Fiesta, Alcohol y Sexo.
Mala idea...
¿Que pasa cuando conoces la verdadera personalidad de quien creías conocer?
Descubre la historia de Luna y Emma...
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Al despertarme me sentía algo incomoda, verdaderamente incomoda, me dolía justo ahí, en ese lugar donde jamas en la maldita vida me ha dolido hasta ahora, que siento que me partieron por la mitad. Diablos, no creí que doliera tanto.
Veo a mi alrededor y recuerdo la noche pasada, sonrió como idiota por eso y miro a mi lado derecho, donde Eina descansa con una manos sobre mi cintura y otra tomando mi muslo, es todo un pervertido hasta cuando duerme.
Con cuidado me muevo hasta poder estar libre, busca algo y le doy una almohada, se queda dormido de nuevo; con sigilo busco su camisa por todos lados. Aparece maldita camisa, aquí estas, oh tu no. Camino a su armario y saco una polera.
Voy al baño y e el camino encuentro mis bragas, que estaban en la lampara de noche, eso es raro, muy raro. Entro y hago mis necesidades y lavo mis dientes, ¿con que? Tome el cepillo de Eina, regreso a la habitación, ya más decente.
Al salir busco mi bolso por todos lados y descubro que esta en el sofá, saco mi iPod y los audífonos, ¡listo! Camino a la cocina para preparar un delicioso desayuno, unos ricos pumcakes de vainilla y nutella, espero tarde en despertar.
Comienzo a hacer la mezcla, que por cierto aun no se donde esta la nutella, debe estar en esa ultima repisa que no alcanzo; dejo todo en la mesa de centro y me giro al estante, maldita enanura que me cargo.
Como puedo me pongo de puntillas y abro la puerta, pero hay una maldita repisa mas alta ahí dentro, y la nutella esta justo ahí, ¡Maldita sea, Eina, ¿no sabes que tienes una novia enana?! sonrió ante eso y me estiro un poco más, siento unas manos que me levantan hasta alcanzarla.
- Tenía una hermosa vista de tu trasero, pero prefiero ayudarte. - me dice antes de resbalarme por su cuerpo y girarme en sus brazos.
- Hola, te preparaba el desayuno, pero no alcance esa repisa. - le doy un pico y aun no me suelta. - Te amo... - le digo y sonríe, con esa bella sonrisa que me encantaría dejar en una fotografía para siempre recordarla y que la atesoren como un rayo de luz.
- Ven, te ayudaré, tengo hambre... - me dice y besa mis labios, baja hasta mi cuello y muerde levemente esa zona, suelto un gemido y se aleja. - Vamos a co... - le doy un pico y me voy a preparar la mezcla.
- Tu cocinas el tocino y yo termino con los pumcakes, ¿vale? - le sonrió y doy un paso en falso, por lo cual un profundo dolor invade mi entrepierna, siseo y me sostengo de la barra, en un segundo siento a Eina a mi lado.
- ¿Estas bien? ¿Que pasa? ¿Te hice mucho daño? - me mira preocupado y luego ve mis piernas. - ¡Carajo! Debí ir más lento, te lastime... - se le ve arrepentido, me acerco con cuidado a él y lo abrazo.
- Fuiste muy cuidadoso, no tienes de que preocuparte, estoy bien... - le doy un pico y veo que se relaja un poco, pero aun hay preocupación en su mirada. - Vamos, quiero mostrarte algo... - apago todo rastro de fuego y lo guió hasta la habitación.
Al llegar a la habitación se queda un poco perdido, pero beso sus labios antes de que piense en algo más, me sigue el beso y juego con su cabello, toma mi cintura con fuerza y delicadeza, me pega a él hasta que no queda espacio posible.
Sigue con el beso hasta que se torna algo salvaje y lleno de deseo, subo mis piernas a su cadera y toma mis muslos mientras los va acariciando y todo mi cuerpo responde, se me erizan los bellos y me muevo un poco sobre él.
Gruñe y me acuesta en la cama, se posiciona entre mis piernas y con lentitud me quita la camisa, desnuda de la cintura para arriba comienza a masajear mis pechos, se me escapan gemidos, y el placer más maravilloso llena mi cuerpo y deja volando mi cabeza.
Con la respiración cortada, comienzo a mover mis manos por todo su torso, escucho como su respiración se corta y suelta jadeos, dejo un camino de besos desde su mandíbula hasta su cuello, de la anda rompe mis bragas y quita su boxer.
sin previo aviso me vuelve a penetrar y así continua hasta que el segundo orgasmo mas devastador que he tenido me invade y me hace gemir su nombre, mientras se aferra a mis caderas y se libera, con un orgasmo más arrebatador que el mío.
- Diablos, Luna... - murmura y creo que ya noto que no uso condón, pero aquí viene mi sorpresa. - Luna, lo siento, no use condón, diablos, lo siento tanto. - veo que esta un poco arrepentido, le doy un pico y sonrió.
- Tranquilo, tomo la pastilla desde hace dos años... - murmuro y veo como sus ojos se abren y de la nada vuelve a besarme. Sale de mi con cuidado y me ayuda a sentarme.
- ¿Quieres tomar una ducha y desayunar conmigo? - me da un pico y lo miro extraño. - La ducha también es conmigo... - me rió un poco y lo arrastro con delicadeza a la ducha.
Al salir de la ducha yo me pongo un poco de ropa, la deje aquí el fin de semana, a petición de Eina, por si algún día me quedaba a dormir, después paso lo del accidente y deje mucha más ropa y ahora un cuarto de mi closet esta junto a la ropa de Eina.
Al terminar de vestirme cepille un poco mi cabello y fui a a cocina a terminar de preparar el desayuno, batí la mezcla y cocine el tocino, puse varios pumcakes al fuego y así continué hasta que termine, Eina preparo unas deliciosas chocolatadas.
- El lunes nos presentaremos a la escuela y no te separaras de mi... - me dice antes de besarme con un poco de chocolatada en sus labios. - Sabes a nutella... - me rió por eso, pues el sabe a chocolatada.
- ¿Que haremos hoy, Eina? - le pregunto y antes de que responda, suena mi celular, anunciando una llamada, corro a buscarlo y veo el número del señor Kindelán, contesto de inmediato.
- ¿Hola...?
- Luna, espero no molestarte, pero quisiera que habláramos hoy. Estoy de vuelta en la ciudad, acabo de llegar hace un par de minutos y no quisiera retrasar más esto. ¿Te parece bien la idea?
- Claro, señor Kindelán, ¿puede acompañarme Eina?
- Claro, tu madre me dijo que era tu mejor amigo, espero todo este bien ahora.
- Si, bueno... hemos, avanzado en nuestra relación y ahora estamos saliendo, llevamos casi tres meses... Gracias.
- De acuerdo, Tyler pasará por ustedes en treinta minutos, ¿esta bien?
- Claro, le avisaré a Eina y... Estamos en su departamento, no se si Tyler sepa donde vive.
- Oh, claro, no hay problema, él llegará sin problemas...
- Gracias, bueno... Lo veo en unos minutos señor Kindelán.
- Hasta muy pronto, Luna...
Corto la llamada y camino de regreso a la cocina, pues tengo una extraña manía de caminar cuando hablo por teléfono, regreso junto a él y veo que esta revisando algo en su celular, me siento frente a él y presta toda su atención en mi.
- ¿Todo bien, pequeña? - lo miro, le doy un pico y asiento.
- Sip, él señor Kindelán me llamo para que charlemos, también me dijo que no había ningún problema en que estuvieras presente, así que Tyler pasará por nosotros en unos 25 minutos, ¿esta bien? - le pregunto como niña pequeña y sonríe.
Señor Kindelán...
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