12. Fangirl

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—¿Sabes? Tiene razón, no debimos haber sacado ese tema

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—¿Sabes? Tiene razón, no debimos haber sacado ese tema.

—Pero no tiene nada de malo.

—Sabes cómo es ella. Si algo no le gusta, no le gusta y ya. No podemos obligarla a abrir los ojos si no quiere.

—Pues yo pensé que si lo sabía, o al menos que captaría las indirectas que le dejo. Me esfuerzo ¿eh?

—¿Crees que siga fuera? Si está aquí y ve a... Oh.

Las palabras de Caroline se van apagando al encontrarse conmigo tendida en la cama jugueteando con mi teléfono. No se lo esperaba ¿eh? Ninguno de los... tres.

—Pero que sorpresa encontrarte aquí, Levi —hablé con ironía—. No esperaba visitas...

—Bueno, Maddie me trajo contra mi voluntad.

—Claro —resoplé.

Demonios, me estaba costando lo mío conservar la compostura, porque me encontraba a punto de gritar. Sí, estaba estresada y muy, muy enojada, pues lo estaba disimulando muy bien. Trataba de controlarme lo más que podía, pero podía sentir la sangre acumulándose en mis mejillas.

—De hecho —continuó él—, te he traído algo.

—¿Qué...?

—Un regalo —continuó acercándose, hasta que pude oler su colonia costosa.

—No entiendo...

—Pues —comenzó a hablar Olivia, pero al ver mis furiosos ojos, se calló.

—Bueno, era tu cumpleaños —explicó Levi—. Y no es que tuviera mucho tiempo para comprar algo —levantó la caja que había estado en mi cuarto y me la puso delante—. Feliz cumpleaños... atrasado.

—Pues gracias...

No sabía cómo reaccionar. Sin duda este era uno de los días más extraños de mi vida. Una pelea con mis amigas por una estupidez, encontrar a mi mejor amigo besándose con una chica y ponerme dramática porque no me lo contó, encontrar una caja misteriosa en mi cuarto, y que la caja en realidad sea un regalo de cumpleaños atrasado que me da un chico famoso. No pasa muy seguido ¿no?

La verdad era que, después de todo, no quería rechazar el regalo, ni poner un montón de excusas estúpidas para no tomarlo. Tenía curiosidad de qué podía haber dentro y por supuesto, estaba cansada de discutir, así que tome la caja y desaté el bonito moño.

—Me alegra que no pongas pegas para no tomarlo.

—Lo haría, pero estoy muy cansada como para eso.

Dentro de la caja, había una camiseta color negro con un montón de estrellitas doradas en ella, y una caja más pequeña. Debo admitir que la camiseta era muy bonita, y agradecí internamente al cielo que no hubiera comprado algo costoso o de marca. Pero enseguida me retracté al ver dentro de la pequeña caja. Era un brazalete, con muchos dijes de estrellas. Muy bonito, pero no podía quedármelo. Su apariencia decía que era costoso.

First Love | Levi MillerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora