Capítulo 25 No puedo dejarte

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(Narra Samuel)
-Buenos días dormilón- dije acercándome a la cama -Ya levanta, es tarde, has dormido mucho- eran como las doce con treinta y este continuaba en la cama -Te has perdido de mi super desayuno- le dije mientras me tumbaba a su lado y le quitaba la sábana, no entendía como es que podía dormir tanto, yo no puedo estar a tales horas en la cama, siempre suelo madrugar, me voy a correr o a veces voy a hacer algo de ejercicio -Mhhg- fue la única respuesta que obtuve de su parte, si será vago, -Andaaaaaaa- dije poniéndome encima suyo, -Levanta chiqui- y le di un pequeño beso en la mejilla, ganándome una sonrisa de su parte -No me convences, no puedo despertar aun- mantenía sus ojos cerrados mientras me decía eso, que es tan tonto el pobre, lo tomé de las mejillas y lo besé en los labios, y mi beso fue correspondido al instante -Venga ya chiqui- dije separándome de el -Vamos a ducharnos- me levanté de la cama y comencé a caminar hacia el baño, me quité la ropa y abrí la regadera, esperé a que el agua templara y me metí; a los pocos minutos sentí como alguien mas entraba al baño -Samuel- escuche que me llamaba -Dime- se le escuchaba algo serio, preocupado, y creo saber bien por que -Hoy vuelven- y tenia razón, esta noche estaban de vuelta, esta noche se terminaba todo esto, y la verdad es que, no quiero que termine, esta semana encerré mis pensamientos, deje de pensar en lo que estaba bien y lo que estaba mal, simplemente me deje llevar por lo que siento, y debo decir que fue una semana maravillosa, una semana en la que me sentí completamente feliz, me sentí completo, es que cuando lo tengo cerca, siento que no me falta nada, pero hoy tenia que volver a la realidad, a esa realidad donde me voy a casar, donde voy a compartir mis días con un chico maravilloso, con un chico que me ama, estoy hecho un caos.

(...)

¿Queréis sabes como llegué a este punto? Os voy a contar. Al otro día de que Guille estuvo aquí, yo fui a buscarlo y hablé con el, por primera vez hablamos sin pelear, sin alegar y sin terminar enojados.

-Guille por favor escúchame- le estuve pidiendo por un rato, hasta que me respondió -Habla- esto era algo complicado para mi, aclaremos, no era complicado el decirle lo que siento pero, no es fácil presentarte en la casa de un chico por el cual sientes algo y decirle que lo quieres, teniendo pareja y estando a semanas de casarte, a eso me refiero -¿Y bien?- pero debía ser sincero -Guille, no puedo seguir evitándote mas- dije dando un paso hacia el -Ni quiero seguir haciéndolo- me acerqué a el y lo besé, por un instante el beso fue correspondido, pero a los pocos segundos el se separó -Samuel no hagamos esto de nuevo- me dijo retrocediendo unos pasos -Tu sabes que yo siento algo por ti y decidiste ignorarlo, dejarlo de lado, no me vengas con que de la noche a la mañana las cosas cambiaron- solamente agaché la mirada, pero después volví a fijar mis ojos en el -Las cosas no han cambiado Guillermo- entonces lo mire retroceder aun mas, pero lo impedí tomándolo de la mano -No han cambiado por que siempre han estado claras, yo soy el tonto que se hace lió solo- por unos segundos nuestras miradas se mantuvieron unidas, pero el cotó con ese mágico instante, volteo su cara y apartó su mano de la mía, entonces supe que debía parar, que debía dejarlo pensar, me giré y volví a casa.

(Guillermo)
Después de que se fue, tuve una sensación de vacío, si bien era cierto que lo que más deseaba era estar con el, tampoco quería volver a lo mismo de siempre, el me busca, después se arrepiente, me busca, me aleja, y eso aparte d e molestarme, me lastima; lo quiero, si, lo quiero mucho, y no quiero emocionarme una vez más. Me tumbe en el sofá y prendí el televisor, cambiaba de canal por cambiar, no le prestaba mucha atención a la programación, -¿Te quedarás así?- la verdad, si, tal vez encuentre algo interesante para ver -¿Hermano?- volteé a ver a Sergio, quien estaba recostado en el marco de la puerta, cruzado de brazos -Me lo dice el que me dio misa, diciendo que estaba mal- volví mi vista al televisor y lo escuche reír. En segundos ya se encontraba a mi lado, apenas y cabíamos en el sofá, -Recuerdas cuando éramos niños, y nos acostábamos juntos a ver películas en este mismo sofá- como olvidar esos momentos, -Tapados con la misma manta- dijo mientras desdoblaba una manta verde y nos cubría a ambos -Cuando me fui con papá lo seguí haciendo- -Yo también continúe haciéndolo- le dije con una sonrisa. Cuando niños, siempre nos acostábamos en este sofá y poníamos una película aleatoria, y la veíamos hasta el final, aún que no nos gustara, lo hacíamos todas las noches -Hermano- me dijo revolviendo mi cabello -Se que te dije que está mal, pero si en fin, ambos lo quieres y al final terminaran buscándose, adelante, ve con el- ir con él era lo que más quería, -No dejo de pensar que está mal, el, como ya me lo dijiste, está comprometido, pero es claro que tiene serios problemas en su cabeza y en su corazón- cambié de canal y estaba por comenzar una película, no es por quererlo ignorar, pero en este momento no quería tocar el tema de Samuel -¿Miramos la película? Como en los viejos tiempos- el me miró e hizo una mueca, pero acepto y se acomodó, pegando se más a mí para no caerse.

Así es el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora