Sus manos, por suerte, estaban en su pantalón para desabrocharse el cinturón. Mis ojos comenzaban a llenarse de lágrimas hasta que escucho unas voces cerca.
- Hola July, ¿Averiguaste algo? - entra Joseph al pasillo y el inútil que me tenía se alejó precipitadamente de mí.
- Oh, Joseph ¿Qué tal viejo? - habla el sinvergüenza mientras me sorprendo de que se conozcan.
- Nada nuevo, sólo vine a acompañar a mi querida July. ¿Interrumpo algo?
- No para nada, le susurraba lo que tenía que hacer - contesta nervioso. Es obvio que miente.
- Que bien, porque recuerda que mis manos pueden vencer a un hombre en seis segundos.- carcajea en tono de broma.
- Sí lo sé, bueno me tengo que ir, hay trabajo que hacer. - Se va corriendo del lugar como si hubiera visto al mismísimo fantasma de la ópera.
- Estúpido Manuel. - refunfuña Joseph - ¿Estás bien?
- Lo estuviera si desde un principio hubieras entrado conmigo - le reclamo - pero gracias de todas maneras, así que acompañame ahora.
- Con gusto, madame.
Entramos a la sala e inmediatamente nos intentaron sacar, pero Joseph encontró a un amigo suyo que permitió que nos quedaramos.
- ¿Tiene la cinta del día de ayer? Entre las doce y seis de la mañana.
- Claro, señorita Satney. - responde el amigo de Joseph, un hombre un poco narizon y pecoso.
- No estoy casada con él, apenas tengo diecisiete. - me justifico.
Rápidamente localiza las cintas y las pone en un televisor pequeñito que estaba apartado de las demás televisiones. Primero lo recorre rápido hasta las doce y al llegar a la hora indicada, lo adelanta por escenas, no tan apresuradamente para que lo pueda observar.
Dieron en la cinta las cuatro de la mañana y no reconocía a Satney, hasta que a las cinco con veinticinco minutos un joven parecido a él se queda en los asientos mirando a cada momento su reloj.- Es él. - susurra Joseph mientras observa atentamente conmigo.
Entonces una rubia majestuosa, qur inmediatamente reconocí que era Catherine, se acerca a él y lo abraza mucho tiempo. Ambos se dan un largo beso y se toman de la mano para salir del aeropuerto a las cinco con cincuenta minutos.
Desde que salen del ángulo de la cámara y salen en otra hay un lapso de cinco minutos. Ellos se suben al auto de Adam y se van, desapareciendo con la oscuridad de la noche.
- Está con Catherine - afirmo triste y decepcionada.
- Muchas gracias, nos vamos. - se despide Joseph de su amigo.
Salimos y cruzamos por donde estaba el sinvergüenza, quien rápidamente se ocultó detrás del mostrador. Subimos a la limusina y me quedo mirando a mis zapatos bajos azules.
- ¡Vamos Julieta! Sabes que ama a Catherine. Deja que él mismo aprenda cómo es. Tú cumpliste con avisar.
- ¿Y si muere? ¿Dónde estarán?
- Mira, al menos sabemos que no viajaron. Siguen aquí. ¿No crees que se fueron a algún hotel de lujo? - cuestiona mientras arranca el motor y comienza a retroceder para salir en marcha.
- Será qué... ¡Oh por dios! A lo mejor están en el mismo hotel donde lo conocí. - digo sorprendida ante mi conclusión. - Tengo que avisar a Zazil y Anthony que nos vean allá. ¡Ah! También a Aarhus.
- Claro, menciona nombres que no conozco ¿No piensas que estaré incómodo? - refunfuña y maneja al mismo tiempo. Es sorprendente.
- Tranquilo. Quédate en el auto. - respondo mientras tecleo rápidamente a todos.
- Como digas, señora.
***
Llegamos al hotel, el cual era muy demandado, y me dispuse a esperar a los muchachos. El camino fue silencioso y tuve la curiosidad de conocer más a Joseph luego de salir de la limusina.
- ¿Eres lector? ¿O cómo conoces Wattpad?
- Leo algunas cosas. Mayormente misterio. Lo conozco por una amiga que me lo recomendó. Hay historias buenas pero hay mejores.- contesta tranquilo apoyándose en el auto.
- ¿Libro favorito? - pregunto ansiosa.
- Tal vez El Psicoanalista de John Katzebanch. Aunque me gustan más.
- Algún día lo leeré - susurro mirando mi reflejo en un charco.
- Te lo recomiendo totalmente - contesta luego de escucharme hablar.
Me volteo y miro su boca. Estaba sonriente y aunque no tenía unos dientes totalmente blancos, su sonrisa era hermosa. Iba a comentarle que sus ojos eran comunes, pero me llamaban la atención: éstos brillaban demasiado. Estaba a punto de abrir mi boca para decirle lo mucho que me gustan sus ventanas del alma cuando de pronto, unas manos me cubrieron los míos.
- ¿Quién soy? - pregunta una voz masculina que obviamente sé de quién proviene.
- Aarhus Beckett, quita tus manos de mis ojos, estaba hablando con alguien. - le regaño.
- Vine con Jennifer. - refunfuña y sujeta fuertemente a ella.
- Como escuchaste, él es Aarhus Beckett, amigo de la infancia y su novia Jennifer. Aarhus él es Joseph McBrown, segundo chofer de Adam.
- No sabía que un chico como tú se lleve con Julieta. - manifiesta Joseph enarcando su ceja derecha.
- Conozco más a July que tú. No sé qué problema tienes, chofersito. - mal contesta Beckett alejándose un poco con su novia.
- ¿Ah sí? Deberías ... - se hace una pequeña pausa, ya que Zazil y Anthony bajaban del taxi.
- Hola Julieta - saluda ella al mismo tiempo que Anthony.
- Bien, ya que están todos les diré el plan... - procedo, pero Joseph hace un gesto de adiós.
- Yo me largo de aquí - explica él y rápidamente se mete al auto, cierra los cristales y se coloca unos audífonos, ignorando mi ruego por que se quedara.
- Parece que alguien está en sus días - agrega Aarhus y yo lo fulmino con la mirada.
- Tú eres el causante de esto. - le reclamo mientras observo la habitación donde me llevo Adam. - iré a preguntar si está aquí.
- Te acompaño - dice Jennifer soltando a Aarhus.
Ambas entramos y miramos si estaba ahí. No había señal de él. Entonces nos acercamos al mostrador y Jennifer con movimientos provocativos le pregunta al joven nervioso. Yo sólo miro a la distancia.
- Disculpe chico lindo, ¿Aquí reside alguien llamado Catherine Georg o Adam Satney? - pregunta al mismo tiempo que juega con su cabello y muerde su labio.
- Claro que sí damisela. La señorita Georg está aquí. Por el otro nombre, no hay registros preciosa. ¿Algo más que pueda servirte? - responde pervertidamente el muchacho.
- No gracias. Es todo. ¿Qué más querría de ti, estúpido? - se acerca hacia mí triunfante luego de burlarse del joven.
- Es hora de llevar al cabo el plan - aseguro luego de reunirnos con los demás.
Un plan poco convencional, original o tal vez efectivo... pero tengo la esperanza de que funcione. Es mi última opción para encontrar al imbécil de Satney. ¡Sólo espero que no haga una tontería!
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Compro corazones rotos
Roman pour Adolescents"Un corazón roto es lo peor que te pudiera pasar" July Grow está en contra de ésta idea, ya que gracias a un anuncio en el diario semanal, ella podrá ganar millones de dólares. Sólo tiene que vender su corazón a un hombre totalmente desconocido y...