Capítulo 12: Cadenas

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Justo lo que temía. Sabía que si me pedía algo, sería algo que me atase a él y me impidiera ser feliz. El amor hace que una persona buena y amable se convierta, lamentablemente, egoísta. Soy igual a Gray, viendo siempre el interés propio. Dándolo todo y haciendo lo posible por estar con esa persona... No me puedo enojar, ¿cierto?

Erza: ¡Oye, Gray! No te aproveches de la situación así

Gray: Creo haber escuchado que puedo pedir lo que sea. ¿O acaso también eres una mentirosa, Lucy?

No quería ser llamada mentirosa de nuevo. Ahora sí, ya no me quedan posibilidades con mi pelirosa. Así que, espero que cuides de mí como lo has hecho hasta ahora, Gray... No me queda de otra, después de todo yo estoy causando tu sufrimiento... Pronto causaré el de Juvia; soy un ser despreciable...

Lucy: Nunca he sido una mentirosa. Escuché fuerte y claro tu petición, por lo que la cumpliré. Baja del árbol y entrégame la vara, por favor.

Decía todo seriamente. No era buena disimulando. Detrás de mí escuché murmullos

Levy: Lu-chan, ¿estás segura de esto?

Lucy: Como maga de Fairy Tail, haré lo que esté a mi disposición para ayudar a mis compañeros...

Levy: Estás poniendo en juego tu vida entera...

Happy: Lucy...

Les di una pequeña sonrisa. Cuando Gray llegó donde nosotros, todos se callaron. Como si estuviéramos programados, nos dimos la vuelta y caminamos al gremio, pero yo seguí derecho a mi casa.

Tenía cosas que pensar, tenía que practicar cómo viviría la boda. Se supone que es uno de los momentos más preciosos en toda la vida, casi como un sueño, que se recordará para siempre con alegría. Lo triste es que en mis sueños siempre estaba Natsu... Sólo él y nadie más. Deseaba que fuera él. Él, él, él, no soy capaz de pensar en otra cosa. Me duele el corazón, me había puesto mis propias cadenas yo sola, sin que nadie me obligase, me condené permanentemente.

La vara que Gray me había devuelto la rompí. Las tentaciones a veces superaban a la razón. Tengo fe de que llegará el día en el que no me arrepienta de nada de lo que he hecho, pero sé que es casi imposible.

Pensé en Lisanna. Después de todo, ella al igual que yo tan solo seguía sus sueños ciegamente dando todo de sí hasta el último momento. Soy peor que ella. También he mentido y he engañado, casi cometo el pecado de matar. ¿Qué es lo que me diferencia de ella ahora? Además, tuvo logros, consiguió estar con Natsu, y yo... Nada.

El pesimismo me consume. Tenía que dormir, el día había sido largo y sin duda también mañana el destino me traería algo agotador. Miré la ventana antes de cerrar los ojos...

Lucy: Idiota, ¿sigues teniendo la ilusión de que aparecerá por ahí...?

No me di cuenta cuando me dormí.

Desperté sin recordar nada, pensando que era otro simple día. Sonó la puerta de mi casa, vi a Evergreen y a Erza llena de bolsas gigantes y la cara llena de risa.

Evergreen: Linda cara la que traes, eh. Llevas el "entusiasmo" de toda una novia

Erza: ¡Métete a bañar de inmediato! Aquí está tu vestido, las pinturas, todo. Tendrás la boda perfecta

Lo recordé. El pequeño ánimo que tenía lo lancé al basurero. También había olvidado que ella tenía esa pequeña admiración por las bodas, estaba emocionada.

Hice lo que me pidió, me vistieron y arreglaron. Minutos antes de irnos me miré al espejo.

Evergreen: Quedaste realmente linda.

Todo era tan bonito que brillaba, a excepción de mis ojos. Simplemente no estaba preparada para esto, jamás me imaginé mi boda con Gray.

Erza: Vamos, ya es hora de irse a la iglesia.

Yo sé que puedo. Tan solo debo imaginar que es Natsu quien me estará esperando, aunque eso sea injusto, pero cada quien tiene su modo, ¿no...?

La desesperación de LucyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora