Había crecido haciendo truco o trato, vaciando calabazas y disfrazándome de fantasma la noche del treinta de octubre. Sin embargo, Halloween no era una fiesta amada por los belgas. Se había ido extendiendo su celebración en los últimos años, pero no se podía comparar con los años de tradición inglesa.
Desde del treinta de octubre más nostálgico de mi vida (el de mi primer año en Bruselas) decidimos que en Juliette's se organizaría una fiesta de Halloween para los muchos anglosajones y amantes de la noche de las tinieblas. Mark no era uno de estos amantes, pero sí que amaba la caja registradora de su local llena. No fue difícil tener su permiso.
La señora Bennett ya había venido a traernos todo tipo de decoración. Se declaraba fan de la festividad, por lo que cuando inmigró a nuestro humilde barrio, dejó un hueco en la maleta para las telarañas y guirnaldas. Era propietaria de una pequeña tienda de artículos de segunda mano, así que el resto de adornos los fabricaba ella misma rescatando antigüedades.
Me subí a una pequeña escalera para colgar algunas telarañas con la ayuda de la señora Bennet mientras que Nina vaciaba dos calabazas que pronto pondríamos en la barra.
Faltaba una semana. Marc estaba de acuerdo con celebrar la fiesta, no con perder horas de trabajo en prepararla, así que habíamos quedado fuera de horario para dotar al local de un ambiente terrorífico.
—Colgaré carteles en las farolas —respondí a la pregunta de Nina de quienes serían los invitados.
—Oh es muy buena idea Claire —congratuló la señora Bennett.
—No es que tengamos un gran aforo, chica.
—No es que mucha gente aquí en Koekellberg quiera celebrar Halloween, Nina —apunté—, es una forma de conocer gente —podría haber llegado nueva gente al barrio y no lo sabíamos. Harry había estado viviendo allí durante cinco años y lo acababa de descubrir. Quien sabe cuántos casos habría como el suyo.
Harry.
A las ocho. Harry tenía su primer combate a las ocho. El recordarlo casi me hace perder el equilibrio. Habían pasado dos días desde nuestro abrazo y no había podido dejar de pensar en las infinitas posibilidades en las que podía resultar su primer combate. Faltaba solo una hora para el encuentro y el pensamiento me tenía intranquila.
¿Por qué nunca podía pensar que las cosas saldrían bien?
Al oír el característico chirrido de la puerta de entrada de Juliette's, di por hecho que era Amelle. Aun no era la hora de apertura y había prometido venir a echar un cable, además de que cubriría mi turno esa noche.
—Buenas tardes señora Bennett —la voz de Lucas Martin me confirmó que me equivocaba—, señora Dumont —añadió dedicándoles su más amplia sonrisa. Lucas era carismático, y muchos mantenían por ello que también encantador. Tenía esa habilidad de transmitir firmeza, autoconfianza y determinación, rasgos muy apreciados por la mayoría de gente. Por mi parte, sin embargo, valoraba otro tipo de cualidades. Su hipócrita sonrisa era admirable, pero yo siempre apreciaba más la transparencia en una persona.
Se quitó el abrigo y noté como clavaba su mirada en alguna parte de mi cuerpo. No supe precisar en cual desde lo más alto de la escalera, pero pude suponerlo, así que bajé lo más rápido posible sin perder el equilibrio ¿Puede que Nina tuviese razón y me mirasen más de lo que pensaba? La mera posibilidad me incomodaba. Yo no era un trozo de carne.
—Hola Claire —saludó. Me había observado mientras bajaba apoyado en la pared.
—Hola Lucas —de hecho, me sentía demasiado observada. No me miraba curioso, divertido o comprensivo. Había algo diferente que lo único que me transmitía era desconfianza.
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Cierra los ojos (Harry Styles AU)
FanfictionEn un mundo en decadencia, reinado por la pobreza, el clasismo y la discriminación religiosa, dos jóvenes se conocen en inusuales circunstancias y entablan lo que es en principio una relación amistosa llena de misterio y diferencias. Esta fanficti...