Capítulo X: La Poción Multijugos

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Nuevamente Hogwarts se encontró casi vacío con la llegada de la navidad y el penetrante invierno. No obstante, el castillo se registraba con mucha menos gente que el año pasado debido al miedo del resto de los estudiantes por los ataques que, supuestamente, Harry y yo habíamos provocado.

Draco y yo les habíamos enviado algunos mensajes de felicitaciones a nuestras familias, anexando nuestros deseos materiales y una que otra noticia.

Eran más de las cuatro de la madrugada y los amigos de mi primo me habían hecho una pequeña celebración a las doce por mi "no-cumpleaños". Yo estaba esperando a que mi rubio platinado favorito se quedara dormido en la Sala Común (que sólo era ocupada por él, sus dos bellas durmientes y yo) para poder revisar la poción multijugos y luego escaparme hacia la torre de Gryffindor y así acompañar a la familia Weasley, Harry y a Hermione.

Mi primo se sentía un poco devastado por no pasar la navidad con sus padres; tanto así que me pidió que me quedara a dormir con él, tal y como lo hacíamos cuando éramos más pequeños y alguno de los dos tenía pesadillas o era regañado por un adulto.

- San Potter el Heredero de Slytherin -rió Draco- , eso es absurdo. Aunque preferiría mil veces que él lo fuera a que tú lo fueras.

- ¿Por qué? -lo miré intrigada mientras subía mis piernas al sofá.

- Es demasiado peligroso, no quisiera que nadie te hiciera daño -bebió de su té, luego casi lo escupe al darse cuenta de lo que acababa de decir.

- Calma, hombre cool, estás conmigo: una chica que conoces de toda tu vida. Somos familia -le sonreí. Él casi hizo lo mismo.

- ¿Podríamos encender la chimenea?

- ¿Qué? -quedé atónita- . ¿Chimenea? ¿Para qué?... Espera, ¿Tenemos chimenea?

- Está justo al frente tuyo -rodó los ojos mientras señalaba la pared que, efectivamente, se encontraba delante mío.

- Bien, bien... Tal vez luego -suspiré- . Amo el frío, déjame disfrutar de mi "cumpleaños".

- Es sólo que... padre no me deja encender la chimenea en navidad, ahora tú tampoco y... Olvídalo, disfruta de tu no cumpleaños -sonrió ladeadamente, camuflando un poco de tristeza en sus ojos. Bufé.

- Eso se llama "manipular".

- ¿El qué? -arrugó la frente. Al parecer no se había dado cuenta de lo que acababa de decirme. No le respondí- . Siempre me ha gustado la navidad, ¿sabes?

- ¿De verdad?

- Sí. Me gusta con pequeñas velas y adornos brillantes, tampoco estaría mal un poquito de calor y luminosidad; no demasiada, con una antorcha es suficiente. Me sentaría a comer pequeños dragones junto a un pastel de cumpleaños contigo, mis tíos, padre y madre, y dormiría en... -se calló gracias a un pequeño bostezo. Sus ojos se aguaron para luego cerrarse de a poco- . Me alegra que volvamos a compartir momentos así, Sirrah. Te extrañé. Creo que eres la única persona en la que realmente confío.

- Te quiero -confesé.

- Y yo a ti -sonreí, no eran muchas las veces en que me respondía directamente.

Draco se sumió en un profundo mundo tras sus párpados. Tal escena me inspiró, sabía qué él no era el Heredero ni mi familia tan cruel como se decía.

Contemplé a los tres chicos que se encontraban desparramados en los sillones de la helada sala con tonalidad verde esmeralda. Me conmovió mi primo, quien se acurrucaba en su asiento; entonces recordé a mi amiga semi-Veela, pensé que ella se divertiría mucho con la escena si no estuviera devuelta en Francia.

Sirrah Black & la Cámara Secreta | SBLAH #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora