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Sábado, 17 de octubre del 2015

Bianca se encontraba esperando a Alan en una de las mesas frente al cine mientras observaba en la pantalla sobre la taquilla las películas que se encontraban disponibles, estaba nerviosa, no por Alan si no por Bruno; sabía que lo que estaba haciendo era estúpido pero ya no había vuelta atrás.

Lo haría, intentaría poner celoso a Bruno sabiendo muy bien que la que terminaría celosa sería ella. Aunque tenía la esperanza que Alan no hubiese cedido a dejar que estuviera Sierra Harris.

Alan llegó a su lado y la saludó con un beso en la mejilla, y sin dejar que Bianca hablara la paró de la silla y la llevó hasta la fila.

—Normalmente dejaría que la chica escoja la película en una cita, pero esto no es una cita real—explicó—; así que veamos la nueva de Steven Spielberg ¿sí? Llevo meses esperándola.

Está bien—respondió Bianca encogiéndose de hombros.

— ¿Nerviosa por ver a Bruno y a Sierra hoy? —le preguntó molestándola.

Mucho.

—Relájate. Te tengo buenas noticias—se acomodó un poco su suéter—. Digamos que tuve una pequeña disputa con Bruno y accedió a no traer a Sierra.

¿Irá solo?

—No, llevará a Nina—Bianca lo miró—. No le interesa, es su vecina y se conocen desde hace un montón; son súper amigos—explicó—. No te pongas celosa ni nada—rió, Bianca asintió y suspiró relajada. Ya no se preocuparía de verse celosa y podría enfocarse en ponerlo celoso a él.

Cuando salieron de ver la película, caminaron hasta los bolos que se encontraba muy cerca del cine. Al entrar, Bianca logró ver a Bruno quien estaba sentado en una de las mesas cerca de la pista con Nina; se acercaron a ellos.

—Al fin llegan—dijo Bruno parándose para saludar a ambos chicos—. Bueno, ya conoces a Nina—señaló a la morena que ya se encontraba parada a su lado.

—Que bien que llegan—habló animada—. Bruno y yo hablamos de hacer un torneo de bolos y el que pierda paga las bebidas.

—Y que hagan la tarea de historia del otro—dijo Alan, Nina se rió y tomó su mano aceptando—. Iré a hablar con un empleado para que nos inicie la partida.

—Mientras, vamos a sentarnos un rato—sugirió Bianca. Alan se alejó y Bruno aprovechó el momento para hablar.

—Entonces Bianca....—sonrió—. ¿Se besaron?

Nina se rió por el comentario.

Te dije que no iba a pasar.

¿Ni siquiera un beso pequeño? —hizo un puchero.

Nada.

¿Entonces que rayos hicieron en el cine? ¿Ver la película?

— ¿Es lo obvio no? —Bruno rodó los ojos.

¡No, si vas al cine con una pareja lo que menos debes hacer es ver la película!—exclamó, Bianca lo miró molesta y Nina sólo veía la pequeña discusión que tenían.

—Miren, están cantando Karaoke, ¿no les interesa?—preguntó Nina intentando parar la discusión.

— ¡Ese eres tú que te la pasas besando a cualquier chica en el cine y hacer quien sabe qué con ellas!—dijo Bianca sin darle importancia de lo que la morena había dicho

—Deberías también dar tú ese paso, porque si no te piensas confesar al menos disfruta con otro chico.

—No soy ninguna fácil.

—Le darán un premio al ganador—siguió la morena

— ¡Y yo no estoy diciendo que lo eres! Espera, ¿qué premio?—quitó la mirada de Bianca y se enfocó en Nina. Ella le sonrió y señaló un cartel que estaba detrás de él.

—El dinero recolectado—respondió Nina.

Bruno volteó a verlo y regresó rápido su atención a Bianca.

¡Bianca, canta en el karaoke para que ganemos!—dijo olvidando la pequeña discusión que habían tenido hace unos segundos.

—Si canto ocurrirá un terremoto—se cruzó de brazos.

—No creo que eso sea posible—dijo Alan llegando con varios pares de zapatos y una empleada al lado—. Les traje los zapatos, creo que son de sus tallas.

—Entonces comencemos la partida—sonrió Bruno.

Y así pasaron los cuatro chicos la tarde, el juego acabó y Alan fue el ganador, seguido por ambas chicas lo que lleva a un Bruno molesto pagando las bebidas y teniendo la responsabilidad de hacer las tareas para el profesor Martínez.

Al final de la tarde, Bianca logró cantar en el concurso pero otro chico se llevó el premio sin embargo no les importó porque pasaron un buen rato riendo y mirando como los demás participantes lo hacían.

El único problema, o al menos para la Bianca, fue que no logró poner celoso al chico que tanto le gustaba Pero quien sabe, tal vez para la próxima si podría funcionar.

O quizás no.

ClichéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora