24. Tejado

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Corrí tras de Levi, aun con sentimientos encontrados y tratando de no chocar con nada en la penumbra

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Corrí tras de Levi, aun con sentimientos encontrados y tratando de no chocar con nada en la penumbra.

—¡Levi, espera! —susurré con fuerza. No podía dejarme ahí. ¡Él no sabía el camino!

Levi desaceleró el paso. Estaba armando un drama y yo solo me estaba confundiendo más de lo que ya estaba.

—¿Estás enojado?

—No.

Caminé a su lado hasta llegar al final del pasillo. Me puse en frente de los dos y miré hacia atrás. No había nadie.

—Parece que sí.

—Solo quiero darte espacio.

No tenía sentido para mí. Muy dentro, bien en el fondo, estaba segura de que se moría por sentarse a mi lado y abrazarme. El deseaba que yo lo correspondiera, porque si no fuera así, seguramente no hubiese dicho lo que sentía. Incluso ni siquiera lo hubiese sentido.

Avancé hasta la puerta del cuarto de Sabrina.

—¿Por qué?

Giré la perilla suavemente mientras intentaba no hacer ni el más mínimo ruido.

—Creo que tú no estabas lista para escuchar eso.

Abrí la puerta y me detuve en seco antes de seguir.

—¿Cómo diablos estás tan seguro?

—Se nota —se encogió de hombros.

Hizo un ademan para que siguiera caminando y yo solo me resigné a hacerlo. Pero que rudeza. Era tan necio.

Ya no tenía ganas de subir al tejado con él. Ya no tenía ganas de estar ahí en absoluto. Pero habíamos recorrido ya un largo camino entrando a diestra y siniestra en habitaciones esperando no ser descubiertos y aguantando respiraciones al oír los más mínimos ruidos.

Estaba a tan pocos metros de mi destino y ya no tenía ganas de estar ahí.

Y todo era culpa de Levi.

—Levi...

—Elizabeth.

Suspiré con pesadez mientras caminaba dentro y me dirigía hasta el baño de Sabrina.

—No puedes sacar tus conclusiones y alejarte así nada más —me pasé las manos por el cabello—. Estoy bajo presión ahora mismo; no esperes que salte a abrazarte y besarte.

—No espero eso —suspiró con desesperación—. ¿Por lo menos una sonrisa?

—Levi... —suspiré. Que niño.

Sentí una corriente de aire frío al abrir la puerta del baño. La ventana estaba cerrada pero por alguna razón sentía que el cloro con el que había limpiado el baño hacía que fuera más frío.

First Love | Levi MillerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora