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Y ahí estaba otra vez. Leyendo ese nombre en aquella lápida. Odiaba esto. Odiaba tener que visitar a alguien, y no realmente pasar tiempo con él. Las visitas son para estar juntos, no lamentarse por la marcha del otro. No era justo. La muerte era injusta.






En silencio, miró a los lados. El sol brillaba más que nunca, pero eso no alegraba su estado de humor. A lo lejos podía ver como algunas personas colocaban flores encima de las lápidas. Pero ellos tenían sonrisas en sus caras, y Alana pensaba porque ella no podía hacer lo mismo. Si, eso estaría genial. "Oh toma Lucas, una flor para ti. No te mereces ni un mínimo de pena pero, toma...es para ti"  Pensar así la enfermaba, pero sinceramente era lo que estaba en su mente, y lo que tienes ahí es difícil sacarlo. En especial cuando pierdes a alguien que amas.






A pasado un tiempo ya desde lo ocurrido. A pasado un tiempo ya desde que a Calum lo tuvieron que medicar para su dolor de cabeza constante. Y también desde que el jefe de Alana no perdonó el hecho de que ella dejara el local sin nadie a cargo y abierto. Ella trató de explicarle pero aún así no consiguió quedarse con su trabajo. Ahora tenía que encontrar otro trabajo, pero ahora estaba muy ocupada pensando en visitarlo constantemente.

Y ahí se quedaba quieta. Pensando en Lucas...su única luz que no fue apagada, sino explotada. Como cuando una bombilla estalla al entrar en mucho calor. Así fue Lucas. Una bombilla que acababa de estallar.

Por otro lado, pensaba cuanto tiempo más estaría ahí. Quería visitar a Calum y tenía que ser a tiempo, no quería ser sacada del cuarto por llegar tarde a las horas de visita. No otra vez.

Con cansancio buscó su celular en el bolsillo de su chaqueta, y miró la hora. Todavía quedaba tiempo, pero quería irse de ahí. Él podría estar muerto pero para Alana él seguía molestándola. Y eso le dolía porque ella quisiera que fuera así en la vida real.

Cala cthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora