Capítulo 3: Sin Fairy Tail

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Desperté en mi cama y miré por la ventana. El sol entraba con intensidad, era un hermoso día. Estiré mis brazos y me levanté. Estaba con toda la disposición de ir al gremio, ver a Natsu y Happy para irnos a hacer alguna misión, hasta que recordé mi realidad. Ya no podía hablar con Natsu. Ni siquiera podía entrar al gremio. Mi radiante cara pasó a ser la de alguien muy triste. ¿Es que no podría relacionarme con Fairy Tail nunca más? Tal vez sea la misma Lisanna la que soltó información del gremio y me inculpó a mí, aprovechándose de mi situación.

Quería dejar de deprimirme a mi misma, así que salí a la ciudad a comprar algo para comer pensando plenamente en qué hacer con mi vida. Pero tengo tanta mala suerte que tuve el peor de los encuentros.

Lisanna: Vaya, vaya. Qué desagradable sorpresa. ¿Así que ya te expulsaron?

Lucy: Sí, estás en lo cierto.

Me limité a responder su pregunta y a continuar, mientras escuchaba como se reía. Tranquila Lucy, me intenté calmar. No quería caer en su juego, porque si le hacía algo, tendría a Fairy Tail como enemigo y sabía muy bien que eso no me convenía. 

Vi como el tiempo pasaba y tuve que seguir con mi vida. Comencé a trabajar en una pequeña repostería, donde mi sueldo alcanzaba para el alquiler y lo básico para tener los productos de necesidad primaria. Como al día veía un montón de gente, seguía escuchando comentarios de la gente en contra del gremio. También recibía algunas visitas a escondidas de Gray y Erza, que confirmaban que la reputación del gremio seguía decayendo; yo solo los observaba hasta que se iban, era difícil hablar con ellos sabiendo que cuando yo me iba ellos no hicieron nada por detenerlo.

Estoy reuniendo dinero para irme de aquí. No quiero seguir oyendo nada. Quiero olvidar el gremio que alguna vez pertenecí, por más que me duela abandonar mi sueño. Y quiero olvidarme de Natsu... Quiero sacarlo de mi cabeza y de mi corazón. 

Pasaron unos meses y reuní el dinero suficiente para irme. Por precaución ordené todo por la tarde para irme a la media noche. Estaba mirando mi habitación iluminada por el resplandor de la luna antes de irme, hasta que la luz de la ventana fue tapada por una sombra. 

Lucy: ¿Podría ser...?

Dudé mucho antes de subir la vista. Levanté la cabeza haciéndose realidad mis miedos y deseos.

Natsu: ¿Vas a algún lugar, Lucy...?

Observaba todas mis maletas con los ojos abiertos y cierto tono de desesperación. 

Lucy: Sí... Me voy de aquí. Sinceramentte ya no hay nada para mí en Magnolia...

Lo miré y me di la vuelta, dispuesta a salir por la puerta. En cuanto di mis primeros pasos sentí como su mano sujetó mi brazo. Di un tirón en mi intento de soltarme, pero él me apretaba con fuerza. ¿Ahora no quieres que me vaya, Natsu? Me han sacado del gremio y no me has hablado en este tiempo, ¿cómo debo reaccionar? Tu mano tiembla mientras me sujeta, estás dudando...

Natsu: No puedes irte...

Lucy: ¿Por qué no?

Natsu: ¡Porque no!

Su voz me demostraba que estaba tan decidido que mis ojos se llenaban de lágrimas. Por más que ignoré mi corazón para decidir irme, dios, ¿por qué me mandaste a Natsu justo ahora?

Natsu: Me mandaron a buscarte...

Ya veo. Así que de eso se trataba, un encargo. Soy una tonta, Natsu no vendría hacia mi por voluntad propia, de seguro hasta Erza lo intimidó para que viniese hasta aquí.

Natsu: La información actual del gremio se sigue esparciendo... Y todos nos hemos dado cuenta de que ningún modo has podido saberlo, te han tenido bajo vigilancia... Y como conclusión, todos se han dado cuenta de que tú eres inocente.

No me sorprendió, ya que algún día se darían cuenta de que no era yo, pero tenía una sola duda...

Lucy: Natsu... ¿Tú dudaste de mí?

La desesperación de LucyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora