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Al salir nuevamente del Café. Puso marcha a su casa, como de costumbre.

Al pasar por aquella banca , el hombre de las gafas negras estaba ahí. Pero ésta vez, estaba con el rostro agachado. Se veía triste, o parecía, no estaba muy segura.

Al llegar a la banca se detuvo.

- ¿Se siente bien? -

Él hombre sonrió. Pero no de esas sonrisas amables contagiosas no...era una sonrisa falsa, sarcástica, como si le hubieran dicho algo que no quería escuchar.

- En realidad sí, estoy de maravilla ¿te importa? -

Su frialdad hizo que Alana se sintiera peor de lo que ya estaba. Ella solo trataba de ser amable y saber si él se encontraba en condiciones estables.

- Lo siento... -

...

Cala cthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora