NARRA DANIELA:
Nicolás, Niko para los amigos. Así es como se llama el chico tan majo que me había traído hasta aquí. Arranco su moto y se fue, yo cerré el portal y me adentre en el pasillo, bastante extenso. Al final de pasillo estaba el ascensor, junto al bajo A y en frente suya, el bajo B. En ese instante me di cuenta de que no sabía en qué piso vivía mi prima, así que fui a mirar los buzones. Había nombres realmente raros y extraños, Eulalia Gómez, Paquita Pérez, Fulgencio Palacios... Después de leer unos 20 nombres, tocaba el piso 6 A. Fernando Montero García, Susanna De Luca Ferrero y Raquel Montero De Luca. Esa era. Fernando era el nombre de mi tío. Me acuerdo bien, ya que mi padre y el tienen una pequeña empresa de limpieza. Susanna es mi tía, eso era obvio. No era la única que tenía nombre italiano en el bloque, ya que había una que se llamaba Paola, pero mi tía tiene mi primer apellido, mi apellido paterno, De Luca. Sin más dilación, me subí en el ascensor y pulse el botón que marcaba el numero 6. El ascensor empezó a subir. Mientras subía, mire la hora. Eran el siete menos cuarto. Me mire en el espejo del ascensor. Me lleve las manos a la cabeza, en ese instante me di cuenta de algo:
- ¡Mi sombrero! - Dije con un tono alto
Me quede pensativa, era mi sombrero favorito y lo más seguro es que no lo vuelva a ver nunca. Mi bonito sombrero ahora mismo estará en el maletero de ese niñato que lo más seguro es que me haya traído hasta aquí solo para quedarse con mi sombrero y venderlo, ya que es un sombrero bastante caro y seguro que se llevara unos cuantos billetes de 50 euros que seguro utilizara para pagarse su próxima fiesta. Segundos después, el ascensor sonó. Una voz robótica aviso de que ya está en el sexto piso. Nerviosa, pero a la vez contenta por haber llegado al fin a casa, resople y llame al timbre. Me hizo gracia la melodía del timbre, era algo así como la campana de una vaca que vive feliz en el campo. Segundos después, una mujer de unos 35 años, rubia de ojos verdes, al igual que yo. Con unas caderas bien marcadas. Llevaba un delantal de cuadros azules y blancos.
- ¡Daniela! - Dijo mientras me daba un gran abrazo - Quella gioia di vederti que (Que alegría de verte por aquí) - Añadió
Mi tía es una mujer muy cariñosa. Me recuerda mucho a mí, físicamente. Realmente es una mujer muy guapa, ojala yo con su edad sea igual de bella que ella.
- Igualmente tía - Dije en español, ya que creo que ella no sabe que se español perfectamente.
- Pasa, pasa - Dijo muy ilusionada de verme - Estoy haciendo la cena. Hay canelones - Añadió - Al final del pasillo están tus cosas, llegaron hace ya más de una hora. Tu habitación será la de al lado del baño.
- Vale - Dije dándola un fuerte beso en la mejilla.
Cuando ya me iba hacia mi habitación, escuche que me dijo:
- Questi molto bella (Estas muy guapa) - Dijo
Al oír esas palabras de mi tía, sonreí. Mi tía lleva unos 15 años en Madrid, pero aun así, sigue teniendo un italiano perfecto. Mi tía se vino a vivir a España cuando conoció a mi tío Fernando. Mi tío Fernando fue con 18 años a Roma de viaje de finales de curso. Uno de sus últimos días en Roma, fue a una discoteca muy conocida de la noche romana, donde mi tía, con 16 años, fue a esa fiesta con un par de amigas. Mi tía fue al baño y según me conto mi padre, se chocaron al salir del baño y mi tío se disculpó. Después, mi tía se lo conto a sus amigas y ellas al ver lo guapo que era mi tío (Moreno, ojos azules, bastante fuerte...) la obligaron a ir a bailar con él. Esa misma noche, los dos se enamoraron y al final terminaron juntos aquí, en Madrid.
Vi como mis dos maletas estaban apoyadas en la puerta de la habitación de mi prima Raquel, que al parecer, no estaba. Coja las dos maletas y me las lleve hacia la que iba a ser mi habitación durante unos dos años. La habitación era grande. Tenía las paredes pintadas de azul cian. Había dos grandes armarios, uno en cada extremo de la enorme cama. Al lado de un armario había un bonito espejo. En la otra parte de la habitación había un escritorio con un ordenador Apple y un flexo, en general la habitación era genial, me encanto. Fui hacia la cocina para decirle a mi tía lo mucho que me gustaba mi habitación:
- Me encanta mi habitación, es genial - Dije
- Me alegro que te guste - Dijo con esa voz tan dulce que tiene
- Bueno, voy a colocar mis cosas - Dije, aunque rápidamente mi tía me interrumpió
- No no, tú te quedas aquí. Ya tendrás tiempo de colocar las cosas
Me encanta la felicidad de mi tía, además de eso, me gusta, ya que me la trasmite a mí también. Hace un par de horas estaba resentida porque estaba perdida en pleno centro de Madrid y en cambio ahora, gracias a mi tía me siento bien. Me pregunte donde estarían mi tío y mi prima así que decidí preguntar:
- ¿Dónde están el tío y la prima? - Pregunte
- Tu tío está trabajando y tu prima estará con sus amigas o a saber si es con su "amigo" - Dijo mientras hacía con las manos el gesto de comillas al decir la palabra amigo.
Se me escaparon un par de carcajadas algo que hizo que ella también se le escaparan.
- Sabes que Daniela - Dijo mientras sacaba del horno una bandeja con canelones - Me recuerdas a mí de joven, tan guapa... Yo te digo que si nos ven por la calle, obviamente, la gente pensara que somos madre e hija.
- Si tía, yo también lo pensaría - Dije
Después de una larga charla con mi tía, oímos como alguien abría la puerta. La puerta se abrió y una voz no demasiado grave, dijo:
- Buenas - Dijo mi tío
Al entrar a la cocina se dio cuenta de que ya estaba aquí, así que rápidamente me dijo:
- Ciao, Daniela (Hola Daniela) - Dijo con un italiano muy gracioso
- Sabe español cariño - Dijo mi tía mientras se acercó a él para darle un tierno beso en los labios.
A decir verdad, sí que se español, no demasiado, pero se lo básico y lo que se necesita para vivir aquí dos años. Mi padre fue el que me enseño a hablar español, ya que ha estado mucho tiempo allí y él sabe perfectamente hablarlo, ni siquiera le sale le acento italiano, cosa que a mí me pasa a cada rato, pero como me ha dicho mi tía anteriormente, ese acento español con mezcla italiana me hace más sexy, ya que a los chicos españoles les gustamos mucho las italianas, si no dice que se lo pregunte a mi tío dijo mientras reía felizmente de estar hablando conmigo.
Después de hablar con mi tío decidí irme a colocar las cosas. Así que abrí las maletas y empezó a colocar mi ropa. Por un lado, en el armario que tenía el espejo, coloque todo lo de Hollister, lo que más me pongo y en el otro puse algunos abrigos y mi ropa interior. En uno de los cajones del escritorio, metí mi caja con mis pulseras, collares... En otro de los cajones deje mis libros y cuadernos y mi estuche lo deje encima del escritorio. Las maletas las metí en uno de los armarios, ya que sobraba sitio. En mi mochila de clase, metí algunas cosas para decorar un poco lo que era la pared de mi nueva habitación. Coloque un par de posters de One Direction encima de la cama. Luego en la pared del escritorio puse un corcho con fotos. Por ultimo coloque un par de peluches en las repisas de encima de la cama. Mi habitación había quedado genial, era tan perfecta. Me tumbe en la cama, estaba demasiado cansada, mire el móvil y nada nuevo. Ni una llamada de mis padres ni nada. Coja mis casco y me puse a escuchar a Ed Sheeran. Estaba escuchando Kiss Me cuando de repente alguien abre mi puerta.
ESTÁS LEYENDO
Mucho Es Poco
RomantizmDaniela es una joven chica proveniente de un pueblo Italiano. Debido a algunos problemas académicos, sus padres deciden trasladarla a Madrid, ciudad en donde viven sus tíos y su prima Raquel. Nuestra protagonista, muy descontenta con la decisión de...