Capítulo II:

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Alec:

Así que me presentare antes de adentrarnos aquí. Soy Alex Donovan, estrella y capitán del equipo de Lacrosse del instituto Merioth Saint Joseph, alumno impecable aunque ligeramente bromista y algo problemático, naturalmente soy popular, además de ser un imán para las chicas. Me encantaban las chicas, ¿a qué adolescente normal no? Hasta que me interese en sólo una y ya no quise ser imán de nadie más salvo ella...

—Señor Donovan, el director Loivisse le espera en su oficina—. La voz de Claire, la secretaria me alerta mientras dormitaba en la silla de espera. Es algo normal para ella verme por aquí, digamos que la visito con frecuencia. Me levanto para ir a la oficina del Loivisse, supongo que ya estamos más allá de las formalidades.

—Muchas gracias, hermosa Claire—. Ella agita su mano en el aire al escucharme lo hace como si alejara un bicho horrible de ella. Me río mientras me alejo de su escritorio, es gracioso verla despreciarme desde que es una señora de 50 años. Abro la puerta de la oficina y entro a ver que me espera en la detención.

—Mi estimado Loivisse, ¿cómo le va?—. Entro en su oficina con mi usual pavoneo. Tomando asiento mientras me pongo cómodo. Como dije ya muy lejos de las formalidades.

—Hemos hablado de esto, Alec. Es Director Loivisse-. Suspira agotado de mi. Supongo que hago su día ligeramente más pesado de lo que debería—. Pero bueno ya que lo pregunta estoy bien, no me atrevería a preguntarle a usted ya que no me interesa ahora mismo. Sólo terminemos con esto.

—Muy bien, al fin estamos de acuerdo en algo, Loivisse. Aunque sabe no creo en las formalidades ya que usted se ha referido a mi como Alec y no Señor Donovan así que estoy haciendo uso de mi derecho de tutearlo ahora—. Le doy mi sonrisa de listillo mientras cruzó mis brazos sobre mi pecho.

—Como sea, Donovan. Aquí dice que el Profesor Cartney pidió detención para usted por golpear a su compañero Marcus Wilde en la cara durante la clase que se impartia en ese momento. ¿Algo que decir en su defensa?—. Ah, el buen idiota de Marcus, se sintió bien darle ese golpe; el sonido de su nariz rompiéndose, sip, mágico. Un carraspeo me distrae y observo a Loivisse con una ceja levantada esperando mi respuesta.

—Sí, golpee a Wilde pero fue en defensa de otra persona, una chica en realidad, él estaba decididamente intimidándola para que hiciera sus deberes, la chica estaba asustada como el infierno y ya que ni el mismo profesor Cartney detenía la situación, decidí tomarlo en mis manos—. Me encojo de hombros sin sentir culpa alguna. Al contrario de lo que se pensaban sobre los populares yo era un buen tipo, no me gustaba abusar de la influencia que tenía. Wilde era otra historia, él amenazaba e intimidaba para obtener lo que quería, en mi opinión él es una mierda. Una mierda de la que tenemos cuidado ahora, se dice que está en mierda peligrosa.

—Entiendo, notificaré de esto al señor Cartney. ¿Cuál es el nombre de la chica? Quiero ser capaz de corroborar lo que usted está diciendo, está no es la primera vez que pasa algo así con Marcus Wilde—. Se frota la mano por la cabeza, lo entiendo debe ser frustrante lidiar todos los días con adolescentes hormonales—. Pero sabe que no puedo dejarlo marchar sin ninguna sanción ya que no era la manera de afrontar la situación.

—Lo entiendo. La chica es Sasha Greyson—. Asiento serio, bromas a parte sé que no estuvo bien pero fue lo único sentí que podía hacer.

—Bien. Te daría detención por cuatro días pero me temo que ya esta llena, además del hecho de que esta es su cuarta visita a mi oficina en un mes, me gustaría que ayudaras en la biblioteca escolar de la señora Brennett.

No tengo nada contra la biblioteca ni algo por el estilo pero para mi, simplemente es un no-no, ya sabes por el estatus y esas cosas. No quiero ser el hazmerreír del instituto.

—Cuatro días, ¿cierto?—. Bien, puedo entrar y salir sin ser visto. Esto no afectará mi flujo de chicas ni popularidad.—¿Qué debo hacer exactamente ahí?

—Cuatro días solamente, va a ir a limpiar y ayudar a la señora Brennett en la biblioteca con lo que sea que ella le pida. Es simple—. Fácil para él decirlo sino tiene presión social sobre ese tipo de lugares.

Sólo tenía que cuidar la vista de mi persona por este lugar, sería fácil. No hay de que preocuparse.

Tú Camino Coincide Con El Mío.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora