Fin {1}.

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¿Cuánto tiempo había ya pasado?

No lo sé.

Desde aquella fría tarde de invierno que no veía tu sonrisa, que no veía tus ojos brillar de la emoción cuando hablabas de algún libro.

O el color carmesí que recorría traviesos tus mejillas al verme.

De todas maneras, contigo había aprendido algo:

A apreciar los momentos.

Todo el pequeño, pero gran tiempo que hemos caminados juntos, me sirvió para darme cuenta que éste es mi tiempo.

Este es mi tiempo, y debo aprender a saborearlo de manera única.

A no buscar respuestas a todo, cuando sé que la vida misma con sus hechos me responderá.

Todo en la vida tiene sentido.

Todo en la vida es infinito.

Y el tiempo también lo es, Dulce Áster.

Pero como el mundo es pequeño y a la vez tan inmenso, estoy seguro que te volveré a ver.

Te volveré a ver para decirte gracias.

Y para no volver a soltarte.





{Fin de la primera parte. Lo continuaré acá, en este mismo libro}.

El amor en tiempos de  CafeteríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora