Capítulo 8

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Estoy vuelta loca, Ty se ofreció a llevarnos al centro comercial para así poder comprar un vestido hermoso para la sorpresa que me preparo Eina, ahora mismo mi armario da miedo, pero lo importante es que ya estamos por llegar. 

Entramos como locos, pues Ty también esta corriendo con nosotras; llegamos a una tienda, nada; siguiente, nada; cuatro tiendas más y veo el vestido perfecto. Era escote corazón con corsé blanco y una caída de sirena en color azul oscuro. 

Me lo medí y lo compre, es realmente hermoso y según mi amiga es perfecto para la sorpresa de Eina, supuse que sería algo formal, o cosas como esas

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Me lo medí y lo compre, es realmente hermoso y según mi amiga es perfecto para la sorpresa de Eina, supuse que sería algo formal, o cosas como esas. Al llegar de nuevo a casa me di una ducha como un rayo, seque mi cabello y me envolví en mi bata.

Ya con el conjunto blanco de encaje puesto, me acerque a la cama donde se encontraba el vestido, pero antes de tocarlo entro mi amiga y me sentó para "maquillarme". No que diablos hizo, pero al final termine con sombras en azul y blanco. 

Mis labios en un tono rosa pálido y mi cabello con las ondas mas marcadas, me gusto mi reflejo y le di una sonrisa de agradecimiento, camine a mi vestido y con su ayuda me lo coloque. Se me veía realmente hermoso, pero el problema eran los zapatos. 

- Tranquila, compre unas zapatillas beige para este vestido, mientras tu peleabas por Ty en pagar el vestido... - me explica y me pasa una caja, al abrirla me encuentro con unas hermosas zapatillas beige abiertas al frente y con un pequeño moño. 

- Oh, son hermosas, Em, gracias... - le digo y la abrazo, me envuelve con sus brazos y escuchamos el timbre, mis nervios salen a flote. Me coloco los zapatos y tomo un abrigo blanco, no tan abultado, mi bolso de mano y camino a donde esta Ty. 

- Señorita Vennet, su novio la espera en la sala de estar. - me indica y me regala una sonrisa, le sonrió tímida y camino hasta ver a Eina de traje, me esta dando la espada, carraspeo un poco. 

Se gira a verme y abre un poco la boca, aun no me he puesto el abrigo, quiero ver si le gusto el vestido o no, espero pacientemente y él me mira como idiota, me acerco y le doy un pico, reacciona y me toma de la cintura. 

- Estas hermosa, Luna... - me dice en un susurro y me da un beso, pero no cualquiera, es el tipo de beso que te marea, te envuelve y te arroja al vació sin saber tu nombre. - Vamos, quiero mostrarte tu sorpresa o tu vestido estará arruinado antes de eso... - me susurra con la voz ronca. 

- Mhmm... - alcanzo a murmurar con las mejillas sonrosadas, toma mi mano y caminamos a la salida, el lleva mi abrigo y yo mi bolso, al salir me envuelve con un brazo y nos montamos en su auto, me abrió la puerta y corrió a subirse él.

Arranca el auto y en la radio comienza a salir una canción muy hermosa, es una pieza de piano y creo que violín, me dejo llevar por la música y observo un poco a Eina, esta conduciendo tranquilamente y de vez en vez me mira. 

Veo que nos acercamos a una calle algo conocidas y después giramos en dirección a no se donde diablos, de seguro tengo una cara de desconcierto; seguimos avanzando y se detiene en un restaurante muy hermoso. 

- Eina... - jadeo su nombre antes de que me regale una sonrisa hermosa, me da un dulce beso y baja; rodea el auto y abre mi puerta, me ayuda a bajar y entrelaza nuestras manos. 

- Lo mejor para mi hermosa novia... - besa mis nudillos y entramos, el lugar es cálido y al instante un señor, de unos 35 o algo más nos indica nuestra mesa.

Pasamos entre algunas mesas y veo como algunas mujeres miran a Eina, mientras que los hombre miran nuestras manos, pasan a Eina y se detienen en mi. Ciertamente es incomodo y Eina parece notarlo, toma mi cintura con más fuerza y nos acercamos a nuestra mesa. 

Con delicadeza suelta mi cintura y corre mi lugar, tomo asiento y, literalmente, carga la silla y me acomoda, lo miro con cierta gracia y el solo me guiña. Camina hasta estar frente a mi, toma asiento y me regala una hermosa sonrisa. 

- Creo que nunca hemos tenido una cita como tal y pues... - me sonrojo por lo lindo que se ve y espero a que continué. - quiero hacer que esta noche sea especial para ambos, pues, entre todo esto han pasado casi dos meses desde que comenzamos a salir y no hemos tenido tiempo de ser una pareja normal... - lo miro con ternura y tomo su mano. 

- No me importa si nunca tenemos todo esto, yo te amo a ti; me encanta que hagas esto, es muy hermoso, pero para mi es más que suficiente estar a tu lado y saber que me amas tanto como yo a ti... - besa mis nudillos y nos traen la carta. 

La observamos unos minutos y al final decidimos el especial del chef, supuesta mente es sorpresa, pues sin darnos cuanta estamos en el día donde se celebran más aniversarios y el chef planeo una cena de tres tiempos con postre. 

- El vino perfecto para acompañar esta noche tan especial, sería el Bollinger Rose... - nos indica el camarero con una sonrisa paternal, le sonreímos con gratitud y Eina lo acepta. - En un momento les traerán el plato principal. - se marcha y nos deja solos. 

Nos enfrascamos en una charla tranquila y bastante normal, todo estaba perfecto, llego la entrada que consistía en una deliciosa pesto pasta, juro que me casaría con esta sabrosura. Eina por su parte me observaba y disfrutaba de la pasta. 

- Eina... - lo llamo una vez que se han llevado la pasta, me mira con una sonrisa. - En unos días más, el señor Kindelán y yo nos reuniremos para charlar, yo... bueno, quisiera... - me pongo un poco roja, pues sus ojos me mira. - Quisieraquemeacompañarasconél... - le digo y me rió. 

- Un poco más lento, por favor... - me dice una vez termino nuestro ataque de risa. - ¿Quieres que te acompañe cuando hablen? - asiento como niña pequeña y el me toma ambas manos. - Estaría encantado hermosa Luna... 

Continuamos con la cena, entre risas y algunos besos, por suerte no manche el vestido, pero Eina se mancho un poco la mejilla y la limpie, pero realmente no fue nada del otro mundo, solo nosotros en nuestra primera cita. 

Casi al final de la cena Eina me pidió ir a su apartamento, esa es la segunda parte de mi sorpresa, yo accedí encantada, pues muy pocas veces he visto su departamento y solo he estado en su habitación y la cocina. 

Me rió de lo idiota que pienso a veces, al salir la noche es un poco fría, Eina como todo un caballero me dio su saco y me ayudo a subir al auto, condujo con tranquilidad hasta su departamento, en todo el camino sostuvo mi mano.

Yo lo observe, su rostro, ese que tantos años me acompaño, me cuido y me ayudo en todo, mi mejor amigo, del cual me enamore perdidamente y él que fue responsable de todas mis sonrisas, ahora es el hombre que más amo en esta vida y que me ama por igual. 

Al llegar a su edificio entramos al sótano, deja su auto en un lugar y baja, observo como da la vuelta y abre mi puerta, me ayuda a bajar y caminamos en un cómodo silencio hasta el ascensor, esperamos a que baje y subimos, sigo con su saco. 

- Siempre pensé que me tomaría mucho tiempo volver... - escucho que murmura, me giro a verlo y me mira de forma atormentada. - Creí que cuando yo volviera te vería junto a otro, eso fue justo lo que paso, pero ese día, el día que te bajaste de su camioneta muy molesta, supe que tenía una oportunidad, así que luche por ti. Le di una paliza épica a ese bastardo, no simplemente lo deje esa noche, volví al día siguiente a acabar con él. Para mi mala suerte él y su amigo, te secuestraron y... - tomo su rostro entre mis manos, lo miro y le sonrió. 

- Pero ahora estamos juntos, no importa que pase, estaré contigo el resto de mi vida, todo el tiempo que sea necesario para que no dudes de que me iré o desapareceré, estaré contigo en cada momento, sonrisa, lagrima o golpe, así tenga que soportar el infierno, no me importará, tomaré tu mano... - tomo su mano y entrelazo nuestros dedos. - la sujetaré tan fuerte que nunca más nos podrán separar, hasta que mi cuerpo se marchite y mi corazón deje de latir. - toma mi rostro entre sus manos y se acerca. - Te amaré aun después de la muerte... - y me besa, tan dulcemente como nunca lo ha hecho, me entrega su amor y una promesa. Hasta después de la muerte. 

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