Capítulo XVI

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ELLA

-¿Asustada?- pregunta un chico alto blanco de ojos marrón que me observa con una sonrisa demasiado trabajada para lo sínico de su voz, está amparado de otros dos que se ven similar a él, todos con la capucha de su suéter puesta, haciendo que se me dificulte distinguir bien su rostro.

-Si van a robarme están perdiendo su tiempo no tengo nada de valor- pero como cosa del destino mi estúpido celular empieza a sonar ¡Mierda! ¿Justo ahora?

Quien empezó a escribir a sus amistades fuiste tú ¿no?

Es verdad, seguro era Naty o Marcus, ¡Joder y ahora que hago!

-Eso no es lo que parece preciosa, no debiste mentirme- responde el chico de la sonrisa sínica asomando una de sus manos la cual tiene algo que brilla con la escaza luz nocturna y empieza avanzar, mientras yo instintivamente retrocedo. Esto no está bien... ¡ya solo entrega el puto celular! Pero mi cerebro decía una cosa mientras mi cuerpo hacia otra

-¿qué? ¿Piensas que me vas a asustar con eso?- sale mi voz retándolo ¿Pero qué mierdas te pasa boca inútil? ¿Quieres que nos maten? ¡Aun no! ¡Soy virgen! Mejor ni les digo eso no vaya a ser que se interesen en el asunto, la sola idea me causa asco.

-pensaba hacer más que eso a decir verdad, pero acepto propocisiones...- responde cuando ya no tengo más espacio que retroceder y mi espalda choca con la rugosa pared. El chico que tiene a su izquierda, el más bajo del trío le habla

- ¿de qué hablas? ¿No solo la íbamos a asustar? Ya está, vámonos...- noto en su voz que es menor que el chico con la navaja, el cual responde

-cambio de planes, no me gusta que me mientan y con ella puedo saldar una cuenta pendiente, además, ¿tú no te querías iniciar? aquí tienes, empieza- dice extendiendo su mano armada hacia el otro chico, quien miraba dubitativo entre la navaja y yo. Mi saliva estaba más espesa que nunca y costaba tragar, ahora sí que me metí en un problema.

-no tienes que hacerlo- dije mirando al chico pequeño, pero el otro inmediatamente me grito empujándome mas a la pared

-¡cállate!- mire a los lados buscando a ver si había algo con lo que pudiera defenderme, pero no distinguí nada lo suficientemente cerca.

Cuando el chico se decidió por tomar el arma blanca en sus manos intenté correr hacia el lado de la Av. principal, pero el tercer chico no me dejó, me logró agarrar antes de avanzar algunos pasos y tratando de llevarme de regreso termino tirándome al suelo. Noté cuando intente correr que unas sombras se acercaban a la esquina de la Avenida, era mi única esperanza que alguien me ayudara, mientras que el primer chico apuraba al menor aproveche su distracción para gritar

-¡AYUDA AYUDEN..!- No logré seguir gritando pues e joven de ojos marrón me tapo la boca a los golpes haciendo que pegara la cabeza contra la pared, cerré los ojos controlando el dolor, pero de igual modo los nervios ya me estaban traicionando, una lagrima de miedo se escapo de mis ojos mientras trataba desesperada de zafarme del agarre del chico pataleando y arañándole, mientras este trataba de mantenerme amordazada

-¡Dame eso eres un cobarde!- habla el que me tiene acallada al menor y este nervioso le extiende la navaja mientras yo evito con todas mis fuerzas que él pueda desocupar una mano y tomarla. Entre la desesperación y forcejeos que mantenía con estos chicos no me percaté de que alguien se acercaba hasta que escuche una voz femenina y todos volteamos a ver.

-¡Hey! ¿Qué pasa allí?- cerca de la esquina se podía divisar dos chicas que venían caminando ¡Dios Gracias! Aunque eran solo unas chicas por lo menos alguien contará como realmente acabé en el otro mundo.

Sin Nada Que EsperarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora