Capítulo 13: La confesión

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Antes de salir de mi casa mi cuerpo entero temblaba. Dudé antes de dar el paso final, pero terminé saliendo rápido antes de arrepentirme de esto.

Llegamos a la iglesia y yo aún no podía creer lo que sucedía, quisiera creer que todo esto era otra de mis pesadillas, aunque creerlo definitivamente no cambiaría nada. La típica música de matrimonio sonaba, el que me llevaba del brazo era el maestro, y en el altar me esperaba Gray... Vi entre los espectadores a todo el gremio, excepto a Natsu, debía seguir afectado por lo de Lisanna... Me tenía preocupada.

Gray: Déjame decírtelo, pensé que no llegarías aquí.

Yo también pensé que me iba a quedar atrapada al salir de mi casa, pero aquí estoy, casándome.

Lucy: De una u otra forma iba a llegar.

Gray: ¿Vienes solo por lo que dijiste ayer...?

Obviamente, el amor no sucede de un día a otro, y una "proposición" de matrimonio no haría que mis gustos cambiaran.

Lucy: Sí. No te mentiré, si no fuese porque hiciste eso esto no estaría pasando.

Gray: Bueno, no importa. Tarde o temprano te darás cuenta de que soy el hombre de tu vida.

Qué optimista. Hay veces en las que desearía ser así. Escuchaba las palabras de quien nos estaba casando y nos las escuchaba, no quería oírlas. Al momento en el que me preguntaran algo tenía que estar calmada para decir que sí, y todo acabaría de una buena vez.

Señor Fullbuster, ¿acepta a la señorita Heartfilia cómo su legítima esposa?

Gray: Claro que sí.

Señorita Heartfilia, ¿acepta al señor Fullbuster como su legítimo esposo?

Tenía un nudo en la garganta, no podía hablar. Mis ojos estaban llorosos, definitivamente no quería hacer esto... Pero ya nada me podía salvar. Respiré, sabía que todos me estaban mirando, y por lo menos tenía que hacer que su presencia valiera la pena

Lucy: Por supuesto que...

Las puertas de la iglesia se abrieron de golpe. Sentí una brisa cálida, todo el lugar se iluminó. Era él. Mi salvación y mi perdición. Oí sus pasos mientras se acercaba, estaba muda. Unas manos pasaron por mis caderas y me apretaron con fuerza.

Natsu: Lo siento, Gray.

Gray: Está bien. Llévatela, de una u otra forma nos impedirías estar juntos.

Estaba llorando. Quería decirle que lo sentía, lamentaba ser una mentirosa y una rompe promesas. Pero... Ahora, ¿qué haré? ¿Qué le diré a Natsu cuándo nos miremos a los ojos? ¿Cómo les responderé a todos? Antes de salir de la iglesia, escuché decir algo que me reconfortó.

Juvia: ¡No llore, Gray-sama, Juvia se casará con usted! Traje mi vestido de novia por si acaso...

Todos adentro rieron. Sonríe, Gray, la tienes a ella. Natsu me llevaba de la mano y así atravesamos toda la ciudad, hasta que llegamos fuera de mi casa. Yo tenía las mejillas calientes, si el volteaba me vería. Tengo miedo, he aprendido a vivir con miedo, miedo a los cambios y a lo que los otros me puedan decir...

Natsu: Llegué justo a tiempo...

Se sentó en el piso y se tomó la cabeza con ambas manos.

Natsu: ¿Qué hubiera hecho si te hubieses casado...?

Me gustaban sus palabras egoístas. No me sacó de ahí pensando en mi bienestar, sino en el de él, pero eso me indicaba que me necesitaba. Que aunque fuera un porcentaje muy pequeño, dependía de mí.

Lucy: ¿Y qué crees que hubiera hecho yo si el hijo de Lisanna era tuyo?

Natsu: ¿Eso te preocupaba...?

Lucy: Hacía que mi corazón se muriera lentamente. Cada vez que lo veía juntos, cada vez que pasabas a mi lado y me ignorabas... Me dolía mucho.

Las lágrimas comenzaron a caer inevitablemente. Natsu estaba sorprendido con mis palabras, y yo lo abracé.

Lucy: Por eso... No quiero que te alejes nunca más de mí, porque... Porque yo te quiero, ¡porque yo te amo, Natsu!


La desesperación de LucyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora