Capítulo V

149 24 10
                                    

EL

Las palabras de Vanessa seguían retumbando en mi cabeza, se que tiene razón, no soy el único que sufre, pero creo que cada quien vive las perdidas como mejor pueda sobrellevarlo ¿no?

Estoy caminando casi sin rumbo a los alrededores de la universidad, considerando a dónde puedo dirigirme. Aquí ya por hoy no tengo clases, ¿ir a casa? realmente no tengo ganas de encontrarme con la zanahoria andante del imbécil de Oguard, aunque me preocupa el estado en el que se puede encontrar mi madre, pasan fracciones de recuerdo de la noche anterior cuando ella solo dejo que ese idiota nuevamente me pisoteara y siento como si me golpearan en el estómago, creo que puedo esperar un poco más para ir, total, tampoco es como si tuviera que llegar a la hora de la comida, una risa amarga y dolida surge de entre mis labios, una semana sin comida eh? Bien, creo poder manejarlo.

Con suerte Cami me guarde algo de sus platillos exóticos que me obliga comer, así que me dispongo a dirigirme al GYM, el celular empieza a vibrar en mi bolsillo delantero, compruebo que no haya ningún supuesto maleante a mis alrededores y contesto rápido la llamada sin verificar quien es,

Sebas= -aló ¿Quien habla?-

Diego= -que mas mi pana? Es Diego, donde andas hermano?

Sebas= -eh Diego, bien y tú? Pues eh... yo ando... Por aquí cerca de la universidad, ¿por qué preguntas?-

Diego= -genial, estoy cerca espérame allí vale?-

Ccoño, sabía que no debía decirle, como si ya no hubiera sido suficiente con escuchar a Vanessa, seguro ya le dijo que hablo conmigo.

Sebas= -Diego tengo planes, será mejor otro día vale?-

Guardando esperanzas de que se conforme con mi respuesta pero antes de yo poder terminar de hablar responde

Diego= -déjalos para más tarde ya estoy llegando, y no te atrevas a moverte de allí pajuo!-

Y sin más colgó, este pendejo, carajo. Qué más da, me tocará verlos a todos tarde o temprano y justo hoy... Manuel...

A lo lejos veo como se acerca un "Machito" una camionetica YEEP negra que me trae muy buenos recuerdos, es el automóvil de Diego, frena en frente de mí y empieza a quemar cauchos pantalleando con su cara de "Johnny Bravo" después de la quemazón, no puedo evitar reírme ante sus marisqueras

-dime que no extrañabas a mi Potra!- grita Diego desde el puesto del conductor acariciando sensualmente el volante, volteo los ojos ante su comentario, abro la puerta del copiloto y subo en el Machito o en "la Potra" como la bautizó Diego.

-ten- Diego me extiende una botella de cerveza desde la parte de atrás del transporte, donde pude ver una pequeña cava, lo miro de arriba abajo y puedo notar que ha cambiado un poco desde la última vez que lo vi, Diego es el menor de los hombres del grupo, pero pareciera haber cobrado más edad y corpulencia estos últimos meses que estuve ausente.

-gracias, se te ve bien chamo, ¿Has estado entrenando o qué?- digo tratando de entablar una conversación con él, Diego siempre ha sido muy agradable y de sangre ligera como solemos decir, le cae bien a cualquiera y siempre sabe hacer grato un momento en su presencia.

-oh ¡vamos Sebas! No llevas 5 minutos aquí y ya me estas buceando? Jajaja ¡es cierto eso que te has vuelto muy gay últimamente!- dice exagerando todos sus gestos, pero luego agrega dándome unas palmaditas en el hombro

-Tranquilo hermano, igual te quiero! Pero de lejitos ¡¿ok?!-

-jajaja eso quisieras pendejo!-

Sin Nada Que EsperarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora