Capítulo 10

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Hacía años que no me ponía tacones, así que me sentí algo insegura al caminar por la calle húmeda que conectaba con la de los Martin. La fiesta era en el sótano del tío de Lucas, o eso nos había dicho Nina, y visto el fracaso de Halloween y las ganas de Amelle de salir de fiesta, a las diez me vi arrastrada hasta el lúgubre número 13 de la Rue de l'Armistice.

Fuimos recibidas por uno de los obreros que solían venir a desayunar, Adrien creí recordar que se llamaba. Sujetaba uno de esos vasos de 750 ml con los que se emborrachaban mis compañeras, las más "prematuras", lleno de un brebaje purpura. Por el olor que desprendía no era precisamente zumo de frutos del bosque.

Había mucha gente aunque pocas chicas: las gemelas Bellerose ya estaban hasta los topes de alcohol bailando sobre una mesa al ritmo de Rockin'; Laura Lavoie y su pelirroja melena de infarto captaban la atención de algún otro obrero (también borracho) humedeciendo su labio inferior con una copa de vodka; la hija de los Moreaut, la floristera, y Elisa Vipond, siempre inseparables, habían tomado asiento junto al ropero (una pila de abrigos sobre una mesa) y por último, Vanesa Voisin, mejor conocida como "la desviada", se encendía un cigarro contra la pared. Las malas lenguas aseguraban que era lesbiana, como si fuese un insulto o algo que comentar. Yo sinceramente, por lo que había visto una noche en Juliette's, opinaba que no lo era. Tampoco era un factor que me influyese en mi percepción de esa chica. Fumaba luciendo unos boyfriend y una camiseta que para nada marcaba sus curvas, juzgando a cada uno de los invitados con la mirada. Me pregunté si lo haría también conmigo. Básicamente, junto conmigo y Amelle, aquellas eran las chicas de Koekelberg. Casualmente todas habíamos acudido a la fiesta de Lucas así que sospeché que había insistido con ellas tanto como conmigo. Me quité el abrigo dejándolo en la cumbre de la interminable pila de abrigos y pasé a seguir inspeccionando el sótano antes de decidir hacia qué grupo dirigirnos. Amelle no conocía a nadie así que sí, la elección estaba en mi mano.

El ambiente estaba bastante cargado. El alcohol mezclado con algo que me pareció olor a gasoy era un poco sofocante. A juzgar por las herramientas colgadas en una de las paredes, el tío Martin usaba aquel sótano taller de reparaciones. Habían improvisado al fondo una barra detrás de la cual un chico alto de rostro familiar servía sin reparo bebida al resto; un grupo de chicos completamente desconocidos (debían de ser amigos de la infancia de Lucas) aclamaban y aplaudían a las Bellerose en su casi striptease; tres chicos que por su semejanza deduje que también eran hermanos custodiaban una puerta que, tratándose de Lucas Martín, no podía esconder nada más preciado que las botellas de alcohol que estaban por consumirse. Por último, el anfitrión y sus camaradas de trabajo se hallaban desplomados en torno a la barra y en la escalera, bebiendo sin medida y riendo de chistes tan banales que hasta me costaba entender. Era como una réplica de los desayunos en Juliette's pero ebrios y en un sótano.

Descarté a Vipond y Moraut cuando vi cómo se le acercaron algunos desconocidos como depredadores. Definitivamente Vanesa Voisin era la opción más atractiva por el momento, pero antes necesitaba entrar a un baño. Tenía que hacer desaparecer la verruga de mi nariz y asegurarme de que mi maquillaje se mantenía en un estado decente. Nadie me tomaría en serio si me acercaba con esa bola negra en la nariz, menos Voisin. La puerta del baño estaba justo al lado de la puerta vigilada. Cuando nos acercamos los tres chicos se pusieron en alerta y una vez dentro, escuché un golpe en la pared mientras me frotaba la nariz. "¿Has oído eso?" pero Amelle no había escuchado nada y concluimos en que las paredes retumbaban debido al sonido de la música. Aplicamos de nuevo el pintalabios y salimos para encontrar que las visitas habían aumentado. A las menos otras veinte personas habían entrado en los últimos diez minutos. ¿De verdad vivían tantos jóvenes en Koekelberg? Era imposible, tenían que haber acudido de otros barrios. Los Martin tenían muchos contactos.

Cierra los ojos (Harry Styles AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora