— ¡Auch, Sirrah! —gritó Margot en la Sala Común mientras yo desenredaba las ramas secas en su cabello ruloso.
— Delta, por favor, sé más delicada —y, claro está, desenterraba espinas de las manos de Theodore.
— No lo entiendo, ¿se estaban revolcando en un túnel o algo por el estilo? —me percaté de que la rubia fulminó con la mirada al chico, y éste le sonrió de lado, con una mirada perspicaz— . ¿Saben qué? No quiero saberlo.
— ¡Iuh, no! ¡¿En qué diablos estás pensando?! —la semi-Veela me miró con los ojos agrandados. Se veía molesta, pero no dudaba en que perdonaría a Theo en cualquier momento.
— Déjala, no hay nada de malo con lo que está pensando —la abrazó por la cintura mi amigo. Ella se soltó bruscamente. Nott rodó los ojos y fijó su atención en mi brazo— . ¿Aún te duele?
— Sí, pero al menos ya puedo moverlo —sonreí.
Hacía dos días que mi extremidad se había tornado de color morado, así que Harry y Ron prácticamente me arrastraron hasta la enfermería y la señora Pomfrey me tendió una poción curativa.
— Aún se me hace difícil creer que te lo lastimaste cayéndote de las escaleras —entornó sus ojos hacia mí.
— Pero es verdad —afirmé. Y en parte lo era, pues me había caído de las escaleras cuatro días atrás, golpeándome en esa misma zona.
El timbre sonó y nos dispusimos a salir de las mazmorras. Los exámenes estaban a tres días de comenzar (algo que nos tomó de imprevisto a todo el alumnado debido a los recientes acontecimientos) y la profesora McGonagall había anunciado que las mandrágoras ya estaban listas para ser cortadas; éstas se iban a utilizar en una poción que "despertaría" a los petrificados. La noticia bailaba felizmente en mi cabeza, ya quería tener a Hermione entre nosotros.
Los chicos no habían accedido a ir donde Myrtle la Llorona, decían que podíamos esperar hasta el siguiente día y entonces los petrificados nos dirían quién era el heredero o qué los había atacado, pero yo no me sentía cómoda esperando.
— ¡AHHH! —gritó Ron cuando lo jalé de sorpresa a él y a Harry hacia una esquina— ¡No me comas, por favor! —estaba apretando fuertemente sus ojos mientras se encogía en la fría pared.
— ¿Podrías abrir los ojos, Ron? —dije.
El pelirrojo los abrió, más tranquilo.
— Oh, Sirrah. ¡No vuelvas a hacer eso! ¡Estamos siendo acechados por un monstruo y tú me agredes de esa manera!
— Shh —ordenó Harry mientras requisaba el pasillo— . ¿Qué sucede?—me preguntó— . Si nos ven...
— ¿A quién le importa? —interrumpí— . Tenemos que ir a preguntarle a Myrtle, ya mismo —se miraron alarmados.
— Sirrah, yo no...
— No creo que...
— Jóvenes —llamó nuestra atención el profesor Lockhart— . ¿A dónde se dirigen tan solitariamente? —sonrió con arrogancia— . Creen que el peligro ya pasó, ¿no es así?
— Íbamos al aula de Historia de la Magia —mentí con presteza— . Ya sabe, como usted dijo que el heredero ya ha sido atrapado...
— Me sorprende de usted, Black —me sonrió cómplice mientras comenzábamos a caminar— . Es muy cierto. Recuerden mis palabras: lo primero que dirán las bocas de esos pobres petrificados será "Fue Hagrid". Francamente, me asombra que la profesora McGonagall juzgue necesarias todas estas medidas de seguridad.
ESTÁS LEYENDO
Sirrah Black & la Cámara Secreta | SBLAH #2
FanfictionDespués de un primer año de muchas sorpresas, Sirrah Black debe enfrentarse a una verdad sobre sí misma que parece cambiarlo todo. Sin embargo, su don para meterse en problemas la distraerá con una cita con el ministerio, un enfrentamiento con el mi...