Capítulo 32 Cuenta regresiva (2/2)

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6 días para la boda

Samuel
-Aquí compré el mío, te aseguro que hay muchos muy chulos- estábamos a seis días ya, y hoy había acompañado a Abel a comprar su traje, por suerte había poca gente, solamente estaba un tipo mirando unos trajes de espalda a nosotros y una señora en los vestidos, así que prácticamente la tienda era nuestra. -Mira ahí están los de color negro, anda y mídete unos- dije señalando los trajes que se encontraban junto a aquel tío extraño, la verdad era que me daba algo de repelús, parecía el típico asesino serial, todo de negro, -Mira estos- dijo Abel, distrayéndome de mis pensamientos, tenía dos trajes en las manos, así que fuimos a los vestidores. Mi hermano no era como yo, él le echaba el ojo a algo y ya estaba, se midió los dos trajes y aún que tardamos un poco, al final nos decidimos por uno. Caminábamos hacia la caja para pagar, pero entre bromas de Abel y uno que otro empujón, me hizo chocarme contra el tío aquel que, aún, seguía parado frente a esos trajes, era extraño, -Lo siento- le dije apartándome rápidamente, le dedique una mirada de molestia a Abel y este solo se encogió de hombres, -No pasa nada- me respondió el tío, y siguió moviendo aquellos trajes, como si buscara alguno.

Ya en caja, mientras la señorita nos cobraba, me puse a mirar algunas cadenas y demás que estaban en el mostrador, pero no dejaba de sentir esa extraña sensación, esa que sientes cuando alguien te está mirando, aún que decidí ignorarlo, continúe mirando, esta vez las pulseras y había una en especial que llamó mucho mi atención, -Mira Abel- dije haciendo una seña con la mano, -Me gusta para Luzu, ¿Qué dices?- el se encogió de hombros y pasó su brazo por detrás de mi cuello -Yo que sé, es tu novio, debes saber lo que le gusta a él-, que ayuda... Le pedí a la chica que me diera esa pulsera y si la ponía en una caja azul, y mientras ella buscaba, nuevamente sentí aquella mirada, pero esta vez no pude aguantar y me giré a ver de qué se trataba, y entonces me quedé helado, no miento, hasta la vista se me nubló y sentí que ahí mismo caía... ¿Jorge?... No, no, no, no, no, yo debo estar loco, pero ese tío era idéntico, podría jurar que era el. No dije nada, solamente salí corriendo, pero cuando llegué a la puerta no había nadie, ¿de verdad estoy viendo cosas ya?, esto no puede ser.

5 días para la boda

Luzu
-Amor- quisiera saber dónde estoy, por qué no puedo ver nada, todo a mi alrededor esta oscuro, y hace mucho frío. Solamente este camino es lo único que me ilumina.

-Amor- ¿Por qué estoy aquí? A caso hice algo malo...

-¡Amor!- me senté de golpe, estaba sudando, mire hacia mi lado y Samuel me veía con cara de susto, -¿Qué pasa?- dije mientras tallaba mi cara, -Hombre, te estabas moviendo demasiado, me asustaste y no despertabas- lo miré y le sonreí -Una pesadilla- me acerqué y lo besé. Odiaba de verdad tener estas pesadillas extrañas, y ya son varias noches, siempre lo mismo, yo en medio de la oscuridad, con solo un camino alumbrado, es super terrorífico, -Luzu, hoy debemos ir a recoger las invitaciones- se me había olvidado por completo eso, ya estábamos a cinco días y se suponía que las invitaciones ya deberían estar entregadas, -Voy a darme una ducha, ¿Vienes?- yo asentí y caminé tras el hacia el baño.

...

-Ya le envié un mensaje a Abel-

-¿Que te dijo?-

-Me respondió que aun no llegaban-

Esto comenzaba a molestarme y preocuparme, vinimos al lugar donde nos hicieron las invitaciones y nos dijeron que las habían enviado ya a la casa de Samuel, pero no llegaba nada, -Es que hay que ser irresponsables- Samuel se iba quejando todo el camino, -Mira que quedar a una hora y no tener nada- se suponía que yo era el mas molesto y desesperado pero el quejicas era otro, -Y que si las pierden por ahí, que vamos a hacer Luzu, faltan solo cinco días-, paré el coche y lo volteé a ver, -Cariño- dije tomándolo de la mano, -Es solo un pequeño atraso- me acerqué y lo besé, -Ya verás como en un rato mas llegan- era increíble, estos últimos días había sido el quien se la pasaba tratando de tranquilizarme, y ahora, era yo el que debía estar tranquilo y tratar de calmarlo a el. Llegamos a casa de Samuel y Abel nos dijo que aun nada, la verdad es que si estaba demasiado nervioso, pero se suponía que yo debía tranquilizar a mi pareja, sino, donde íbamos a terminar, en fin, nos pusimos a hacer cualquier cosa, y pasadas unas tres horas, llamaron a la puerta, -Yo voy- dijo Abel levantándose, Samuel y yo nos quedamos en el sofá, planeando algunas cosas para la comida, fiesta, celebración o como quieran llamarle, -Miren lo que tengo- gritó Abel haciéndonos voltear, traía una caja en las manos, y tenia una enorme sonrisa, -Las invitaciones- Dijo mi novio levantándose rápidamente.

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