♥ Capítulo 29 ♡

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Sus manos, por suerte, estaban en su pantalón para desabrocharse el cinturón. Mis ojos comenzaban a llenarse de lágrimas hasta que escucho unas voces cerca.

- Hola July, ¿Averiguaste algo? - entra Joseph al pasillo y el inútil que me tenía se alejó precipitadamente de mí.

- Oh, Joseph ¿Qué tal viejo? - habla el sinvergüenza mientras me sorprendo de que se conozcan.

- Nada nuevo, sólo vine a acompañar a mi querida July. ¿Interrumpo algo?

- No para nada, le susurraba lo que tenía que hacer - contesta nervioso. Es obvio que miente.

- Que bien, porque recuerda que mis manos pueden vencer a un hombre en seis segundos.- carcajea en tono de broma.

- Sí lo sé, bueno me tengo que ir, hay trabajo que hacer. - Se va corriendo del lugar como si hubiera visto al mismísimo fantasma de la ópera.

- Estúpido Manuel. - refunfuña Joseph - ¿Estás bien?

- Lo estuviera si desde un principio hubieras entrado conmigo - le reclamo - pero gracias de todas maneras, así que acompañame ahora.

- Con gusto, madame.

Entramos a la sala e inmediatamente nos intentaron sacar, pero Joseph encontró a un amigo suyo que permitió que nos quedaramos.

- ¿Tiene la cinta del día de ayer? Entre las doce y seis de la mañana.

- Claro, señorita Satney. - responde el amigo de Joseph, un hombre un poco narizon y pecoso.

- No estoy casada con él, apenas tengo diecisiete. - me justifico.

Rápidamente localiza las cintas y las pone en un televisor pequeñito que estaba apartado de las demás televisiones. Primero lo recorre rápido hasta las doce y al llegar a la hora indicada, lo adelanta por escenas, no tan apresuradamente para que lo pueda observar.
Dieron en la cinta las cuatro de la mañana y no reconocía a Satney, hasta que a las cinco con veinticinco minutos un joven parecido a él se queda en los asientos mirando a cada momento su reloj.

- Es él. - susurra Joseph mientras observa atentamente conmigo.

Entonces una rubia majestuosa, qur inmediatamente reconocí que era Catherine, se acerca a él y lo abraza mucho tiempo. Ambos se dan un largo beso y se toman de la mano para salir del aeropuerto a las cinco con cincuenta minutos.

Desde que salen del ángulo de la cámara y salen en otra hay un lapso de cinco minutos. Ellos se suben al auto de Adam y se van, desapareciendo con la oscuridad de la noche.

- Está con Catherine - afirmo triste y decepcionada.

- Muchas gracias, nos vamos. - se despide Joseph de su amigo.

Salimos y cruzamos por donde estaba el sinvergüenza, quien rápidamente se ocultó detrás del mostrador. Subimos a la limusina y me quedo mirando a mis zapatos bajos azules.

- ¡Vamos Julieta! Sabes que ama a Catherine. Deja que él mismo aprenda cómo es. Tú cumpliste con avisar.

- ¿Y si muere? ¿Dónde estarán?

- Mira, al menos sabemos que no viajaron. Siguen aquí. ¿No crees que se fueron a algún hotel de lujo? - cuestiona mientras arranca el motor y comienza a retroceder para salir en marcha.

- Será qué... ¡Oh por dios! A lo mejor están en el mismo hotel donde lo conocí. - digo sorprendida ante mi conclusión. - Tengo que avisar a Zazil y Anthony que nos vean allá. ¡Ah! También a Aarhus.

- Claro, menciona nombres que no conozco ¿No piensas que estaré incómodo? - refunfuña y maneja al mismo tiempo. Es sorprendente.

- Tranquilo. Quédate en el auto. - respondo mientras tecleo rápidamente a todos.

- Como digas, señora.

***

Llegamos al hotel, el cual era muy demandado, y me dispuse a esperar a los muchachos. El camino fue silencioso y tuve la curiosidad de conocer más a Joseph luego de salir de la limusina.

- ¿Eres lector? ¿O cómo conoces Wattpad?

- Leo algunas cosas. Mayormente misterio. Lo conozco por una amiga que me lo recomendó. Hay historias buenas pero hay mejores.- contesta tranquilo apoyándose en el auto.

- ¿Libro favorito? - pregunto ansiosa.

- Tal vez El Psicoanalista de John Katzebanch. Aunque me gustan más.

- Algún día lo leeré - susurro mirando mi reflejo en un charco.

- Te lo recomiendo totalmente - contesta luego de escucharme hablar.

Me volteo y miro su boca. Estaba sonriente y aunque no tenía unos dientes totalmente blancos, su sonrisa era hermosa. Iba a comentarle que sus ojos eran comunes, pero me llamaban la atención: éstos brillaban demasiado. Estaba a punto de abrir mi boca para decirle lo mucho que me gustan sus ventanas del alma cuando de pronto, unas manos me cubrieron los míos.

- ¿Quién soy? - pregunta una voz masculina que obviamente sé de quién proviene.

- Aarhus Beckett, quita tus manos de mis ojos, estaba hablando con alguien. - le regaño.

- Vine con Jennifer. - refunfuña y sujeta fuertemente a ella.

- Como escuchaste, él es Aarhus Beckett, amigo de la infancia y su novia Jennifer. Aarhus él es Joseph McBrown, segundo chofer de Adam.

- No sabía que un chico como tú se lleve con Julieta. - manifiesta Joseph enarcando su ceja derecha.

- Conozco más a July que tú. No sé qué problema tienes, chofersito. - mal contesta Beckett alejándose un poco con su novia.

- ¿Ah sí? Deberías ... - se hace una pequeña pausa, ya que Zazil y Anthony bajaban del taxi.

- Hola Julieta - saluda ella al mismo tiempo que Anthony.

- Bien, ya que están todos les diré el plan... - procedo, pero Joseph hace un gesto de adiós.

- Yo me largo de aquí - explica él y rápidamente se mete al auto, cierra los cristales y se coloca unos audífonos, ignorando mi ruego por que se quedara.

- Parece que alguien está en sus días - agrega Aarhus y yo lo fulmino con la mirada.

- Tú eres el causante de esto. - le reclamo mientras observo la habitación donde me llevo Adam. - iré a preguntar si está aquí.

- Te acompaño - dice Jennifer soltando a Aarhus.

Ambas entramos y miramos si estaba ahí. No había señal de él. Entonces nos acercamos al mostrador y Jennifer con movimientos provocativos le pregunta al joven nervioso. Yo sólo miro a la distancia.

- Disculpe chico lindo, ¿Aquí reside alguien llamado Catherine Georg o Adam Satney? - pregunta al mismo tiempo que juega con su cabello y muerde su labio.

- Claro que sí damisela. La señorita Georg está aquí. Por el otro nombre, no hay registros preciosa. ¿Algo más que pueda servirte? - responde pervertidamente el muchacho.

- No gracias. Es todo. ¿Qué más querría de ti, estúpido? - se acerca hacia mí triunfante luego de burlarse del joven.

- Es hora de llevar al cabo el plan - aseguro luego de reunirnos con los demás.

Un plan poco convencional, original o tal vez efectivo... pero tengo la esperanza de que funcione. Es mi última opción para encontrar al imbécil de Satney. ¡Sólo espero que no haga una tontería! 

Compro corazones rotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora