1.- El dios de los chacales lindos

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4 años después de la guerra contra la gran serpiente Apofis, la casa de Brooklyn tanto como los nomos y magos en general, habían estado muy tranquilos, viviendo su vida tal y como debería ser. La magia de la senda de los dioses fue restaurada y ahora todo estaba en paz.

En la casa de Brooklyn, Sadie y Cater seguían albergando y enseñando a magos jóvenes, mientras que el nomo primero seguía siendo dirigido por Amos, el tío de los chicos. Desde que se había permitido seguir la senda de los dioses, muchos niños desde pequeños eran entrenados y debían de decidirse porque senda seguir.

Había muchos dioses en el mundo egipcio, cualquiera podía confundirse o no estar seguro de que dios exactamente quería seguir, este era el caso de la pequeña _____, una niña de cabello negro, tez blanca y ojos celestes que, con sus cortos 10 años, era entrenada en el nomo primero junto a muchos niños de su edad o mayores, todos ellos ya siguiendo la senda de algún dios.

Sin embargo, ella aun no podía decidirse, no sabía si su personalidad podía complementarse con la de algún dios, cada día revisaba los libros leyendo cada historia de cada dios, pero no había logrado decidirse aun.

Era una tarde como cualquier otra en el nomo primero, los niños salían a su receso luego de practicar magia toda la mañana, _____ había tomado un libro de una de la biblioteca antes de salir, realmente había perdido la cuenta de cuantos libros había tomado en los meses anteriores, pero ninguno le había convencido lo suficiente como para decidirse cuál senda seguir.

Como es típico en los niños, algunos suelen ser un tanto molestosos, incluso hirientes, y como ahora seguir la senda de un dios era importante para ellos, contantemente discutían de que dios era mejor que otro, imaginen lo que dirían de alguien que aún no se decidía por ningún dios.

Cuando ______ entro en el patio de descanso con el libro en brazos, dos niños 2 años mayores que ella, se acercaron a mirar.

Xxx: Mira eso Mark, es _______, y trae otro libro – dijo con burla

Mark: Que pasa, enana. ¿Ningún dios te ha escogido?

Tu: Somos nosotros quien debemos decidir que senda seguir – dijo tratando se alejarlos

Mark: Pero si tú ni si quiera sabes que quieres, verdad, Tom? – dijo viendo a su amigo

Tom: Exacto, ¿qué clase de maga aún no tiene a un dios patrón?, a lo mejor ninguno quiere que seas su discípula, después de todo, el combate se te da muy mal – dijo viéndole maliciosamente

Tu: Pues me alegro de no ser buena en combate, porque si no sería una idiota como ustedes dos – dijo frunciendo el ceño

Tom: A quien le llamas idiota, ¿idiota? – dijo molesto

Tu: Solo váyanse a otro lado, no es de su incumbencia si sigo una senda o no – dijo tratando de permanecer firme

Mark: No eres buena en nada, porque no encuentras relación con ningún dios– dijo empujándola

Al ser mayores que ella, eran más altos, así que consiguieron que cayera al suelo haciéndoles hizo reír. Muchos niños alrededor notaron el suceso y se unieron a las risas, después de todo, ser la única que aún no se decidía por una senda era divertido para ellos.

La niña trató de no llorar, no iba a dejar que la vieran de esa forma, intentó levantarse enojada por lo que hicieron y uno de los chicos estaba a punto de volverla a empujar, pero entonces algo extraño paso.

Un gruñido se escuchó detrás de los dos niños, quienes se apartaron rápidamente, asustados, dejando ver la figura de un gran perro negro, un chacal para ser exactos. El animal se puso rápidamente frente a la niña y les ladró al resto de los niños, solo para intimidarlos.

El secreto de Anubis (Anubis y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora