Capítulo N°4

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Dylan me miraba con unos ojos que realmente podrían cautivar a cualquiera, parecía que quería escarbar en mi alma, que me quería conocer mejor, nunca me  había ocurrido algo así. En esos momentos no lograba mirarlo fijamente a los ojos, se me hacía imposible.

Cada vez que hacíamos una pequeña pausa para hablar más de nosotros, el interés de ambos era inmenso, podía ver como me me prestaba atención a cada palabra que decía, analizaba lo que pronunciaba y su cara de interés era sumamente hermosa, en ese momento no me parecía desagradable, en realidad me parecía lindo, era tierno y atento.

"¿Qué más podía pedir?"

Lo quería, cada vez me parecía mas bello, su personalidad y su forma de tratarme me pareció encantadora, lo seguía mirando y trataba de explicarle lo mejor posible, pero en el menor tiempo que pudiera, quería llegar a mi casa, estar ahí en mi cuarto y caer en mi cama y pensar un poco lo que me había pasado ese día, pensar en lo que sentía y tratar de buscar alguna repuesta a eso que me sucedía, aunque a veces pensaba que no tenía explicación y que no debía tomarle tanta importancia.

Ya pasadas las 6:00 p.m. decidimos dejar de estudiar y volver a nuestras casas, Dylan vivía a unas tres o cuatro casas de la mía, me dejó en la entrada de mi casa y mi madre salió un poco sería, me pareció extraño ya que siempre estaba sonriente y recordé que no le avisé ni le comenté nada de que llegaría más tarde.

No acostumbro llegar muy tarde a mi casa, normalmente duro caminando unos quince minutos en llegar de la escuela a la casa.

Me despedí de Dylan con la mano, pero él se me acercó y me dió un beso en la mejilla, se despidió de mi madre y me dijo:

- Mañana nos vemos, gracias.

- Hasta luego - Le dije suavemente y temblando -

Se fue a su casa, donde su madre lo esperaba afuera y desde ahí nos saludo brevemente levantando apenas la mano, le devolvimos el saludo y me comencé a sonrojar como nunca antes, y esas mariposas en mi estómago que ya sentía con muchas fuerzas se intensificaron aún más y comencé a temblar un poco.

Miré a mi madre y entré a mi casa bruscamente, se podía decir que casi le pase por encima a mi madre, pasé por la sala de estar y ni siquiera salude a mi tía que se encontraba acomodando y cambiando de lugar los muebles y algunos sillones, ya que queríamos tratar de olvidar el ambiente en que se encontraba mi abuela y mirarlo un poco diferente a como era antes, y tal vez así poder olvidar un poco su ida, aunque era muy difícil superarlo.

Entré a mi habitación y me encerré de un portazo, lancé mi bolso en un rincón al lado de mi cama, me senté en la silla de mi escritorio y comencé a hacer algunas tareas escolares que me habían dejado ese día, trataba de hacerlas y de concentrarme en lo que hacía pero no podía, no podía parar de pensar en Dylan, aún no dejaba de sentir las mariposas en el estómago ni tampoco podía dejar de pensar en todo los que nos dijimos en la dinámica escolar.

Decidí dejar de hacer las tareas ya que no estaba atrasada con ellas y ver si me podía recostar un rato en mi cama, descansar y  seguir pensando en Dylan, aunque en realidad el dilema era más con lo que sentía por él y lo que me pasaba cuando lo veía que él mismo específicamente; entre más lo pensaba más me confundía y se me hacía más desorden en mi mente.

Algunas veces entre más me ponía a pensar, a analizar ciertas cosas y tratar de entenderlas y esclarecer algunas otras, menos lograba concentrarme y por ende quedaba en el mismo lugar, pensaba en algunas respuestas, avanzaba dos pasos y retrocedía tres, no lograba encontrar una respuesta clara a lo que me sucedía, primero esas sombras o espectros que realmente no estaba muy segura de si las había visto o no y por las que muchas personas me trataron de "loca" y desequilibrada, con un trauma por una muerte de un ser muy querido, y ahora las mariposas en el estomago que no tenían sentido, las sentía y creía que ahora no solo veía cosas extrañas si no que también las sentía, me ponía a pensar que tan desequilibrada con mis sentimientos y sentidos estaba y hasta que tan mal de la mente me encontraba.

Llegue a pensar cualquier cosa, pero de algo si estaba segura aunque algunas veces me lo cuestionara a mi misma, estaba segura de lo que había visto la noche anterior, esas sombras que me fortalecieron y otras que me asustaron intensamente, nadie me convencería de no haber visto lo que ví, me podían fichar o tachar de loca esquizofrénica, bueno tal vez no tanto, pero si de que no tenia "bien puestos los cables de mi cabeza", pero aunque nadie me creyera seguiría firme a mis sentido y confiaría en ellos.

Volví en cuenta que le había dicho a todos mis conocidos lo que había sentido y visto en esas noches que ya habían pasado, pero faltaba una persona, esa persona que cambió mi estado de ánimo y mi forma de ver algunas cosas en muy poco tiempo, esa misma persona por la que sentía cosas extrañas dentro de mi y esa misma por la que estaba segura que no podría dormir ya que seguiría pensando en él, Dylan, ese chico de ojos café oscuro, nada especiales para muchos pero para mí, los ojos más hermosos y profundo que jamás vería en otra persona, con esa mirada que te llegaba al alma y con lo que expresaba el interés que tenía hacia ti, sabía que si le contaba a él sobre lo que había visto en mi casa, me escucharía y hablaría conmigo, aunque sabía que no me juzgaría pero aún así tenía mucho miedo de su reacción y pensaba que quizás no me volvería a hablar o que no me tomaría en serio, la verdad no estaba muy segura, pero tenía que correr el riesgo y tratar de que sonara lo menos extraño posible, aunque era casi imposible.

"¿Qué tan normal es ver unas sombras o unos extraños espectros en tu habitación, que te intimidan y que te dan escalofríos cada vez que te acuerdas de ellos?"

No es nada normal ver cosas así, será que tal vez de verdad me estaba volviendo loca o estaba enferma y alucinaba, o tal vez eran alucinaciones y estaba a punto de morir así como le pasó a mi abuela. Demasiadas cosas pasaban por mi cabeza, le daba vueltas y vueltas pero seguía sin poder encontrar una respuesta concreta y con el mayor sentido que pudiese.

En muchas ocasiones durante la noche, en lo que llevaba de esta también llegue a pensar que era mejor para mí, para mi razón y para mi salud mental dejar a un lado todo eso y dedicarme a descansar ya que tenia escuela temprano al día siguiente, trataba de dejar de pensar pero seguía sin poder, todos los pensamientos se me unían y cuando pensaba en Dylan pensaba en como lo saludaría al día siguiente, tal vez lo salude con un abrazo, o tal vez con un beso en la mejilla o quizás la tentación haría que le robara un beso en los labios frente a todos, de solo pensarlo sentía como la piel se me erizaba y las mariposas volvían a mi estómago, la emoción que me invadía era gigante y todo lo que podía hacer era abrazar fuertemente mi almohada y pegarla a mi rostro mientras gritaba de esa misma euforia que sentía en ese momento al  saber que tal vez si llegara a pasar eso con Dylan.

Ya después de que se me pasara ese ataque de ansiedad por Dylan, miré el reloj y noté que eran las 8:50 p.m.  caí en cuenta de que tal vez en diez minutos volvería a pasar lo mismo que me había sucedido la noche anterior, ya se habrían cumplido las veinticuatro horas de tan grave y detestable suceso y aún no se lo había comentado a nadie por miedo a que me volvieran a fichar o que tal vez en esta ocación ya se dignaran a tomar cierta medidas del caso y que probablemente estas me perjudicarían y me harían sentir aún peor de como ya me sentía antes.

Volví a mirar el reloj y ya marca las 8:55 p.m. veía como se movía la aguja en tiempo real y como sentía la vibración de la aguja más delgada en cada segundo que marcaba, cuando me volví a percatar de la hora faltaba tan soló un minuto para las nueve de la noche y ya comenzaba a sentir como otras presencias se acercaban a mí.

"Las Sombras de mi Pasado"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora