Cierra los ojos (Harry Styles AU)

Capítulo 22*

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Recuperé el abrigo y salí por la trampilla sin dejar de buscar a Amelle, oyendo los pasos de Harry tras de mí en la acera mientras recorría la calle. Mierda, ¿por qué tuvimos que aparcar justo al final de la calle? No había notado lo escarpada que era  hasta que tuve que recorrerla cuesta arriba con tacones. Fatigada, me paré para deshacerme de ellos. Al casi perder el equilibrio, encontré un hombro en el que apoyarme, por supuesto. En algún momento me había alcanzado, me miró divertido mientras abría la hebilla con dificultad.

Seguí mi camino.

No iba a ceder. Por muy artificial que resultase estar andando junto a Harry, sumidos en el completo silencio, no iba a mantener una conversación que no involucrase el extraño y estancado estado de nuestra relación. Estaba acostumbrada a que fuésemos amigos y no podía dejar que esa costumbre me hiciese pasar página para retroceder al mismo punto.

—¡Amelle! —vi el coche de Marc doblando la esquina. No me oyó, habría sido demasiado pedir a tanta distancia, pero fue un alivio haberla encontrado tan rápido. Sólo tenía que aguantar hasta que encontrase otro aparcamiento y volviese a rescatarme para poder irme. Estaba harta de la fiesta, así que iría de nuevo hasta Lucas, me despediría y me marcharía a casa a dormir. Sí, eso iba a hacer, eso era todo. Así de sencillo.

Pasaron cinco minutos. Diez. Quince. Mis dedos de los pies estaban congelados y el abrigo parecía haber dejado de cumplir su función. Harry soplaba sus manos intentando hacerlas entrar en calor.

—Creo que se ha ido —yo también lo llevaba pensando desde el minuto cinco, pero no quería creérmelo. La voz ronca y cansada de Harry afirmó lo que parecía: Amelle se había marchado sin mí.

—Joder —murmuré y me levanté de la acera en la que me había sentado a esperar. Se había ido sin mí y se había llevado el coche. Cerré los ojos sin saber que qué hacer - ¡Joder! -Subí el tono frustrada porque estaba sola, Lucas me estaba esperando con la idea de llevarme a la cama y bueno, Harry, allí estaba, con su nuevo look y perfecto peinado. Su presencia era indudablemente lo peor.

Yo había roto la regla de no beber, pero ella había roto la más importante de las reglas: no desertar la una sin la otra, ¿cómo me dejó sola para irme a casa? Respiré hondo intentando pensar: Lucas, o cualquier otro, podía pensar en seguirme. Me recordé que no eran de fiar e iban de alcohol hasta el cuello así que si me tenía que ir sola a casa en la noche profunda no había mejor momento que ese ¿Se enfadaría si me iba? Sin duda, tendría que buscar la forma de remediarlo pues me negaba a volver al sótano sin Amelle. Despegué la vista del suelo y la mano de mi mentón para encontrarme de nuevo los ojos de Harry tratando de descifrar mis pensamientos. Sus labios ya estaban casi morados, así que pensé en comunicarle mi decisión para que pudiese volver cuanto antes a la fiesta y repararse del frío.

—Me voy a casa —recogí los tacones del suelo.

—Te acompaño —respondió con total normalidad, como si estuviésemos a las once en el parque Elizabeth otro día cualquiera de noviembre y tuviese que irme a dormir para abrir Juliette's a la mañana siguiente.

—No, me voy sola —me di la vuelta y emprendí el peligroso trayecto.

Así, así se rompía una amistad. Pensó que le dejaría acompañarme a casa, que sacaría algún tema banal, seguiría la conversación y como si nada, al día siguiente, vendría a buscarme después de mi turno y entraríamos de nuevo en ese círculo vicioso del que necesitaba salir, por mucho que doliese. Por primera vez lo había rechazado. No había señal más clara de que no, no estaba dispuesta a seguir como antes sin una conversación. Pensaba justo en lo acertada que estuve y en lo orgullosa que me sentía cuando oí de nuevo sus pasos, ahora en el asfalto.