Capítulo 7: Revelaciones

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Si la usas, tu humanidad se irá automáticamente conmigo.

Recordé las palabras de Zeref con temor. No quería perderme a mí misma, así que bajé la dichosa vara. Lisanna me miraba, preguntándose qué me había pasado. Mi pulso estaba por lo aires, estuve a punto de matar a alguien. Me encontré en la línea media, la frontera, de ser o no una criminal. Por suerte mi sentido común siempre reacciona rápido y no me deja actuar tan erróneamente. Y es que, ¿tanto cuesta ser feliz? Sólo deseo algo en este mundo, y ese "algo" es estar con Natsu, pero el destino se ha encargado de hacer todo imposible...

Había escuchado tantas veces ya las palabras "Seguro que todo estará bien", pero veo el tiempo pasar y nada me favorece. Cada vez se me suman más dificultades, más desafíos que debo afrontar yo sola.

Gray: Qué cojones pasa aquí, el ambiente está muy tenso.

Y tú llegaste a empeorarlo.

Natsu: No es algo que te incumba.

Algo me incomodaba cuando veía a Natsu. Su rostro, su expresión y hasta su forma de hablar hacían que me diera cuenta de que algo le sucedía; tal vez para él ser padre no era una buena idea, después de todo casi la mayoría del gremio aún es joven y él es un dragon slayer que se quedó atrapado en los días en lo que Igneel estaba con a su lado, cuando era tan solo un inocente niño. Pensándolo bien, ambos eran totalmente inmaduros para tener un hijo... Pobre criatura.

Para alejarme de los próximos padres, me fui al tablón de misiones. Mi mente necesitaba refrescarse, salir, por lo que tomé un trabajo que quedase algo lejos y no alrededor de la ciudad; salí del gremio y fui a casa para prepararme un bolso con lo necesario. Fui a la estación de trenes, pero cuando subí a mi vagón correspondiente, dos polisones se encontraban ahí...

Lucy: ¿Puedo saber qué hacen aquí, Natsu, Happy?

Happy sonrió intentando que no le dijese nada, para Natsu no reaccionaba, era casi como un muñeco, inmóvil. Me resistí a hacerles cualquier comentario sobre Lisanna, aunque tampoco lo quería hacer. Llegamos de noche al pueblo, por lo tanto me preparé para instalar las tiendas y sacos de dormir. Por falta de espacio, los tres nos tuvimos que acomodar en una sola tienda, pero por mi inseguridad dejé que Happy se acostase en medio.

Natsu: Ahora que Happy se quedó dormido...

Él me quedó mirando con sus ojos melancólicos. Me coloqué algo nerviosa, volví a tener un mal presentimiento...

Lucy: ¿Qué pasará "ahora"?

Le quedé mirando con intriga, con la curiosidad estallando dentro de mí. Busco y busco dentro de mi cerebro qué podría ser lo que Natsu me quiere decir, pero no tengo la más mínima idea. Quizás se trate de su vida, ahora que va a ser padre, me va a querer alejar de él y su familia... De seguro la peliblanca ya le metió estupideces en la cabeza sobre mí, que soy una mala influencia o algo por el estilo. No tuve la mejor infancia, mis padres no estaban totalmente pendientes de mí, pero... Creo que la vida me ha enseñado por lo menos a dar amor.

Él tragaba saliva y sus ojos miraban hacia todos los lados posibles. Hasta que por fin, tomó aire y supe que estaba apunto de enterarme de lo que me escondía

Natsu: Yo nunca he tenido relaciones con Lisanna. Ese hijo que lleva en su vientre no es mío, pero... Si lo decía nadie me creería, y temo la reacción de todos. No sé qué hacer.

No podía cerrar la boca de tanto asombro. ¿Debo ponerme feliz? Veo la desilusión en los ojos de Natsu, y tal como va la historia su relación con la Strauss ya no pinta nada bien. Pero vamos, tengo que darle un consejo... ¿Qué le digo?

Lucy: Tienes derecho a negarte a cuidar de ese hijo. Si es imposible que sea tuyo, háblalo con los demás, DEBEN entenderte.

Me di vuelta y fingí estar dormida, sólo para volver a imaginarme todo y soñar cómo mis metas poco a poco se van armando haciéndome sonreír.

La desesperación de LucyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora