- ¡No! Que los hombres ricos se enamoren de mí es otra cosa. - cruza los brazos.
- ¿Entonces no tiene por qué llorar o entristecerse, no es así? - le cuestiono.
- No, realmente no - niega con la cabeza.
- ¿Me podrías hablar un poco de tu bipolaridad?
- Ammm - mira nerviosa a la ventana - sólo me sucede cuando estoy triste, me vuelve una persona violenta y dramática, pero no soy así.
- Pero si usted dijo que no tiene momentos tristes, entonces no cambia de personalidad - afirmo.
- Estás en lo cierto, pero también el enojo me hace cambiar.
- Pero según Bóer sólo sucede cuando estás triste.
- ¡No! ¡Es mentira! - se levanta enojada de su asiento.
- ¿Entonces el certificado es mentira? ¿Le pagaste a Bóer para que lo hiciera? ¿Engañas a Adam con esto? - me acerco apuntandole.
- ¡Basta! ¡Se acabó la entrevista!
- No niegas nada - le agrego.
- ¿Y si es así qué? Adam me ama y tú estás celosa. Por eso me presionas.
- Terminé. Gracias por su colaboración, señorita Catherine.
- Idiota - se va y cierra la puerta.
Paro la grabación y la guardo junto a la de Bóer. He recolectado evidencia, pero tengo miedo, de que el psiquiatra se de cuenta que lo grabé, que Catherine me demande o que mi amor platónico no me crea. Pero éste último es el que mayor temo.
***
Con la evidencia recolectada, me dirijo con mis maletas un día antes que me había dicho.
- Prometo verte en año nuevo. - abrazo a papá mientras se seca unas cuantas lágrimas.
- Esta vez, iré yo. - me dice mientras me acaricia la cabeza. Adoro que me hagan eso. Me hace relajarme.
- He pedido a McBrown que pase por ti.
- ¡Ah! Gracias. Entonces lo esperaré.
Pero fue poco el tiempo. La limusina estaba doblando la esquina a velocidad media para llegar aquí.
- Buenos días señorita Grow. -contesta cuando baja la ventanilla.
- Buenas - finalizo después de darle un último beso a papá.
Subí al auto y me entristece no estar más tiempo con mi padre, pero debo salvar una vida.
***
La conocida entrada me hace que seque mis últimas lágrimas.
- Llegamos. Tiene suerte, Catherine viajó desde ayer.
- Gracias, pero tal vez ella regrese pronto.
- No lo creo, acabas de llegar y Adam ya no la recibirá. Además, tuvieron una discusión.
- ¿Cómo sucedió? - pregunto curiosa cómo siempre.
- Todo comenzó cuando... - unos golpes en la ventanilla polarizada pausan al señor y me enojan a mí.
Las ventanas se bajan y dan lugar al rostro conocido del muchacho que se parece a McBrown.
- ¡¿Qué quieres?! - pregunta enojado el señor luego de que salimos del auto.
- Necesitaba la limu, debo ir con mis amigos.
- La señorita acaba de llegar y no sabemos si el amo saldrá.
El joven se voltea y me mal mira, yo me sorprendo pero le saco la lengua como respuesta. Se lo merece.
- Discúlpame, él es mi hijo Joseph McBrown. - agrega mientras se quita sus lentes.
- Es muy odioso, nada comparado con usted. - añado para echarle más leña al fuego. Es divertido ver su reacción. - Los dejo caballeros, debo reportarme.
- Hasta luego señorita. ¡Qué tenga un buen día! - responden los dos luego de un susurro del padre al hijo.Entro y observo a Cristina. Se sorprende un poco, pero rápidamente me señala donde está Adam, justo donde me prohibió ir: a su habitación.
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Compro corazones rotos
Teen Fiction"Un corazón roto es lo peor que te pudiera pasar" July Grow está en contra de ésta idea, ya que gracias a un anuncio en el diario semanal, ella podrá ganar millones de dólares. Sólo tiene que vender su corazón a un hombre totalmente desconocido y...