Sinopsis.

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Él sólo cierra los ojos, mira al cielo y resopla.

Me preguntaba por qué lo haría, ¿sería un ritual? ¿una plegaria, tal vez? Mientras, deslizaba el lápiz, esbozando una vez más los músculos de su espalda.

Eran las siete y media de una tarde gris de otoño y la única iluminación del polideportivo se centraba en el ring. No era lo más apropiado para la vista, pero prefería mantenerme escondida aunque fuese en la penumbra.

No perder la calma. En medio del cruce de golpes, tener los ojos abiertos. Ver el hueco. Lanzar rápida una mano, ¡esquiva, pega, esquiva, esquiva, izquierda, abajo, uno-dos, atrás, en guardia!

Era la sincronía de cada tarde. Sus pies giraban, hacían círculos, avanzaban y retrocedían. Me concentraba en perfilar sus gemelos cuando un sobresalto, provocado por un grito frustrado, condujo a mi mano al error. Busqué la goma en la oscuridad.

-Harry creo que es suficiente por hoy- La voz del entrenador retumbaba en la sala, señal que me indicaba que ya era hora de marcharme. Recogí mis bocetos, una vez más insatisfecha con mi trabajo. Habían sido seis.

Podía trazar cada pliegue de sus pantalones, cada gota de sudor, cada músculo, cada tatuaje...podía incluso plasmar la sensación de movimiento. Pero faltaba algo más. Siempre. Había algo que no lograba. Un algo que me llevaba hasta allí tarde sí y tarde también desde hacía semanas: su expresión.

Claro que podía ver desde la pequeña grada su ceño fruncido cuando golpeaba las manoplas o sus labios apretados por la tensión, y claro que podía dibujarlos. Sin embargo no transmitía ningún sentimiento. El dibujo quedaba siempre, sin excepción alguna, vacío, al igual que yo quedaba siempre, sin excepción, frustrada.

El arte es transmisión de sentimientos. ¿Qué tipo de artista era yo si no lograba que mi arte tuviese su fin? El asunto me martirizaba.

Recibió una palmada en el hombro del entrenador mientras se deshacía de los guantes de boxeo. Alzó las cuerdas y se agachó para abandonar el cuadrilátero. Percibí como sus músculos se flexionaban bajo el tejido de la camiseta sudada, dejaba entrever sus tatuajes. Los había dibujado tantas veces que creía conocerlos mejor que nadie. Podía ver también el cansancio mientras arrastraba sus pies con su peculiar caminar, hasta lo que suponía que eran los vestuarios.

Era entonces, cuando Harry se retiraba y el entrenador recogía sus bártulos, cuando yo repetía la misma estrategia que consistía en escabullirme entre los asientos para salir sin ser vista. Acto seguido alcanzaba a paso ligero mi bicicleta, atada en la farola (ya encendida) más cercana al polideportivo.

Se me hicieron las 19.45, y mi turno empezaba las 20.00h. Tendría que pedalear más rápido. Me recordé que no podía volver a llegar tarde



No es fácil difundir trabajos en wattpad porque es una comunidad muy grande de escritores con muchísimas obras, así que agradecería a quien la lea y opine que lo merece, que me ayude en la difusión o simplemente vote. Es una novela lenta al principio porque el hilo argumental se va complicando. Creo que los detalles son importantes.

Y con esto, ¡os animo a leer!























Cierra los ojos (Harry Styles AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora