Capítulo 37 Tiempo al tiempo

46 8 0
                                    

Los días habían pasado lentos para nuestros amigos, por un lado, Guillermo trataba de acercarse a Samuel, pero este solamente lo rechazaba; Luzu, a pesar de ser una persona aparentemente fuerte, estos últimos días se mantuvo en su lado débil, sabía que debían hablar, pero no se sentía listo, ni se sentía con las suficientes fuerzas para hacerlo; Alex y Frank, siguieron saliendo, se comenzaban a llevar mejor. El asunto de Jorge, ya había quedado claro para todos, y aún que era un poco difícil de asimilar, y de acostumbrarse, al final y con el pasar de los días, ya no sería la gran novedad; el y Samuel habían tenido una charla como la gente, sin discutir, sin terminar en los golpes, y al parecer, entre ellos las cosas han quedado un poco más claras, pero con Luzu... Samuel sabía que había llegado el momento...

(Samuel)
Hoy era el día, hoy es cuando volvería a estar frente a él, me siento nervioso, ansioso, y con miedo, no sé cuál será su reacción, si querrá recibirme o si pasaremos aún más tiempo sin hablar, la verdad, yo quiero arreglarme con el, nunca fue mi intención el hacerle daño, y todos los días me lo repito a mí mismo, me lo reprocho, pude haberlo evitado, y no lo hice, y eso no me lo puedo perdonar. Soy un tonto, y ahora me encuentro aquí, frente al espejo, arreglándome, como si esta fuera estar primera cita, -Samuel- escuche a mi hermano llamarme, -Se te hará tarde- vería a Luzu en su casa, y por quedarme aquí pensando se me estaba haciendo un poco tarde. Me giré y mire a Abel, dedicándole una sonrisa tan forzada, que más bien fue una mueca, tomé las llaves del coche que se encontraban en la cama y me dispuse a salir, solo espero que las cosas salgan bien, esta vez, y no terminemos peor.

Conduje tranquilo hasta su casa, tenía tan bien pensado todo, había escrito lo que le diría, como lo haría, hasta practique en repetidas ocasiones, tenía las posibles respuestas, y había pensado en diferentes formas de reaccionar de el, las palabras daban vuelta en mi cabeza, no podía salir mal. Al llegar a su casa, estacione el coche en la entrada, y me quede por un momento ahí, observando la puerta, la casa, esa casa donde tantas veces pase las noches y los días con el; metí la mano al bolsillo de mi chaqueta y saqué las llaves, las miré por unos segundos y después baje del coche, todo era silencio, las cortinas estaban bajas, incluso podría decirse que no había nadie. Camine hasta la puerta, quedándome otros segundos mas parado allí, respire hondo e iba a meter la llave, pero termine por llamar. No pasarían ni diez segundos, cuando la puerta comenzó a abrirse, dejándome ver a Luzu del otro lado, pero este no era mi Luzu, se veía mal, tenía sus ojos apagados, y por su aspecto podría decir que no ha dormido bien, y todo esto por mi culpa, -Samuel- dijo mirándome a los ojos... Su voz, tan apagada, tan quebrada, y todo, todo lo que había pensado, todo lo que había practicado, para decirle, todo se fue a la mierda, no pude soportar más y me eché sobre el, rodeándolo con mis brazos, pegándolo a mi, apretándolo, quería volver el tiempo, quería regresar, evitar todo esto, no podía soportar el verlo así, mi garganta comenzó a doler, mis ojos estaban cerrados pero las lágrimas ya habían salido -Perdóname Luzu, por favor perdóname- fueron las primeras palabras que salieron de mi boca, -No quería lastimarte, soy un estupido, no quería hacerte daño, y termine por herirte, por favor perdóname- nada estaba saliendo como lo había pensado, si algo quería, era que hubiera control, y eso, es lo único que faltaba -Quise detener todo Luzu, de verdad quise hacerlo pero termine por cagarla más, mira todo lo que provoqué- hundí mi cabeza en su cuello, no os puedo decir como me sentía en ese momento por qué ni yo lo sabia, todo era doloroso, tenía una extraña mezcla de sentimientos, -Luzu por favor- dije sobre su cuello, apretándolo más, me sentía desesperado, su silencio me estaba matando.

No quería separarme de él, no quería soltarlo, pero lo hice, poco a poco fui soltándome de el, hasta quedar frente a frente, las lágrimas en sus ojos amenazaban con salir, mientras que las mías no paraban de salir, y en ese momento me sentí más débil, que nunca, sentí que no tenía fuerzas ni para mantenerme en pie, y así fue, caí arrodillado frente a él, llevé las manos a mi cara y me cubrí con ellas, ya en este punto no sabía qué hacer. Pensé en levantarme y salir de ahí, y de verdad iba a hacerlo, cuando sentí unos brazos rodearme. Quite las manos de mi cara y lo vi, ahora era él quien me abrazaba, y yo sin dudarlo, correspondí a su abrazo, no me importaba que nos encontráramos ambos en el suelo, no me hubiera importado donde nos encontráramos, el volver a sentir su abrazo, me hizo sentirme bien, hizo que ese vacío que comenzaba a crecer, se comenzara a llenar, -Luzu- dije en un susurro sobre su cuello, el abrazo se aflojó y poco a poco nos fuimos soltando, quedando solamente con nuestras frentes unidad, -No sabes cuánto lo siento, Luzu, yo te quiero, te extraño- cerré mis ojos lo más fuerte que pude y mordí mi labio inferior, y lo siguiente fue lo que menos espere, lo último que creí podría pasar. Sentí sus labios unirse a los míos, no correspondí el beso al principio, pero fue algo que me tomó por sorpresa, pero al caer en lo que pasaba, mis labios reaccionaron y se unieron a los suyos, me sentí como en aquel primer beso, como en aquella vez que nos confesamos lo que sentíamos, igual de nervioso, igual de ansioso, igual de torpe.

(...)

(Frank)
-Me rindo Frank, es imposible- dijo mi amigo rascándose la cabeza, -Yo te lo dije muchas veces- pero eso pasa cuando tienes un amigo terco como lo es Guille, -Bueno, pero lo hecho, hecho está- respingó desde el sofá Alex, -Y lo mejor es que dejes de insistir con el, perdona que lo diga así, pero conozco de sobra a Samuel- se levantó del sofá y se puso a mi lado, pasó su brazo por mi cuello, llevo una de sus manos a mi rostro y con su dedo tocó mi nariz.

-Haz como Frank- dijo sonriéndome, -él ha dado vuelta a la página, ¿no es así?- yo asentí con una sonrisa, mientras mi amigo nos miraba atento, estos últimos días, Alex y yo hemos estado saliendo, me agrada mucho, es muy buena compañía, algo difícil, pero una grata compañía, somos muy diferentes, nuestras personalidades, chocan, como podría decirse, pero eso hizo darme cuenta que ese dicho es real, "polos opuestos se atraen".

-Y vosotros- dijo Guille cruzándose de brazos -¿Estáis saliendo?- Alex y yo nos miramos y de inmediato nos separamos, me puse muy nervioso y comencé a toser, -No, no, tú que dices- Guille solamente sonrió y nos miró a ambos, -Hacéis una bonita pareja- dijo mientras caminaba hacia la puerta, -Debo irme, quede con mi hermano- y después de eso salió. Alex y yo nos quedamos un momento en silencio, -Que dices- habló Alex, -¿Salimos a pasear por ahí?- la idea no me desagrado para nada, yo acepté y fui por una chaqueta a mi habitación, -O bien podemos quedarnos aquí- escuche su voz atrás de mi, haciéndome sentir un escalofrío, -Podemos ver una película y no se, hacer algo-

Así es el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora