Capítulo 21: La felicidad de Lucy

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Estaba algo nerviosa. Cuando había tomado las manos de la primera, ella estaba temblando. Este collar, ¿para qué es?

Levy: Bueno, el procedimiento no es complicado. Lucy, ve y gánate al lado de tu ataúd. Cuando la primera baje al inframundo, tú debes intentar entrar en tu cuerpo, solo así se realiza el "intercambio de almas".

Me ubiqué donde me dijo Levy, estábamos listas.

Mavis: Una vez, una mujer inocente perdió la vida por mi culpa. Intenté hacer un intercambio de almas con ella, pero no quiso, me dijo que por algo es destino la había elegido a ella...

Vi como los ojos de la maestra se llenaban de lágrimas, ella siempre se notaba feliz, debió haber pasado por algo duro... El cuerpo de ella comenzó a brillar, se iba, era una escena algo rara...

Mavis: Perdóname, Rita... -susurro-

Observé el balcón donde estaba el maestro, una lágrima escurridiza bajaba desde su ojo.

Makarov: Después de tanto tiempo, te seguías culpando Mavis...

No entendía mucho, ¿quién es Rita? ¿Por qué el maestro parece tan familiarizado con ella?

Erza: ¡Lucy!

Reaccioné. Me recosté sobre el ataúd intentando entrar en mi cuerpo, sentí un leve dolor, cerré los ojos esperando que todo funcionara. Cuando miré, intente levantar mi mano para comprobar que sucedía..., podía mover mis dedos, no eran transparentes, eran sólidos. Me di cuenta de que seguía dentro del ataúd, así que me levanté y me salí. Llevaba un vestido blanco, largo, parecía muy bonito como para enterrarlo para siempre.

Tenía miedo de alzar la mirada... ¿Con qué me iba a encontrar? De repente se me vino a la cabeza todo lo que había pasado.

Lucy: Estoy viva...

Sentí como varios brazos rodearon mi cuerpo, reconocí a Gray, Erza, Levy. Permanecimos un rato así, hasta que escuché a varios llorar. Me separé para poder oír con atención lo que algunos de ellos tenían que decirme

Levy: Tenía miedo, si no funcionaba, no sé qué hubiera hecho...

Gray: No podía creer que estuvieras muerta, me alegra saber que... Estás aquí

Pronto se separaron y miré a todo el gremio. Esta vez frente a mí estaba Natsu, estaba algo nervioso mirándome, ninguno de los dos sabía cómo hablar. Vi a Erza haciéndole señales a todos los del gremio para que salieran, ella cargó con Mirajane inconsciente al hombro y por último me guiñó el ojo. Cuando escuchamos el sonido de la puerta ambos topamos miradas y luego las separamos, ¿qué puedo decir...?

Natsu: Pareces un ángel. Es que no lo creo... Vimos tu entierro, y ahora estás ante mis ojos, así tan linda... En serio todo parece un milagro, estaba tan asustado de no poder volverte a ver, de no poder tocarte, justo ahora que nosotros nos habíamos dicho todo y podíamos ser felices.

Corrí hacia él y me lancé a sus brazos. Cuanto lo amaba...

Lucy: Bueno, no te preocupes, ya estoy aquí, ¿ves?

Los dos estábamos llorando, qué momento.

Lucy: Nada más nos pasará. Ahora podremos estar juntos, no está Lisanna ni ninguno de los que nos podría separar.

Es cierto que nosotros hemos poseído una suerte muy peculiar durante este último tiempo, es raro. Pero me he dado de que el amor que siento por Natsu es tan fuerte, que en ningún momento decayó sin importar lo difícil de la situación.

Natsu: Lucy... Ahora que por fin todo se acabó... Dime, ¿te quieres casar conmigo?

Las lágrimas que eran de pena pasaron a ser de alegría, una inmensa alegría. Él estaba de rodillas frente a mí, mostrándome una cajita con un anillo dentro. No es el más romántico, pero si es tierno y se ha esforzado por mí...

Lucy: ¿En serio tengo que responder? Claro que sí –sonríe-

Colocó con delicadeza el anillo en mi dedo. Nos quedamos conversando durante el resto del día, ni siquiera me di cuenta cuando fue que llegó la noche. Imaginábamos como iba a ser nuestro futuro... Queríamos un casa cerca de un lago, lo suficientemente apartada como para no escuchar nada, sólo nuestros pasos, sentirnos únicos en el mundo y hacer crecer nuestro amor cada día más.

Un tiempo después

Hoy por fin llegó el día, donde seré la esposa de Natsu. Las cosas se repetían, Erza llegó corriendo con un vestido gigante y hermoso.

Erza: Espero que esta vez mi trabajo si valga la pena

Lucy: Sí, por supuesto.

La desesperación de LucyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora