Capítulo 27 Indefenso

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Narra Guillermo
Me sentía tan mal, mi amigo, el correcto, el señor hago las cosas bien, estaba deshecho frente a mi, me dolía verlo así, siempre era yo quien terminaba hablando, desahogándome, o quejándome de todo, y ahora que él estaba mal, yo no sabía qué hacer. ¿Unas palmadas en la espalda y decir que todo iría bien? ¿Debía solo sentarme y escuchar? ¿Qué debía hacer?... Cerré mis ojos y di un fuerte suspiro, pero de pronto sentí algo o más bien a alguien, chocar contra mí y sus brazos rodearme, tardé un poco en reaccionar, me tomó por sorpresa, pero correspondí su abrazo, lo apreté, pegándolo lo más que pude a mi, el lloraba, sollozaba, a todo pulmón, y eso me estaba rompiendo en mil pedazos. Podía llegar a ser un carbrón con este tío, pero es mi mejor amigo, es como mi hermano y me dolía el alma mirarlo así, -Frank, por favor, ya basta- no sabía qué decir, no sabía qué palabras usar para tranquilizarlo, por lo general los papeles siempre eran al revés, -Odio verte así amigo, ya no llores por favor- dije esto intensificando el abrazo, ya comenzaba a sentir como mi pecho se humedecía por sus lágrimas.

Decidí callar, decidí brindarle mi apoyo, mi compañía, decidí dejarlo que sacara todo eso que estaba sintiendo, deje que gritara, que maldijera, que me apretara, incluso lo hubiera dejado que me golpeara si era necesario. Al final, todo eso tuvo su resultado, el llanto había cesado, en su lugar había pequeños hipidos. Me encontraba ahora acostado en mi sofá, con Frank encima mío, aferrado a mi, con su cabeza apoyada en mi pecho, el cual estaba empapado, yo tenía una de mis manos en su espalda y la otra acariciando su cabello, la casa había quedado en un silencio total, Frank estaba inmóvil, solo daba esos pequeños saltaros con cada hipido, pero solo eso. Las palabras sobraron, lo único que necesitaba era sacarlo todo -Frank- dije sobando su espalda, esperando una respuesta que en el fondo sabía que no habría, y así fue, sin respuesta por su parte, lo abracé y recosté mi cabeza hacia un lado, en el respaldo del sofá y cerré los ojos, no por sueño, ni cansancio, solamente los cerré.

Todo estaba más tranquilo, hasta que el sonar de mi móvil interrumpió este silencio, lo saque rápido de mi bolsillo y como pude tape la bocina, acomodándome para ver a Frank, dormido, era normal, después de cómo estaba, lo más lógico era que el sueño lo venciera, -¿Qué pasa?- respondí la llamada, no pensé que me llamaría, no ahora, que supongo estará con Luzu... -Te extraño- el comportamiento de Samuel esta semana fue completamente diferente, era todo lo contrario al Samuel de hace un tiempo, ese que me molestaba y enfadaba, -Hace cinco horas que nos dejamos de ver- no exagero cuando les digo que esta semana no salimos, nos quedamos en su casa encerrados, sin separarnos un solo instante -Ya, pero te extraño, ¿tú no me extrañas?- no pude evitar sonreír, es que es un tonto -Claro, pero, no deberías estar llamando y menos diciéndome esto ¿qué no está Luzu en casa?- hubo un pequeño silencio, hasta llegue a imaginar que Luzu lo había descubierto hablándome -No- me dijo sin más -Me llamó a penas llegaron, dio que iría a dejar a Frank a su casa y después a arreglar unas cosas- iba a hablar, cuando vi que Frank comenzaba a moverse mucho -Pero yo sí tengo compañía- le dije sin despegar la vista de Frank, no quería que despertara y me encontrara hablando con el -¿A sí?- respondió cortante -¿Quién?- entonces yo comencé a reír, y termine la llamada -¿Guille?- me llamó una voz ronca y adormilada -¿Qué pasa compañero? Aquí estoy- revolví su cabello y le sonreí, el me miró y a duras penas me devolvió la sonrisa, que más que sonrisa, era solo una mueca, -Es tarde, vamos a mi habitación y duermes a gusto, mi madre y mis hermanos no tardan en volver, no querrás que te vean asi, te ves terrible- trataba de animarlo, algo debía funcionar, nuestras típicas bromas tal vez -Pringao- y entonces si se dibujó una sonrisa en su cara -Anda vamos ya-

Así es el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora