Capítulo 5: Mi dolor

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Sentí como me quedaba sin aire, me estaba ahogando en mi propia pena. Natsu tenía los ojos abiertos como platos, la lucidez había llegado a él en un segundo. La felicidad de estos días ya no valía nada, mis ilusiones se habían ido más rápido de lo que llegaron, sigo siendo inútil, ni siquiera puedo procesar de Natsu ya es de otra mujer. No podía ver a nadie más que a Natsu y a la Lisanna. No oía, no sentía. Estaba atrapada en un agujero lleno de mala suerte.

Lisanna: Anda, eh. ¿No me vas a felicitar Lucy?

Lucy: No...

Me paré y huí tan lejos como mis piernas me lo permitieron. Se desgarraba mi interior, el mundo se caía ante mis ojos. Si ayer tenía algunas posibilidades con Natsu, ya no había nada, se había acabado antes de que comenzara; me había hundido en mis pesadillas y se hicieron realidad. Lo único que quería era terminar con mi vida. Llegué a casa, cerré la puerta con llave y tiré todo, rompí mis cosas, mi ropa, tomé una sábana y enrrollándome en ella me decidí a no salir.

Levy: ¡Lu-chan, abre la puerta!

Lucy: ¡No, no voy a moverme de aquí nunca más!

Levy: ¡Sé que la noticia te afectó mucho, pero por favor! Sé lo que se debe sentir...

No, no lo sabes. Estoy tan dolida que las lágrimas ni siquiera salen, la depresión ha hecho que deje de ser alguien normal. Escuché como Levy dejó de tocar la puerta y en cierto modo me tranquilizó. No quiero que me vean destruida, desearía poder borrar esta versión de mí, lo lamento pero no puedo... Simplemente no es posible. Ya no hay nada que hacer.

Volví a escuchar ruidos en la puerta, pero esta vez fueron menos pacientes y la derrumbaron. Era Gray quien me buscaba. Su expresión demostraba molestia, casi me asusté cuando lo vi.

Gray: Oye, levántate. ¿Qué sacas con estar aquí? ¿Volverás a encerrarte sin hacer nada?

Lucy: ¿Y qué puedo hacer...? ¿Ya no puedo descansar? Déjame estar sola. No quiero comenzar a gritarte y desahogarme contigo, vete. Si no vas a quitarme este dolor, solo aléjate.

Gray: Tu dolor, eh. ¿Y qué hay de mi dolor? No es lo más lindo del mundo observar a la persona que amas echándose a morir por alguien que no la merece.

¿Qué estás diciendo? ¿Por qué sales con esto ahora? En serio que hay mejores momento para una confesión. Ese no es mi problema, vete, ¡vete! Ya es suficiente con esta explosión de emociones en mi mente. No necesito que vengas a decirme estupideces para consolarme. Soy egocéntrica y lo sé, ya no me da el corazón para preocuparme de otra persona; perdí esta guerra, nadie puede estar gozando de alegría por eso.

Gray me seguía mirando esperando que le dijese algo. Se acercó y tomándome de las mejillas me comenzó a besar con una pasión que jamás había sentido. En ese beso entregué y desheché mi rabia. Te dije que te alejaras, no te quiero utilizar, tampoco quiero dañar a nadie. Si tengo que sufrir he de hacerlo sola. Empujé a Gray de una patada y cuando chocó con la pared pude ver que su cara estaba roja.

Gray: Perdón... Yo solo...

Lucy: Vete de una buena vez.

Ahora me sentía peor, teniendo ese cargo de conciencia de que quizás alguna vez ilusioné a Gray por algunos simples impulsos. Y entonces él estaría en la misma situación que yo; que me he convertido en una bolsa inservible llena de malos deseos. Es que ya parezco masoquista. ¿Es tan difícil encontrar una razón por la cual vivir?

Zeref: Sí, sí lo es.

La desesperación de LucyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora