Como Lee había temido, el paseo a caballo por el campo le proporcionó mucho tiempo para pensar, aunque terminó sintiéndose aún más confusa. Horas después, ese mismo día, sentada en su dormitorio observando cómo Jeannie mimaba los vestidos extendidos sobre la cama de cuatro postes, pensó en Caleb y en cómo la hacía sentir. Ni siquiera Andrew sería capaz de despertar su pasión del modo en que lo hacía él.
—Creo que deberías ponerte el de seda turquesa —dijo Jeannie con su burdo acento inglés—. Te realzará el color de los ojos.
Jeannie Fontenelle era diez años mayor que Lee. Siendo la primera doncella de la condesa de Essex se había casado con un lacayo, pero éste había muerto de una gripe pocos meses después de haber contraído matrimonio. La condesa había despedido a Jeannie de inmediato, consciente de que era un bocado demasiado tentador para pasearse ante la mirada errabunda del conde.
Jeannie llevaba trabajando para la tía Gabby seis años, los dos últimos como doncella personal de Lee, y la relación entre ambas se había convertido en una amistad que esta última apreciaba mucho.
—A mí también me gusta el turquesa —convino sin que, en realidad, le importara lo que se pondría para el baile militar del general Stevens, al que ella y su tía iban a asistir esa noche con el coronel Wingate.
Echó una mirada rápida a su doncella.
—Pensaba si podría hacerte una pregunta, Jeannie.
La doncella dejó de preocuparse del vestido.
—Pues claro, chérie. ¿Qué es lo que quieres saber?
—He conocido a un hombre...
Jeannie puso los ojos en blanco.
—¿Un hombre? Conoces legiones de ellos cada noche n'est—ce pas?
—Sí, pero éste es diferente. No es rico ni tiene posición social ni nada que lo haga recomendable, sin embargo lo encuentro infinitamente atractivo. Me preguntaba si... Bueno, ¿qué pensarías acerca de que escogiera un hombre así como amante?
Una de las cejas castañas de Jeannie se arqueó de pronto.
—Tu tía Gabriella... Sabes que no lo aprobaría.
—Lo sé perfectamente. Ella quiere que escoja a un hombre distinguido, alguien con dinero, puede incluso que con título. Piensa que eso me hará feliz.
—¿Y tú qué piensas, chérie?
—A mí todo eso me trae sin cuidado.
Jeannie alargó el brazo y le apretó la mano.
—Yo creo que, al final, tendrás que escoger a un hombre que te pueda proporcionar ciertas cosas, un hombre que se mueva entre los que tengan la misma fortuna con la que te has criado. Pero todavía eres joven. Aunque tu tía ha mantenido bien guardado el secreto, por lo que a los hombres respecta eres una ingenua. Si quieres a ese hombre..., si él es capaz de transportarte al mundo de pasión que tan importante será en tu futuro, entonces creo que deberías tenerlo. —Jeannie sonrió—. Todas las mujeres se merecen un hombre que pueda otorgarles los sueños de su corazón.
—¿Aun cuando esos sueños no puedan durar?
La doncella asintió con la cabeza.
—Oui, cbérie. Sobre todo si esos sueños no pueden durar.
Lee volvió a mirar fijamente a través de la ventana con la cabeza repleta de pensamientos turbulentos.
—Lo meditaré, Jeannie. Faltan sólo unas semanas para mi cumpleaños. Ya va siendo hora de que empiece a hacer mi propia vida. Parece que la única manera de que a una mujer de mi edad se le permita realizar tal cosa es casándose o escogiendo a un hombre que actúe como protector. Le he hecho una promesa a mi tía y pretendo mantener mi palabra. Pero tal vez, mientras tanto, puede que escoja algo por mi cuenta.

ESTÁS LEYENDO
CAMINOS DEL CORAZÓN
RomanceVermillion Lee Durant es una joven seductora dispuesta a permanecer leal al destino para el que ha nacido. Pero para el capitán Caleb Tanner, un oficial británico que persigue a un espía de los franceses, puede que sea algo mas que una joven coquet...