Capítulo XIV

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EL

"Creo que encontré todo lo que yo buscaba..

Fue en el momento perfecto, fue como un destello

Como un ángel caído del cielo...

Me enamoré y ni siquiera contaba

Con las emociones que sienten 10mil corazones

Latiendo en mi corazón"

Víctor Muñoz "Corazón Abierto"

La música retumbaba por todo el lugar convirtiéndose cada vez más movida incitando a los presentes a bailarla. Por mi cabeza aun daban vueltas las palabras de Oscar, un antiguo compañero del movimiento que me encontré por casualidad aquí, el se había cambiado de universidad y perdimos el contacto, probablemente por eso pensó que a quien debía informar sobre lo que se había enterado era a mí, seguro no se sabía que yo me había salido del movimiento. Bueno igual no creo que este sea el mejor lugar para bajar esa información, total hoy ya no podemos hacer nada, así que mejor le cuento a los muchachos mañana, si es que pueden pararse, ¡están tomando como locos! No es que yo no esté tomando, pero manejo la bebida mejor que ellos, al menos mejor que las chicas...

¿Es que piensas pasar toda la noche aquí recostado solamente mirándola?

¡Vamos sebas actívate!

La música esta genial, el habiente esta genial, ella esta maravillosamente guapa hoy ¿y yo solo me estoy quedando de brazos cruzados a esperar que otro vaya a cortejarla?

Que decepción hombre... Que decepción...

Podía recodar la voz de Manuel haciéndome apuestas ridículas para que me animará a sacar a las chicas a bailar... ahora no está él para darme apoyo moral así que me toca actuar solo.

Así que me deje de rodeos y al escuchar que comenzaba esa canción de Víctor Muñoz supe que era mi señal desde el cielo para sacarla a bailar

Sé que sigues aquí apoyándome hermano... ¡deséame suerte!

Ajuste mi cazadora y caminé hasta el taburete donde se hallaba sentada mi hermosa Pelusa Valiente, estaba tan radiante y estaba sumergida en sí misma y su celular, me comía la curiosidad por ver a quien le escribía con tanta dedicación, pero me reprimí de hacerlo, así que solo me paré en frente de ella y extendí mi mano con el miedo de que me dejará allí plantado y me rechazará.

¿Dicen que para los hombres todo es más fácil? Pues ¡no! A nosotros siempre nos toca correr estos riesgos. Aclaré mi voz antes de hablarle.

-¿bailamos?- agradecí que me haya escuchado a la primera vez que lo dije.

No pude evitar sonreír como un idiota al ver su cara iluminada por la sorpresa y mejillas incendiadas seguramente por el alcohol ingerido, pasaron segundo que me parecieron una eternidad hasta que por fin se decidió a tomar mi mano. El alivio y la emoción inundaron mi ser haciendo que esta sonrisa se timbrará en mi rostro sin tener oportunidad de disimularla.

Nos situamos en la pista y la tome en posición de baile no pude evitar aferrarme a su cintura más de lo necesario, pero me resultaba magnética la energía que me unía a ella. Me dedique a escarbar en su mirada tratando de comprender que estaba pasando por su cabeza, me desesperaba lo silenciosa que podía ser cuando yo estaba cerca, quería escucharla, quería saber más de ella, deleitarme con su risa, pero la notaba igual o más tensa que yo.

Sin Nada Que EsperarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora