Otro día más.
Otra desilusión más.
Con mi café matutino y periódico en mano.
Escuché a la campanilla,
Avisándome que ya venías.
Y ahí estabas tú.
Hermosa como la verdadera flor.
Pero sigilosa como un avestruz.
¿Qué sucedía?
Estabas completamente de negro.
Y tú te caracterizas por la alegría y el color.
Tu cabello despeinado y lentes oscuros apartaban a mis ojos seguir observando tal obra maestra.
Tras cruzar la puerta, él nuevamente estaba ahí.
Y lo comprendí.
Estabas asustada.
De él.
Y yo no podía hacer nada.
Porque no eramos nada.
ESTÁS LEYENDO
El amor en tiempos de Cafetería
Random«Una taza. Una historia ». . . . . . . . . Coffe, El amor en tiempos de Cafetería©. Todos los derechos reservados. Portada hecha por @obitomai