Capítulo 8.

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My Secret.

En el estacionamiento, tratando de disimular que Jules estaba inconsciente y tratando de tapar mi rostro, metí el cuerpo de Jules en el automóvil de Grace, que se encontraba a mi lado. Ella se había vestido de negro y se había puesto lentes de sol negros porque ella seguía llorando y antes de salir me había rogado que no le hiciera nada a Jules, a la final, decidí que viniese conmigo.

Comencé a conducir por las calles de la ciudad, sin un rumbo en específico. Grace se quitó los anteojos y observaba a Jules que estaba acostado en los puestos de atrás del carro.

Jules me había sacado de mis casillas. ¿Quién era él para ir a buscarme y golpearme de tal forma? Grace me dijo que él se había dado cuenta de que yo vivía con ella y dedujo fácilmente que habíamos tenido relaciones. Mientras conducía insultaba a Grace y le hacía saber lo estúpida que era por dejar que Jules se diera cuenta de la verdad. Aunque no me interesaba que él se diera cuenta, me interesaba que los demás se dieran cuenta porque entonces así no podría irme a Manhattan y llevarme a Grace Bledel conmigo.

—¿Qué le harás? —preguntó Grace sin dejar de observar a su novio.

—Matarlo —espeté enojado.

—¡No harás eso! —espetó—. ¡No le pondrás ni un dedo encima, maldito Codd! ¡Mira lo que le hiciste! ¿Qué más carajos quieres? —me observó.

—Tú quédate tranquila si no quieres irte con él también —dije de una forma frívola.

Grace continuó llorando en silencio aun observando a Jules. Pero en un momento se sentó derecha, seria, ácida. Le pregunté varias cosas pero ella permanecía en silencio. Se había enfadado, me encantaba verla así, pero el hecho de que me encantara no significaba que no mataría a Jules, porque lo mataría, ya su presencia me tenía exhausto.

Llegamos a un lugar bastante lejos de Winstonk High, casi dos horas en camino. Era una carretera vacía donde difícilmente pasaría alguien, y a los lados había montones de árboles. Bosques de la ciudad.

Me bajé y cerré la puerta. Grace se bajó taconeando bastante fuerte.

Abrí la puerta de atrás y jalé por la camisa a Jules, haciéndolo caer en el suelo y lo arrastré hacia donde estaba Grace, dejándolo a su lado.

—No lo matarás —agregó Grace decidida.

—Si no dejas que lo mate, te mataré a ti también —comencé a registrar mis bolsillos.

Buscaba entre mis bolsillos y no encontraba mi revólver. Abrí la puerta del automóvil de Grace sin quitarle la mirada de encima a ella y registré mi bolso, su bolso, y nada. No encontraba mi puto revólver. Grace me lo había quitado, pero ella lucía de lo más inocente, aunque yo sabía que ella solo quería reflejar inocencia. Por la forma en que se paraba se notaba que estaba decidida en hacer algo.

Caminé nuevamente enfrente de ella, con el cuerpo de Jules en medio. Y pateé el abdomen de Jules, él despertó soltando un grito de dolor. Grace bajó la mirada hacia su novio y pude notar como ambos se miraron, luego Jules me observó a mí, sus ojos estaban rojos. Volví a patearlo y Grace cerró los ojos, con ganas de llorar. Ella no tenía mi revólver. Jules soltó un alarido más fuerte y gimió de dolor.

Volví a patearlo y solo oí mi revólver ya cargado, y al subir la mirada Grace me estaba apuntando.

—¡Ya basta! —gritó—. ¡Si vuelves a hacerle daño, te juro que te disparo! —gritó más fuerte—. ¿Crees que soy estúpida, imbécil? —frunció el ceño—. ¡O dejas tus pendejadas o te mato!

—¡Te mato yo a ti! —saqué un revólver que tenía escondido y la apunté.

Grace en ningún momento se vio nerviosa. Su mirada continuaba apuntando la mía, como buscando en mí, registrando en mí. Sentía que mientras más me miraba, más sabía que había dentro de mí.

—Tú no serías capaz de matarme.

—¿No? —cargué el revólver. Oí un gemido de dolor de Jules.

—Te da miedo. Jamás has matado a alguien observándolo a los ojos, Codd. Te da temor mirar a la persona que vas a matar, te da miedo quitarle la vida a alguien porque aunque tu papá no te la quitó, te quitó la felicidad, los sueños, tu futuro te lo arrancó con cada golpe que te daba —dijo frívolamente Grace. Mis entrañas me rasguñaron por dentro y la observé con más furia.

—¿Cómo sabes eso? —pregunté rápidamente.

—Porque todo esto ha sido una maldita mentira, Codd. Jamás he estado contigo porque me importas o algo así, o porque quiero dinero. Desde el comienzo esto fue un plan, una forma de saber tus miedos para vengarme del hecho de que me habías violado en Zorretti —sonrió cínicamente—. También porque cuando estuviste durmiendo conmigo todos estos días, tenías pesadillas y recurrí a un psicólogo y me dijeron que tuviste que haber presenciado maltrato infantil y les hablé de tu personalidad hoy en día y me dijeron todo esto y por lo que veo no es mentira —arqueó una ceja—. Cuando fuiste a mi habitación a matarme, ¿Recuerdas? Que tuve que darte un maldito sexo oral por "miedo" —soltó una risita—. No había ningún miedo ¿Sabes? Porque yo sabía que no me ibas a matar —asintió.

—¡Cállate! —le grité.

—Sudabas mientras me apuntabas y mientras yo más te miraba a los ojos, más miedo tenías y tienes que aceptarlo, Codd Bing —sonrió cínicamente—. No puedes matarme, no puedes matar a nadie. Por eso creaste Zorretti, por eso tenías un grupo grande de personas y por eso cada vez que ibas a violar a alguien tenías que drogarte porque no puedes hacer el mal conscientemente. Lo único bueno que tienes es el don de manipular y yo también lo tengo. Mike y Harry lo tienen, pero tú inculcaste miedo al hacerle saber a todos ellos que eres capaz de matar y violar, cuando todo es una farsa porque los mandabas a ellos a matar a las personas que tenías a tu alrededor y te drogabas para violar a cualquier muchacha porque no eres capaz, Codd. Has vivido engañado en tu propia vida. Eres un niño de buenas notas, que le encanta dibujar y le encantan los animales. No puedes seguir ocultándote en estas cosas porque yo ya lo sé. Y ya se acabó la espera para la venganza. Duré tantos meses relacionándome con ustedes para matarlos al final, pensando que eran malas personas y los únicos "malos" aquí son Harry y tú. Te odio Codd Bing, y no seguiré esperando para este momento pero tampoco te iba a matar sin decirte todo esto —soltó una fuerte carcajada.

—Te voy a matar, Bledel —dije frívolamente.

Ella se acercó hasta mí. Se acercó demasiado, y guardó el revólver en su pantalón negro. Aferró su cuerpo al mío y pude sentir como ella sentía que yo estaba temblando y pude sentir su cuerpo caliente y firme. Ella sabía todo acerca de mí y yo no sabía nada acerca de ella. ¿En qué maldito momento tuve que dejar que esa maldita desgraciada entrara a mi vida?

Ella agarró mi mano con el revólver y apuntó hacia su propia cabeza, observándome a los ojos, tan cerca que nuestras respiraciones podrían ser una sola. La punta de nuestras narices chocaban y casi podríamos besarnos.

—Mátame entonces —dijo observando mis ojos.

La observé, no podía dejar de temblar. No podía matarla, no podía. Por mi mente pasaron los recuerdos de mi papá golpeándome, jamás quise ser como mi papá, no quería acabar con la vida de Grace como él acabó con la mía, porque aunque aún yo existía todavía físicamente, parecía un alma muerta haciendo caos en la vida de los demás.

—¿POR QUÉ NO ME MATAS, CODD BING? —gritó eufórica.




My secret {el final}.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora