar

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Año 2942, Tercera Edad:

Recojo mi equipaje y preparo a los corceles. Leliana sigue dormida, estará agotada. Cuando duerme parece tan inocente y tan dulce, que con sus cabellos ardientes me recuerda a alguien tan especial pero a la vez tan doloroso....No la quiero molestar pero es hora de proseguir el viaje, ya falta menos para llegar a Hobbiton.

Me acerco a ella y mi intención de despertarla con sutileza se detiene en seco, haciendo que planee otra forma de levantarla con "sutileza"....

Cojo su vasito de madera que lleva en su mochila y lo lleno de agua helada del riachuelo más cercano. Me agacho junto a ella, de mi rostro sale maldad y venganza, así que hago caer toda la frialdad sobre su cálida cara....

Leliana ante esto, abre los ojos como platos y se levanta de un salto, secándose la cara y pidiéndome explicaciones mediante los signos que hacen sus manos. Yo, con una sonrisa picarona, sólo respondo.

-Despierta bella durmiente, tenemos que irnos.

-Esta te la guardo princesita.

Hago caso omiso y me subo a mi montura, galopando con fuerza y gritando a lo lejos.

-¡Sígueme e intenta no perderte!

Tras esto no oigo nada, sólo cabalgo con fuerza hasta que pasados unos instantes, ya no consigo verla a través de la espesura. Me asusto y bajo del corcel preocupado en incrédulo ante tal situación, aunque con una carcajada escondida entre los dientes.

-¡Leliana! ¡Leliana! ¡Leliana!

De repente, un corcel marrón cabalga con fuerza contra mí, que me aparto de un salto, viendo cómo se escapa a lo lejos esa cabellera pelirroja clara, y escuchando a lo lejos.

-¡¿Ya me echabas de menos?! ¡Sígueme princesa!

Yo sonrío con desafío y subo a mi caballo blanco como la nieve de Carathras. Suelto un grito mudo mandando a mi fiel compañero y el viento me lleva dirección La Comarca.

Por fin llegamos a lo que parece ser territorio de hobbits con los pies peludos. ¿Cómo lo sé? Se nota en el ambiente idílico y armonioso, nada comparado a Bree o incluso el lugar que yo llamaba "hogar". La hierba verde, las flores frescas y coloridas, aire limpio, risas y gritos de júbilo por todas partes, hobbits mirándonos con extrañeza y asombro, algunos incluso con rechazo.....Si, estamos en la Comarca.

El sol se torna contra nosotros y hace señalar un agujero en concreto, a lo lejos. Indico a Leliana que ya no hacen falta los caballos, así que los dejamos amarrados en un barrote seguro, aquí no hay ladrones....creo.

-¿Nos dará de comer? Estoy hambrienta.

-Aquí hay hasta segundo desayuno, así que estas de suerte.

La muchacha queda patidifusa y me cuestiona con cierta gracia.

-¿Segundo desayuno, en serio?

Yo asiento con la cabeza y me dirijo a la puerta de lo que mis ojos me dicen que es Bolsón Cerrado. Golpeo la puerta dos veces con los nudillos de mi mano izquierda.

-Legolas, ¿crees que me llegará a las rodillas?

Ella suelta una leve carcajada y yo la correspondo.

-Tampoco te pases, no son tan bajitos....O eso creo recordar.

Leliana me vuelve a sonreír, aguantándose la risa, y un hobbit de rizos castaños abre la puerta, con cara de agobio y frustración. Pero el rostro se torna feliz y agradable cuando levanta la mirada y la fija en mi persona.

-¡Legolas Hojaverde! ¡Cuánto tiempo ha pasado!

-Poco tiempo Bilbo, ¿Un mes?

-No lo sé, ¡por eso te he preguntado! El tiempo se me hace eterno....

En cuanto termina de saludarme, sin dejar de reír, pregunta, todavía sin fijarse en mi acompañante, que observa la escena con curiosidad y expectación.

-¿Qué se debe tu visita?

-Simplemente, quería venir a verte.

-¡Cuánto me alegro de eso! ¿O debería de decir "vuestra visita"? ¡¿Porque quién es esta joven tan guapa y alta?!

-Bilbo, te presento a Leliana, una amiga, la conocí en Bree.

El hobbit besa las manos de mi acompañante, que con una sonrisa en la cara, responde con diversión.

-Un placer conocerte Bilbo Bolsón.

-¡Oh! ¡Déjate de formalidades! Odio tener que estar así cada vez que conozco a alguien nuevo. Bueno, pasad, pasad. Estáis en vuestra casa.

Entramos en el acogedor agujero hobbit. Permanecemos callados a la vez que escuchamos a Bilbo y observamos cómo se encarga de nuestras pertenencias.

-¡Os ha dado a todos por visitarme sin avisar! ¡Y eso que no me gustan las visitas inesperadas! Aunque tampoco las esperadas.... Pero bueno, supongo que todo el mundo le gusta mi casa y mi compañía, porque si no, no lo entiendo.

Leliana me coge del brazo y me habla al oído, casi susurrándome.

-Es más alto de lo que yo me pensaba.

-¡La he oído señorita!

Bilbo nos señala que nos sentemos en una mesa cerca de la chimenea, y nos sirve té caliente, con unas pocas pastas, las cuales Leliana engulle a una velocidad increíble.

-Cuéntame Legolas, ¿Por qué estás aquí y no con tu padre?

-Simplemente necesitaba cambiar de aires, eso es todo.

-Bueno, y ¿dónde está tu compañera ahora?

-Lejos...

-¿Cómo de lejos?

-No quiero recordarlo Bilbo, y menos hablar de ello.

-Perdóname por si lo que te voy a decir ahora te molesta Legolas....Pero creo que la razón de que no estés en tu reino es por tu compañera....

Ahora noto como Leliana me mira confundida pero yo no la correspondo, sólo escucho al joven Bilbo.

-Legolas, vi el caballo negro, os vi a los dos....Os vi..."despediros" y sinceramente....No sé a dónde fue ella y creo que no sabré nada de ella nunca más pero te vi a ti....vi como la tocabas, como la abrazabas, como la mirabas....Sólo digo, que no la debiste dejar marchar.

-Bilbo, no quiero hablar más de eso, nunca más.

Bilbo traga saliva y Leliana nos interrumpe a propósito, con su innata alegría, preguntando.

-¿Cuándo va a ser la cena?

-¡¿Todavía ni hemos comido y ya estás preguntando sobre la cena?! Está chica me encanta. Ven, te enseñaré mi despensa y me dices que quieres, pero no toques nada.

Leliana se da la vuelta y me sonríe casi obligada...Yo la respondo con el mismo gesto y me quedo sólo en la cocina...Con mis pensamientos...Quizá Bilbo tuviera razón....No lo sé, no quiero recordar....

Historia de un Destino. (NO TERMINADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora