Capítulo 2

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Todo dentro de mi daba vueltas y más vueltas, intente sentarme pero de nuevo sentí un mareo y me caí sobre un colchón, creo; intente moverme pero ahora un brazo era el que me impedía levantarme, unas horrible arcadas se instalaron en mi garganta.

Me levante empujando a eso que me impedía moverme, corrí como loca abriendo una puerta, pero no era la que buscaba, abrí otra y era un armario, sentí que vomitaría en cualquier momento. Unas manos me movieron hasta un baño y me dejaron regresar todo.

Mientras vomitaba todo lo que tenia en mi sistema lagrimas bajan por mi rostro y mi cuerpo se convulsionaba y temblaba de frío, me siento como la mierda, al poco rato siento una manta cubrir mi cuerpo, que ahora esta hecho bolita en el piso.

- Luna, venga, ayúdame a levantarte. - me intento parar pero nuevamente me mareo y termino vomitando de nuevo, al poco rato siento como me acomodan sobre otro cuerpo y me acurruco a esa suave fuente de calor. - Princesa, te llevaré a la cama.

Es lo último que escucho antes de caer de nuevo en la inconsciencia, no se donde diablos estoy, pero creo que estoy en un lugar seguro, o eso quiero creer, esa voz es muy familiar.

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Despierto sintiéndome más tranquila y más normal, supongo que expulsar todo de tu cuerpo si sirve de algo, al menos eso pasa ahora, así que por el momento lo disfrutaré mucho, demasiado. Un delicioso olor llega a mis fosas nasales y abro los ojos.

Me encuentro en una habitación diferente, muy ordenada y a la vez no, paredes blancas, muebles negros y techo azul oscuro, lamparas modernas y una hermosa pantalla de plasma frente a la gran cama de dos plazas.

Me levanto y descubro que estoy en bragas con una polera muy grande, me llega a la mitad del muslo un poco más arriba; el olor se hace más fuerte y camino hasta la puerta que parece la salida, sigo caminando y doy con un pasillo.

Al fonde de este esta la sala de estar, la recepción y la cocina, veo a alguien moverse dentro y veo como camina un chico sin camisa esta cocinando algo que huele delicioso a mi parecer.

- Mmmm, ¿Hola? - murmuro algo apenada, pues estoy segura que es el chico que me vio vomitar como loca. Se gira un poco y veo esos bellos ojos, su cabello, su sonrisa y sus labios. - Eina... t-u... yo, bueno...

- Vamos, deja todo eso de lado y ven, vamos a desayunar, muero de hambre tu que tu también. - me dice con una sonrisa de lado. Me mira mientras me siento en un taburete de la 'pequeña isla en la cocina. - ¿Como te encuentras?

- Amm, considerando la vergüenza que pase hace un rato, supongo que bien... - murmuro con la vista en mis manos. - Gracias, por... por salvarme y por... cuidar de mi anoche. - murmuro con un poco de lagrimas, me levanta el rostro y lo acuna, limpiando mis lagrimas.

- Shh, no pasa nada, todo esta bien. Ahora estas a salvo, ¿de acuerdo? - asiento levemente cuando respiro un poco pesado. - Ahora solo vamos a pasarnos un día especial, ¿quieres quedarte conmigo el fin de semana? - me pregunta con una brillo de alegría en sus ojos.

- Si, sería muy lindo volver a estar contigo. -  digo con las mejillas un poco rojas, seguramente parezco una luz roja. Sin previo aviso Eina junta sus labios con los míos de forma dulce y calmada, como si lo fuera a golpear.

Continuo con el beso, no se separa de mi ni un solo minuto hasta que es sumamente necesario que tome aire y aún así muerde mi labio inferior, evitando que nos separemos definitivamente, por instinto uno nuestras frentes y sonrió como idiota.

- No sabes cuanto tiempo quise hacer eso... - murmura con la voz cargada de emoción y un poco mas grave de lo normal. - Ven, vamos a que te pongas unos pants míos, para llevarte a tu apartamento y que puedas vestirte. - me dice mientras me lleva de la mano a su habitación.

Una vez dentro él desaparece en la ducha y yo me siento en la gran cama a esperarlo, camino tranquilamente buscando que hacer y me encuentro  con una foto mía junto a Eina, esa fue la última vez que lo vi, hace 5 años. 

Mis ojos se llenan un poco de lagrimas, cuatro años antes de eso mi padre comenzó a golpear a mi madre y a mi, apenas un año atrás mi madre quedo en coma y mi padre desapareció, la madre de mi mejor amiga murió hace tres años y las dos estamos solas. 

- Eh, tranquila. Venga no llores más, hermosa. - me dice Eina tomando mi cintura, toco mi mejilla y esta llena de lagrimas, intento sonreír, pero esos ojos, esos malditos ojos, me hacen llorar un poco más fuerte. - Vamos, deja de llorar, por favor, no me gusta verte así... 

Lloro aún más fuerte recordando los momentos donde era feliz, me sujeta entre sus fuertes brazos y me siento un poco más tranquila, comienzo a respirar un poco más normal y alzo mis ojos para encontrarme con la mirada preocupada y triste de Eina.

- Gra-gracias... - murmuro un poco más tranquila, me sonríe de forma tranquila. 

- No hay nada que decir, princesa. Venga debo cambiarme, ahora mismo te llevo a que te cambies. 

Después de unos momentos nos vamos a mi apartamento y nos encontramos a mi querida amiga con una sonrisa enorme en los labios, me asusta un poco esa sonrisa, pero cuando me adentro más veo a un Mike vestido y con unas flores.

- No quiero saber, después hablamos, ahora necesito una ducha caliente y ropa de mi tamaño. - le digo y camino hasta mi habitación, escucho a todos hablar y después nada.

Me ducho y me cambio, me decido por unos tejanos negros, una polera negra de hombro caído con la palabra "Hunter" en letras negras con un pequeño corazón, lo se algo rara, pero es muy linda; mis Converse negras y mis lentes de sol. 

Me pongo un poco de mascara de pestañas, delineador y brillo de labios,  me seco el cabello y lo intento acomodar pero hoy esta más desastroso y esponjado que nunca, creo que no podré con él. Solo ganas esta batalla, maldito cabello, la próxima será mía. 

Lo ato en una coleta y mi pequeño flequillo cae cerca de mi ojo, con calma tomo una chaqueta negra y un bolso de mano pequeño, dentro meto mi teléfono, llaves, dinero y mis audífonos. Salgo tranquilamente de mi habitación y camino hasta la sala, donde están todos sentados. 

- Listo, ¿que haremos hoy? - pregunto a nadie en especial, pero Eina sonríe y se levanta. Se acerca hasta estar frente a mi, alzo mi cara pues es muy grande, apenas le llego al pecho. 

- Tu y yo iremos a comer y después al parque de diversiones. - se acerca más y toma mi rostro entre sus manos, me da un corto beso y mis mejillas se tornan más que rojas. - Dormirás en mi apartamento y mañana iremos a ver una película y te prepare la cena. 

Digamos que mi fin de semana se paso de forma rápida y hermosa, algo que nunca en mi vida creí posible después de todo lo que me hizo el desgraciado de mi padre. Me divertí en exceso y disfrute de mi mejor amigo y amor de mi vida. 










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