Alec.

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P.O.V. Alec Donovan.

Luego de haber besado a Ann y correr como un desquiciado mental por la acera mi ritmo y adrenalina bajan hasta que me agacho y me apoyo en mis rodillas con la sonrisa más come mierda del mundo, cuando una carcajada brota desde el centro de mi garganta.

La felicidad es palpable en mis risas a media calle.

Demonios no entro en mi mismo de la emoción.

Me enderezo y camino hasta mi casa con las manos en los bolsillos sonriendo nuevamente.

En el porche de mi casa esta un Theo pateando las piedritas de la grava con concentración.

Hey.— saludo al llegar hasta él.

—Hola, hombre.— saluda con un asentimiento de cabeza.

—¿Qué pasa?— le pregunto sentandome a su lado en el porche.

Mad se entero de lo de las notas y la supuesta mentira. Me pregunto si yo sabía algo. Hombre no puedo mentirle. Le dije que lo sabía. Me llamó ser despreciable y me dijo que si tu eras dañino que de seguro yo era igual además de que dijo que eras despreciable y salí en tu defensa. Más se enojó y me gritó por defenderte. Terminó mal ella me dijo que si podías hacerle eso a Ann que realmente no podía estar conmigo.— un suspiro tembloroso sale de su boca con agonía—. Le intenté explicar y ella me corto y se largo.— lo volteo a ver sintiendome  completamente culpable. Destrui su relación con Maddison.

—Lo siento mucho, Theo. No debía salir en mi defensa.— ambos miramos al frente absortos en nuestros pensamientos—. Si hay algo que pueda hacer, hazmelo saber.

—Nada por el momento. — su mirada se despeja de la grava y la levanta hacia mi—. ¿Bien? ¿Me diras o debo sacartelo con cuchara?

—Siento esto malditamente incorrecto. — niego con la cabeza para dar énfasis.

—Y una mierda. ¿Qué pasó? No me hagas preguntarlo de nuevo.

—Lo usual ya sabes bese a Ann y le dije que la amaba. Sólo me arrastre por ella algo que me pasa todos los dias debo añadir.— me diatraba suena sin importancia, miro de reojo a Theo y asiento en silencio.

Nos quedamos ahí unos segundos en silencio..

3… 2… 1…

—¡¿Qué?!— su estallido me provoca risa incontrolable. Jesús jodido Cristo aveces están lento.

—Eso que oiste ahí.— me encojo de hombros.

—Eso es un infierno. ¿Te pateo las pelotas?— hay emoción en su voz a la espera de lo detalles jugosos.

—Jesús, Theo. A veces eres tan chismoso. ¿Donde dejaste tu tarjeta de hombre?— le pregunto con una mirada sucia.

—Cualquier chica golpeando tus tuercas es música para mis oídos.— se encoje de hombros. Marica.

—La bese y hui. — tan patético como suena fue emocionante.

—A continuación repito y cito: ¿Donde carajo dejaste tu tarjeta de hombre, Alec? — se burla con un ceja alzada. Imbécil.

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⏰ Última actualización: Sep 01, 2016 ⏰

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