alrededores de Londrés
mayo 1809
se llamaba Vermillion. Una antigua palabra francesa que designaba un color, el brillante rojo bermellón; lo que algunos llamaban cinabrio.
< Vermillion>. el término evocaba imágenes misteriosas y sensuales; imágenes indómitas, escabrosas, ardientes.
ella siempre habia odiado ese nombre. En la intimidad, prefería llamarse Lee. Sencillo. Contundente; era su segundo nombre e iba mejor a su personalidad.
Vermillion Lee Durant; un bonito nombre, suponía; siempre y cuando hubiera pertenecido a otra mujer.
-Deprisa, Vermillion, querida. No debemos hacer esperar al coronel.
Lee suspiro. No, una no debía hacer esperar nunca a un caballero. Al menos, no allí, en el mundo de las mujeres de vida alegre, donde todo caballero era un rey o, cuando menos, acostumbraba creer que lo era.
Lee se detuvo delante del alto espejo giratorio para comprobar como le quedaba el vestido de terciopelo rojo, complemento del recogido de abundantes rizos rojo oscuro de su cabeza; un peinado algo desfasado, al contrario que el vestido, pero la hacía parecer más dulce, atractiva y agradable a ojos de los caballeros.
El elaborado peinado se sujetaba con un lazo dorado a juego con el ribeteado que festoneaba el alto talle del vestido, el cual tenia un escote escandalosamente bajo y dejaba a la vista una generosa parte del busto. La falda, muy fina y abierta hasta la rodilla, tenia la altura que indicaba la moda de Londrés, aunque apenas resultaba adecuada para una joven soltera como Lee, que acababa de cumplir 18 años.
No obstante, estaba acostumbrada a aquellas ropas y a su aspecto sofisticado. Espero pacientemente el pie mientras Jeannie, su menuda doncella francesa, le colocaba sobre los hombros la capa de terciopelo rojo con ribete dorado y le cerraba el broche de granates y diamantes del cuello.
- qué te diviertas Cherie- dijo la mujer aunque con toda posibilidad sabía qué Lee no se divertiría en absoluto.
- buenas noches Jeannie.- Leo adoptó La estudiada sonrisa enigmática qué tanto su tía como sus admiradores esperaban ver y se detuvo en la puerta del dormitorio.
- volveré a casa tarde, tocaré la campanilla si Necesito ayuda para quitarme el vestido.
Vermillion, sonriendo con tanta artificiosidad Cómo decisión, salió majestuosamente al pasillo y bajo la curva escalera que conducía a la entrada de la elegante mansión de su tía Gabriella en ParkWood, un pequeño pueblo de las afueras de Londres. La dama, que lucía un vestido de seda azul Zafiro moteado de brillantes, la aguardaba al pie de la escalera con una sonrisa mucho más sincera que la de la joven.
También era más alta y delgada qué Vermillion. Gabriella Durant tenía 46 años, un busto todavía enhiesto si una abundante y preciosa cabellera rubia en la que apenas se asomaban algunos mechones plateados. Sin embargo, unas cuantas arrugas finas en marcaban ya su boca y ojos, y la carne de debajo de la barbilla se veía un tanto flácida. Pero, aunque Gabriella detestaba cada una de aquellas pequeñas imperfecciones, seguía siendo una mujer hermosa.—Estás preciosa, querida —dijo tía Gabby, y examinó el vestido de terciopelo color rubí y el recogido del pelo rojo fuego de Vermillion—. Cada año, más hermosa.
Vermillion no contestó. Las mujeres Durant eran famosas por su belleza, pero Lee no consideraba que aquello fuese una bendición, sino todo lo contrario. El mayordomo, Wendell Perkin Jones, un hombrecillo delgado y elegante, que se peinaba los negros cabellos con raya al medio y al que los rizos le orlaban la cabeza como a un emperador, abrió la puerta, y Vermillion vislumbró el carruaje, un elegante birlocho negro tirado por dos caballos de pelaje gris idénticos, regalo del conde de Claymont, el cher ami de su tía.
—El coche espera —dijo la tía Gabby—. Claymont se encontrará con nosotras en el teatro. —Sonrió.

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CAMINOS DEL CORAZÓN
RomanceVermillion Lee Durant es una joven seductora dispuesta a permanecer leal al destino para el que ha nacido. Pero para el capitán Caleb Tanner, un oficial británico que persigue a un espía de los franceses, puede que sea algo mas que una joven coquet...