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Miércoles, 07 de octubre del 2015

Bruno_7:07am:

¿Ya llegaste al salón?

Bianca_7:09am:

Sip, estoy con Irene

Bruno_7:10am:

Voy en camino

—Esto es raro—habló Bianca viendo la pantalla de su teléfono, Irene la miró con curiosidad.

— ¿Qué cosa? —ella le mostró la conversación.

—Bruno nunca llega tan temprano a clases—comentó—, siempre se retrasa como veinte minutos. ¿Crees que sea por mí? Me escribió para saber si estaba aquí—Irene se encogió de hombros sin saber, Bruno era muy difícil de entender.

—No lo sé, tú eres la que lo conoce. Sabes cómo es—respondió y observó a la puerta notando cómo Bruno entraba por ella.

Saludó a un par de chicos que estaban en los primeros puestos y buscó a Bianca con la mirada. Ella todavía no se había percatado que había llegado por lo que tenía la mirada enfocada en su teléfono leyendo una vez más la conversación que habían tenido ayer por mensajes.

Bruno se acercó a ella y tomó una silla de la mesa que estaba frente a ella, la volteó para sentarse y miró en silencio a Bianca esperando que ella se diese cuenta. Irene golpeó su pierna y ella alzó la mirada frunciendo el ceño, ceño que fue cambiado por unas mejillas sonrojadas al ver que tenía al chico frente a ella.

— ¿Qué haces aquí? —preguntó, era la primera vez que se le acercaba en una clase aparte de literatura.

—Pues aquí estudio, no puedo meterme en otro salón—respondió con diversión, Bianca negó con la cabeza.

—Tú nunca me hablas en clases, sólo en literatura y es por nuestro trabajo juntos.

—Eres mi amiga, tengo derecho a saludarte cuando yo quiera—respondió, Bianca sintió una pequeña presión en su pecho al escucharlo referirse a ella como una amiga—. Además, tengo que hablar contigo.

— ¿Sobre qué? —él fijó su mirada en Irene que, a pesar de no haber hablado desde que llegó, estuvo concentrada escuchándolos.

Irene al darse cuenta de la forma en que él la miraba, comprendió que hacía un mal tercio por lo que debía retirarse por unos minutos de la mesa. Se levantó de la silla, no sin antes quejarse un poco, y caminó hacia la mesa de Gastón, uno de sus tantos compañeros.

— ¿De qué quieres hablar? —preguntó Bianca. Bruno sonrió y apoyó sus manos en la mesa.

—Creo que tengo una teoría de quién es tu chico cliché—habló y bastó esa oración para ponerla nerviosa.

— ¿D-de qué estás hablando? —titubeó.

—Ayer, luego de nuestra larga conversación acerca de tu querido Romeo, llegué a la conclusión de que el chico que te gusta es mi mejor amigo.

— ¿Qué? —frunció el ceño—. ¿Crees que me gusta Alan? ¿Qué te hace pensar eso?

—Es el único chico considerablemente soltero, agradable y cuasi no cliché que conozco—respondió—. Tranquila que no le diré nada.

—No no—respondió rápido—. Él no me gusta, es agradable y ajá pero no me gusta. De verdad no me gusta.

—No hay otra opción que esa. La otra opción sería yo pero eso lo descarté incluso antes de pensarlo.

— ¿Por qué? ¿Por qué no podrías ser tú? —él le sonrió.

—Un rompecorazones no es bueno para ti, chica cliché—respondió—. Estoy tan fuera de tu zona de confort que incluso suena ridícula la posibilidad de que llame tu atención—ella suspiró, si negaba todo él sabría que sí le gusta realmente.

—Créeme cuando te digo que...

— ¡Amor mío! —dijo Alan interrumpiendo en su mesa, saludó a Bruno con un choque de puños y le sonrió a Bianca mientras hacía un saludo con su mano—. ¿Vendrás a mi casa hoy? Es el cumple de Ana, y John quería hacerle una fiesta sorpresa.

—Claro—respondió y miró a Bianca con una sonrisa—. ¿Bianca puede ir también? —ella frunció el ceño.

—Claro, ¿vendrás Bianca? —le preguntó Alan curioso. Ella se encogió de hombros, se había dado cuenta del plan que Bruno seguro había hecho.

—Tengo que ir a la casa de mi abuela después de clases—respondió excusándose. Alan asintió compresivo.

—Ay por favooooor—alargó la O Bruno—. Ven, así pasas más tiempo conmigo—sonrió—, y con Alan.

Ella suspiró, no podía negarse a esa sonrisa. Era débil ante ella.

—Voy a ver si puedo pasar un rato—respondió, Bruno se levantó de la mesa y la sorprendió dándole un abrazo.

— ¡Perfecto! —dijo alegre—. Espero verte hoy entonces—se acercó a darle un beso en la mejilla y se marchó junto a Alan a una de las primeras mesas del salón.

Bianca se quedó mirándolos confundida, no entendía lo que acaba de pasar pero sabía que él había jugado sucio con ella. ¡Quería juntarla con su mejor amigo! Eso era insólito, más cuando ella quería estar con él y no con otra persona.

Irene regresó a su lado y comenzó a platicarle sobre una nueva canción que Kloss iba a sacar para su nuevo álbum, pero ella no le prestó atención. Sus pensamientos estaban dirigidos al moreno que estaba en su salón a tres mesas de distancia.

Suspiró, quizás ella era un cliché, pero era más cliché el hecho de que ella estuviese enamorada de Bruno y todos se diesen cuenta menos él.

ClichéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora