Capítulo III

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ELLA

hoy 15 de octubre se cumple el 3er mes desde el ataque a la concentración en nuestra Av. Ppal. aún sentimos la ausencia de los caídos y como podemos observar siguen llegando personas con homenajes para ellos, el ministro de defensa se pronunciará dentro de unas horas, desde la Plaza Lazos les reporto Andrea Martín, con esto hacemos el pase a los estudios

Arrch que sueño tengo aún, este martes será un asco lo sé... Las personas andarán revueltas en la calle por los homenajes... qué irá a decir el inútil del ministro, ojala y no empeore las cosas, luego ya le escribiré a los chicos a ver qué harán hoy si es que puedo pasar un rato con ellos. Bueno será mejor que ya me termine de arreglar si no quiero llegar tarde hoy también.

Jeans claros desgastados franela negra y mis amados vans que se suponía eran negros aunque por el desgaste ya pareces color plomo, me engancho mi morral revuelvo un poco mas mi cabello si es que eso es posible y estoy lista.

Me encamino al paradero de la esquina de la cuadra en dónde vivo. La luz del sol se apoderó de los cielos y calienta poco a poco mi piel irritando mi sensible humor

-como ya no estoy más bronceada de lo normal vienes también a ponerme olorosa desde estas horas del día?! Sería bueno que te fueras a esconder un rato en tus nubes! Gracias!-

Refunfuño en la parada, había dedicado tanta atención al sol de manera que no me percaté que ningún carro había pasado durante ya los 7 minutos que tenia aquí

-¿y ahora qué pasa?-

Digo en voz alta a pesar de estar sola, miro al rededor en busca de algo que me de pista de lo que estará sucediendo. Es cierto que vivo en un pequeño urbanismo un poco aislado, pero céntrico por lo que siempre pasan autos, al menos los moto taxis que se están imponiendo ahora.
A lo lejos de la calle que da a la av. Ppal. De la ciudad veo que pasan personas vestidos entre colores blancos y negros, en ese momento recuerdo las noticias que escuchaba al despertarme

-seguramente están trancando las calles principales, caramba me tocara caminar-

Y tarán! Se me enciende el bombillo! recuerdo la bicicleta que me había comprado mi madre en las vacaciones a ver si así lograba que yo hiciera algo de ejercicio, sonrió ante la idea, vaya vaya ¿así que tarde o temprano tendría que usarte no?

Sin darme oportunidad a retractarme subi a la montañera negra rin 26 que tenía ante mí, amenazando a exponerme al ridículo en la universidad por llegar montada en eso, trataba de recordar como lo hacía de bien cuando era pequeña, bueno, más pequeña, decido evitar la avenida principal, de seguro no podré atravesarla con mucha facilidad con esas personas allí y terminaría cayéndo, si voy a caerme, solo espero que no sea delante de tanta gente, rezaba por dentro.

Tomo unas veredas que me conozco bien pues son mis atajos cuando me toca venirme caminando. Había olvidado lo que me gustaba sentir la brisa chocar contra mi rostro y el movimiento de mi cabello como un celaje castaño vaporoso y de seguro amarañado golpeando el viento tras de mi.

Llego por el lado sur de la universidad y vislumbro a uno de los conserjes muy simpático y conocido mío, ¡BINGO!

-¡Goyo! ¿Cómo estas?- gira con su habitual sonrisa enmarcada por su barba blanquecina

-pequeña saltamontes ¿bien y tú? Jajaja no me digas que te volvió a dejar el transporte- me encojo de hombros en respuesta a su observación

-no tengo tiempo de explicar ahorita Goyo pero necesito un fovorsote de tu parte ¿será que me la puedes guardar por allí en un lugar seguro?-

Pongo ojos de borrego degollado a ver si logro convencerlo

-eh.. no se Emma no se me ocurre ningún lug...-

Sin Nada Que EsperarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora