13. Charla

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Cada cosa que sucedía en mi vida estaba siendo tan apresurada que hasta me sentía mareada, pero no voy a negar que lo disfrutaba

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Cada cosa que sucedía en mi vida estaba siendo tan apresurada que hasta me sentía mareada, pero no voy a negar que lo disfrutaba. Sentada junto al chico famoso que alborotaba mis hormonas, y por el cual aseguraba no sentir nada, pero que de todas maneras me volvía loca. Todo se había tornado divertido, y había tomado confianza, y eso se sentía muy bien debo decir, puesto que jamás había tomado tanta confianza con un chico, mucho menos un famoso.

Pero cualquier pensamiento que haya tenido en un pasado, estaba enterrado en el patio. Ya no me sentía incomoda con él, porque no se comportaba como si quisiera una relación conmigo, más bien se comportaba como si quisiera pasar un buen rato con una amiga, y eso me hacía sentir mejor.

—¿Te encuentras mejor? —preguntó de repente, rompiendo el cómodo silencio en el que nos habíamos sumido, con This is Gospel en el fondo reproduciéndose.

—¿A qué te refieres?

—Ya sabes —se rascó la mano, nervioso—. El... veneno.

—Oh, eso —sonreí un poco de lado—. No te avergüences por preguntar, no es un tema vergonzoso.

—Ya sé, pero siento como si no debería soltar la pregunta de golpe, ya sabes... es un tema... delicado.

En parte era verdad, si era un tema delicado. Yo no le tomaba mucha importancia porque suelo restarle importancia a absolutamente todo, pero este tema era el único al que sí le había tomado importancia de verdad. Es decir, que te envenenen en una fiesta con arsénico y las principales sospechosas sean las amigas famosas y celosas de Levi, no es algo que suela pasar todos los días.

—Bien, creo —me encogí de hombros—. No ha pasado ni una semana, y yo esperaba olvidarlo pronto, pero sigue presente en mi memoria. No tengo dolores ni nada —dije abriendo desmesuradamente los ojos en un gesto de dramatismo—, pero me he visto pálida los últimos días, y a veces me siento débil y me dan nauseas, pero se me pasa como a los dos, minutos y mi energía vuelve por completo.

—Pero eso es bueno ¿no? —pregunta él, mirándome directo a los ojos, casi puedo distinguir preocupación en ellos.

En serio, ¿por qué tiene que ser tan paranoico? No me siento mal ahora, y debería estar alegre. O eso es lo que pienso yo.

—Eso creo —me enderecé—. Pero olvidemos el tema, me pone los pelos de punta todavía no saber quién diablos fue quien me envenenó.

Su expresión se quedó congelada unos instantes, y luego desvió la mirada con el entrecejo fruncido, como si estuviera pensando. Solo rogaba que no estuviera pensando en un supuesto culpable porque odiaría que alguien tuviera que hacer de detective solo por eso. Ya pasó, y lo mejor es olvidarlo.

Pero no iba a ser así de fácil.

—Bien.

Asentí, sin mirarlo, y el ambiente se volvió pesado. Ya no estaba sentada junto al chico risueño y gracioso de antes, ahora tenía sentado a mi lado a un chico pensativo y algo molesto, concentrado.

First Love | Levi MillerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora