My Secret.
Grace.
Oh querido Lunes, el canturreo de los pájaros podían oírse sin siquiera abrir las ventanas de mi habitación remodelada. Había lámparas, tapizados, cortinas y alfombras nuevas. La puerta del baño ahora era corrediza y no era marmoleada. Las vacaciones le habían caído sensacionales a Winstonk High.
Después de despedir a todos los profesores algo de remodelaciones y nuevas estancias estaban bien. Habían comprado todo el terreno que teníamos atrás y habían nuevos lugares para comer y habían construido un bowling y todo, ¿Quién querría salir ahora de Winstonk? Por mi parte, yo no.
Aún olía a girasoles, el ramo de flores que tenía en una repisa enfrente de mi cama, que Jules me había regalado por nuestros seis meses juntos. Teníamos medio año juntos y parecía que llevásemos la vida entera. No podía pedirle más a ese muchacho, ¡Cuánto nos amábamos!
Me paré enfrente del espejo y despeiné mi cabello que ahora estaba lleno de rizos amplios y bien formados en las puntas. Había pintado mi cabello de amarillo y no quiero sonar racista, pero no sabía que de rubia sentaba más. Me sentía cómoda con el cabello rubio y era lo único que importaba.
Mis estudios iban fantásticos, nunca había tenido tan buenas notas en mi vida. Jules también había subido bastante su promedio y ahora éramos como la pareja de nerds o algo así. Todos estaban murmurando bastante acerca de mí las últimas semanas, Vanessa me había dicho que era porque se estaba volviendo obvio que estaba echándome un polvo cada noche con Jules. Por ahí decían que era porque ahora mis caderas estaban notablemente anchas y mis brazos que antes eran huesudos estaban más redondos y supuestamente mis senos habían crecido más notablemente. También era que mi cabello estaba más sedoso y brillante que nunca y que mi cutis estaba más suave, supuestamente todo eso se debía a las pastillas anticonceptivas pero yo aún me veía como antes, pero todos por los pasillos se rehusaban a aceptarlo.
—Mi amor, cálmate, ya me estoy arreglando —reí a la otra línea telefónica—. Sé que hoy tenemos el examen en pareja, no importa si no sabes las últimas preguntas, esas me las estudié todas —reí más fuerte.
Al final, Jules dejó de quejarse y me dejó vestir tranquila. Colgué el teléfono y lo guardé en mi mochila mientras terminaba de retocarme el brillo de labios. Di la vuelta para salir por la puerta de la habitación cuando empujaron bruscamente la puerta del cuarto de baño.
—Este maldito jabón huele a flores —se quejó parado en la puerta.
—Es porque soy chica, yo debo oler a flores —me volteé quejándome—. ¡Cómprate tu jabón, entonces! —espeté.
—Eso es lo que haré hoy —se sentó sobre mi cama. Solo tenía una toalla que lo cubría desde la cadera hacia abajo—. ¿No has pensado en arreglarte un poco más? Te ves fatal.
—Cállate, tú no eres chica y no sabes acerca de cómo debo arreglarme —espeté enfadada.
—Bueno, ya. Bájale dos rayitas, ¿no? De seguro a Jules no le gritas así —puso los ojos en blanco.
—Codd...
Mi voz se quebró al pronunciar su nombre. Dos meses teniéndolo escondido en mi habitación. Dos meses sin que Jules o Vanessa entraran a mi dormitorio por miedo de que todos se enteraran que estaba escondiendo a Codd Bing en mi habitación. Todo por un maldito favor aquella noche del brindis.
Aún lo recuerdo, como me susurró que era Codd y yo le gritaba que estaba muerto y él me decía que ahí estaba, que a partir de esa noche dormía en mi habitación, se bañaba ahí y comía ahí. Todo indicaba que mi vida consistía en que cuando pensaba que todo iba bien, en realidad empeoraba. Mi relación con Jules dependía de un hilo, un hilo que Codd podía muy bien romper. Él jamás me perdonaría el hecho de que estuviese viviendo con quien prometí asesinarle hace medio año.
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My secret {el final}.
Teen Fiction"Nunca creí ser el tipo de persona a la que le ocurre estos tipos de cosas. Tan solo si mi padre hubiese decidido no insultarme cuando pintaba, o regar mis pinturas, o botarlas...todo sería diferente, tal vez no hubiese elegido esto. Pero lo elegí...