Martes, 10 de noviembre del 2015
Bianca tocó la puerta de la casa de Bruno y una sensación de nervios apareció en su cuerpo, era la misma sensación que había tenido ese día en la madrugada, esa sensación de que iba a ver a Bruno y éste sabía todo lo que ella sentía por él.
Una mujer joven, de unos treinta y tantos años de edad, apareció en la puerta, miró a Bianca con curiosidad y luego le sonrió.
—Tú debes ser Bianca—dijo, ella asintió—. Bruno me comentó que vendrías, él está en su habitación, tiene un poco de fiebre y por eso no ha ido a clases estos dos días—explicó, abrió la puerta un poco más y se echó a un lado—. Pasa linda.
—Gracias—le dijo—. Emm...
—Cierto, te llevo a la puerta—rio—. Por cierto, soy Kenzie, la mamá de la criatura.
Bianca rio.
—Un gusto, Señora Marcormig.
—Mönch—respondió—. Mi apellido de soltera—aclaró—, aunque llámame Kenzie, es mucho más fácil.
Caminó junto a Bianca y la llevó hasta una puerta con un cartel que decía: Bruno vive aquí. Bianca rio por eso y Kenzie tocó la puerta esperando a que su hijo diera el aviso para entrar.
—Estaré en la sala por si ocurre algo—le avisó, Bianca asintió y ella se marchó. Tomó el pomo de la puerta y la abrió.
Lo primero que vio al entrar fue a Bruno en pijamas acostado en la cama mientras veía una película de navidad. Luego su atención se fijó en un poster de Kloss que tenía en la pared detrás de la batería roja.
—Hey, sí viniste—le dijo él, ella volteó a verlo y le sonrió.
— ¿Cómo te sientes? —se acercó a la cama y se sentó a su lado.
—Mejor, creo que sólo fue un resfriado muy fuerte.
—Bueno...—no sabía si debía tocar el tema en ese momento.
—Entonces te gusto—le sonrió, Bianca bajó la mirada y sintió su cuerpo calentarse de los nervios.
—Lo dices con mucha seguridad.
—Eso fue lo que me dijiste, que estabas muerta por mí.
—Eso no fue lo que dije.
—Pero es lo que te hubiese gustado decir—rio, Bianca negó rápido.
—Tú también lo estás por mí—Bruno la miró serio y asintió.
—Nunca dije lo contrario—ella sintió como si todo se hubiese detenido por un pequeño momento.
La mirada de Bruno estaba clavada en ella, y Bianca no hizo ningún movimiento por los siguientes segundos. Su mente sólo estaba enfocada en repetir las últimas palabras que él había dicho, ¿significaba que a él también le gustaba ella?
Bruno hizo una sonrisa cerrada y se acercó un poco más a Bianca.
—Dime desde cuando sabes que me gustas.
—Desde que me escribiste, bueno, lo confirmé cuando lo hiciste—respondió—. Alan siempre me decía que yo gustaba de ti, pero no lo veía como algo realista; no parezco tu tipo, o no creía que podía serlo.
—Lo eres, definitivamente eres mi tipo—Bruno sonrió—. Si sabía todo eso, ¿por qué la fijación en que me gustase Alan?
Bruno suspiró.
—Porque no me gustabas—respondió—, y no quería hacerte daño. Eres de esas chicas bonitas que uno teme romperles el corazón, como te dije, soy el rompecorazones y tú a la que le rompen el corazón. Si te gustaba Alan, yo sería cosa del pasado y no debía rechazarte o algo; todos ganábamos.
—Pero siempre me decías que hablara con el chico que me gustaba...
—Sabía que no lo harías—la interrumpió—. Igual cuando me ofrecía a ayudarte con él, no ibas a decirme nada y yo podía fingir que no sabía.
—O sea que estuve todo este tiempo pensando que tú no sabías nada cuando en realidad lo sabías todo.
—Exacto.
—Me siento como una tonta.
Bruno rio, acercó un poco su cuerpo a ella y acarició su rostro con cuidado, Bianca cerró los ojos sintiendo su tacto en su piel. Había esperado estar en esa situación con Bruno desde que lo vio la primera vez en las audiciones para el equipo de fútbol el primer año que entró a la secundaria.
—No sé si te moleste esto, pero no esperaré a que me mejore para hacerlo.
— ¿Qué cosa? —preguntó, Bruno le sonrió y tomó su rostro para acercarla a él y poder besarla.
Bianca se sorprendió pero no tardó en cerrar los ojos y perderse en el beso, en ese momento no le importaba nada, sólo quería sentirlo cerca. No era sólo él, era todo lo que lo hacía ser quién era; su tacto, su sonrisa, su forma de pensar, el tono con el que hablaba, la manera en que la miraba.
Era todo lo que ella quería y lo que necesitaba. Estaba besando al chico que le gustaba y era la mejor sensación del mundo.
Bruno se separó de ella lentamente y le dio un pequeño beso corto en los labios.
—Tú también me gustas, chica cliché.
..................................................
Para los que están releyendo, este capítulo (o los últimos en general) han sido algo nuevo gg ¿les gusta más así o como estaba antes?
ESTÁS LEYENDO
Cliché
Short Story"Nada pasa del mismo modo dos veces." "Claro que sí, se llama cliché." Pertenece al universo literario de Sunny Ice Obra registrada en Safe Creative bajo el código 1603236966042. Se le prohíbe la copia.