♥ Capítulo 18 ♡

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Han pasado un mes desde que vivo con Adam. Anteriormente no ha ocurrido nada novedoso: sigo pensando sobre el libro, tratando de hablar con Jennifer, ayudar a Aarhus y para mala suerte de Satney, no he llorado por Óscar, así que no ha cumplido por un buen rato con su fetiche extraño.

Estas semanas me han servido para analizar mi situación y darme cuenta de que: ¿Qué carajos hace una muchacha de diecisiete años con el primo de su mejor amigo?
He pensado en romper el contrato, pero eso significaría que deba devolver el dinero, por lo cual prefiero que él lo rompa.
Además, Satney no es el hombre perfecto para mí: sale todo el día, casi no me habla, conversamos con formalidad y no me cuenta nada, mientras él ya me interrogó.

- Adam necesito hablar contigo- le digo en tono de preocupación.

- ¿Qué? - contesta fríamente.

- Necesito un descanso. Quiero regresar a casa a ver a mi padre. O al menos visitarlo.

- Buena idea, July. Mientras te vas puedo llamar a Catherine a pasar una velada.

Las ganas intensas de decirle que esa mujer nunca le hará caso por amor me invadían pero recordar la primera vez que vine a su casa y verlo llorar me hace contenerme.

- Sí Adam... Déjame un fin de semana. Es todo.

- Ya es noviembre. Te dejaré un mes y regresarás antes del 15 de diciembre. Mientras Catherine me acompañará.

- ¿Por qué no le pides matrimonio? - le sorprendo.

- Eso pienso hacer. - responde serio pero a la vez enojado. - Eres libre pero... antes tienes que... llorar para mí.

Ruedo los ojos pero me concentro en hacerlo, quiero ver a papá, quiero salir de esta aburrida mansión y regresar a mi verdadera casa.

Estúpido y retorcido Adam.

Cierro los ojos y viene a mi mente varios recuerdos pero uno se destaca: mi madre.
Una mujer valiosa para mí que siempre manejaba un auto rojo con una sonrisa muy brillante.
Una señora a quien le debo más que la vida pero que un maldito tráiler se la quitó. ¡Idiota! ¡¿Por qué me la quitaste?! ¡Y para colmo te fugaste! ¡Idiota!
Las lágrimas no se hicieron esperar y mis manos se convirtieron en puños que temblaban de la furia. Estaba de pie frente a Adam conteniendo algunas lágrimas que no lograron salir. Su rostro de él cambió por completo y se acercaba a mí directo a abrazarme.

- No llores princesa, me encanta cuando sonríes.

Su pecho cubría mis ojos húmedos con la misma sensación de seguridad que emanaba mi padre.

Cierro las puertas de mi alma para seguir admirando, aunque en sueños, la figura de mi queridísima madre.
Así seguí hasta que ella me dio un beso en mi sueño. Desperté y mágicamente me encontraba en la cama de mi habitación a oscuras. Al encender la luz de la mesita de noche, me doy cuenta de la presencia de Adam a mi lado.

Estaba con la misma ropa y en posición fetal.
Sonrío como una tonta al ver su gesto de buena fe: me consoló y me trajo hasta aquí.

Puede que Satney sea a veces frío o distante pero muy en el fondo es tierno.

Suspiro al darme cuenta que mañana me iré y en mi lugar vendrá una mujer que en realidad no ama en lo más mínimo a mi amor platónico.

Compro corazones rotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora