Capítulo 12.

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My Secret.


Tara.

Mike sostuvo mis manos como si estuviese bailando conmigo aunque yo estuviese sentada, se acercó para besar mi frente y nos abrazamos. No entendía cómo una persona podía permanecer tanto con otra, de esa forma como lo hacía Mike. Yo siempre me creí incapaz de lograr que alguien se mantuviese conmigo y con Mike me estaba dando cuenta de que sí es posible y estaba muy agradecida con él, no saben cuánto.

Le llegó una llamada, era de Harry. Se alejó un poco y conversaron entre risas, al final, me dijo que Harry nos había invitado una pizza, que Jules y Chaz no habían amanecido en sus dormitorios y que ahora era más pizza para nosotros.

Fuimos hasta la habitación de Harry, quedaríamos ausentes en todas las clases pero eso era lo último. Él se estaba duchando. Mike fue hasta la otra parte de la habitación, en la que antiguamente dormía su acompañante y yo me quedé sentada en un sillón con una cómoda al lado. Me dio mucha curiosidad revisar las cosas de Harry, porque sabía que él siempre había envidiado a Codd, y quizás entre sus cosas podría conseguir algo. Así que abrí el primer gabetín de su cómoda y encontré varias hojas, demasiados papeles. Quise leerlos por encima, y en uno encontré algo que me congeló, mi piel se tornó a helada. "Una bomba que alcance muchísimos metros de distancia, quizás así pueda explotar la UCI sin que parezca que quería explotar la UCI, en realidad sí parece me da igual, sólo quiero la habitación en la que se encuentra Codd Bing" Era como una especie de carta hacia alguien y era indudablemente la letra de Harry Bucket.

¿Harry se había encargado de matar a mi hermano? Quise llorar, quise salir corriendo y llorar pero ya debía madurar. Era demasiado tarde para mi hermano, eso sí. Pero apenas iba comenzando la historia de quién lo había matado.

Me rehusé a llorar, pensé en todas aquellas veces que Codd nunca estuvo para mí y que cuando lo estuvo, fue únicamente para humillarme y hacerme sentir la mierda más mierda existente. Metí todos esos papeles en mi bolso, y luego de unos segundos Harry salió del baño, ya estaba vestido y estaba peinando su cabello. Me sonrió y yo le sonreí, mientras pensaba en la forma más cruel y sucia de matar a ese malnacido. Mike entró a la habitación y saludó a Harry.

—Ya, vámonos —dijo soltando el peine sobre la cómoda.

—Vámonos —dije.

En la pizzería ya se me había ido el apetito y trataba de no observar tanto a Harry para que no pareciera que me sentía atraída por él, o algo así. Así que decidí quedarme observando vagamente las calles de Maine, que estaban llenándose de gotas de lluvia que caían rápidamente, de una forma ágil, como si todas estuviesen coordinadas. Las paredes de cristal ya estaban húmedas aunque en el porche de la pizzería hubiese un techo.

Mike comenzó a sobar mis piernas por debajo de la mesa, lo observé vagamente y le sonreí. Nuevamente, me quedé observando las calles de Maine. Había comenzado a sentir que durante todos esos días había actuado como un bebé. Un bebé que no podía soportar la idea de que alguien había asesinado a su hermano, o que su hermano estaba vivo. Estaba cansada, cansada de reventar a llorar cada vez que decían "Codd está vivo" Ahora más que nunca, quería saber si lo estaba o no y quería saber las verdaderas razones de por qué lo habían asesinado. Entre tantos pensamientos, llegué a pensar que todos sin Codd estaban bien, recordando lo de Zorretti, y que me había enfrascado en que él no merecía morir recordando a Codd de hace diez años, como si ese Codd existiera.

Codd, mi hermano, había asesinado gente, había mal obrado con las drogas, había violado muchachas, quizás muchas ahorita mismo estaban enfrentando un embarazo precoz como el que yo tuve por culpa de él. Quizás muchas habían sido golpeadas como yo, por culpa de él. Quizás muchas se hubiesen cohibido de tener algo con alguien por culpa de él. Joder, mi hermano había sido un monstruo pero no era estúpido. Él siempre supo quiénes querían matarlo y cómo querían matarlo aunque nunca hubiese visto a esa persona matar a alguien, él siempre sabía todo y había comenzado a dudar que él estuviese realmente muerto. Codd no era tonto, todos sabían eso. Quizás todos sabían que estaba vivo y todos querían ocultármelo por lo tonta que era, había entrado en crisis por una pendejada, sin tomar en cuenta que mi hermano también me hizo sufrir como no tienen idea. Quizás si estaba vivo, y quizás estaba torturando a alguien más para que no dijeran que estaba vivo, quizás después de esa segunda oportunidad de vida, él no pensaba en cambiar y quizás quería volver a restaurar Zorretti. Esperen, ¿Quizás? Nada de eso se podía dudar. Codd Bing estaba vivo, Codd Bing continuaba haciendo daño, Codd Bing sí merecía morir, Codd Bing ha vuelto únicamente a restaurar Zorreti. No más mentiras, Tara —me dije a mí misma—. No puedo vivir engañada en un mundo de fantasías e ilusiones cuando lo que en realidad existe, son asesinatos y envidia.

Al pasar las horas, por fin nos fuimos de la pizzería. Harry en su automóvil y yo en el de Mike junto a él. Mientras Mike conducía, me observaba de reojo, él había notado lo distante que estaba, me estaba ahogando entre tantos pensamientos.

—¿Qué pasa? —preguntó.

—Da muchas vueltas, no quiero regresar a Winstonk todavía, debo contarte algo —tragué saliva—. Codd está vivo.

—¿Qué? —preguntó Mike, confundido.

—Mi amor, mira. Yo conozco a Codd, sé cómo es él, yo viví con él y joder, yo sé cómo es él. Codd no iba a permitir que lo mataran, Codd sabía que uno de su grupo quería e iba a matarlo, y él no se lo iba a permitir. Mike, jamás había estado tan segura de algo, yo sé que Codd está vivo, y ahora más que nunca y debemos temer eso —alcé las cejas.

—No entiendo Tara, ayer estabas destruida porque todos te recordaban a Codd y ahora hablas de él como si fuese otro tema de conversación —frunció el ceño.

—Mike, escúchame —lo observé atentamente, aunque él desviaba su mirada al parabrisas para conducir—. Yo sé que Codd está vivo, y sé quien intentó matarlo —suspiré—. Pero antes, quiero saber si tú sabes algo más.

—A ver Tara, sé clara. No quiero rodeos.

—Mira esto —saqué de mi bolso los papeles que había encontrado en la cómoda de Harry—. Harry trató de matar a Codd, pero Codd sabía que Harry quería matarlo, Codd se escapó y Dakota no estaba mintiendo, él está vivo, y necesito saber su paradero, así que necesito tu ayuda —aclaré mi garganta—. Y la ayuda de todos los muchachos, así que llámalos.

Jules.

Íbamos en la camioneta de Chaz, para ir a comer antes de regresar a Winstonk cuando me entró una llamada de Mike, lo cual me pareció algo extraño ya que Mike no solía llamarme. Le respondí, Grace me observó y Vanessa también.

—Mike —dije apenas al contestar.

—¿Qué fue, Jules? Te tengo una noticia, ¿Estás con Grace y Chaz? —dijo.

—También con Vanessa.

—Joder, así no sirve.

—¿Por qué?

—Es algo sobre Codd, ando con Tara.

—Nosotros íbamos a buscarte por eso mismo también.

—Pero andan con Vanessa.

—Vanessa ya sabe todo, quizás sea hasta cómplice nuestra —reí, él también rió.

—Mejor, ¿Dónde nos encontramos?

—En el cafetín de la avenida 87.

—En quince minutos estamos allá.




My secret {el final}.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora