21. Sabrina

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—¿Serías tan amable de explicarme que está pasando?

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—¿Serías tan amable de explicarme que está pasando?

—Lo haría si supiese.

Las llantas del automóvil se deslizaron suavemente sobre el pavimento mientras una suave balada se reproducía en la radio. Observe el brillante vestido de mamá y sus tacones de plataforma.

Por el retrovisor, los impenetrables ojos azules de mi padre me observaron. Sonrió.

Pasé mi mirada por su traje impecable y su cabello peinado hacia atrás.

Observé a mi hermano y su camisa a cuadros juntos con sus, probablemente los únicos limpios, jeans oscuros y zapatos. Por primera vez en mucho lo vi sin sus tenis viejos y sucios.

Y luego miré mis converse.

Maldita sea.

No iba vestida para la ocasión. ¡Ni siquiera estaba usando pendientes!

—¿Qué hora es?

—Casi las siete.

Observe a Levi detenidamente mientras pasaba sus dedos por la tela de sus jeans. Él no iba de gala, pero tampoco estaba mal. Llevaba una camiseta negra, jeans y zapatillas. Era simple, pero se veía muy guapo.

Muy, muy guapo.

—Mira en todo lo que me meto por estar contigo.

Sonreí y lo observé de reojo.

—Supongo que vale la pena —bromee, palmeando su mano.

Él la tomo y la sostuvo entre las suyas.

—Sí.

Casi diez minutos después, mi padre aparcaba una calle antes de la casa.

Imaginé que aquel evento iba a ser cosa de dos o tres familias, pero no. Se trataba de la mansión de los Peters, y ahí había por lo menos diez familias,

—¿Por qué estamos aquí, mamá? —se quejó mi hermano bajando perezosamente del automóvil.

—Porque la hija de Sara se ha graduado, y ellos lo celebran así.

—Vaya suerte —murmuró Levi por lo bajo mientras cerraba la puerta tras de sí.

—¿Qué tus padres no celebran así? —pregunté yo, tratando de arreglar un poco mi falda, que se había arrugado toda al bajar del auto.

—Pues, no —respondió—. Si alguna vez llegamos a hacer algo de esa magnitud, las cámaras y reporteros invadirían nuestra casa.

Suspiré. A veces se me olvidaba que mi queridísimo amigo era famoso. Me sorprendía que a veces las personas no lo reconocieran por la calle. Pero supongo que la suerte lo acompaña por todos lados.

Los tacones de mamá sonaban acompasadamente mientras caminábamos por la acera. Mis padres y mi hermano iban adelantados, mientras que yo charlaba nerviosamente con Levi atrás. Estaba demasiado nerviosa. No íbamos vestidos apropiadamente y seguramente estaríamos en la boca de todos.

First Love | Levi MillerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora