Capítulo N° 3

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Después de haber empezado el día con normalidad y de haber desayunado muy callada con mi tía ya que tenía miedo de hacer algún comentario de lo que había visto y sentido la noche anterior en mi habitación decidí ir a alistarme y continuar con mis deberes y ya más tarde ir a la escuela y comenzar un nuevo día rodeada de profesores hipócritas y de compañeros abusadores que hacen de mis días un verdadero infierno.

Realmente soy una persona muy callada en la escuela, no acostumbro hablar mucho durante el día con mis compañeros, ellos tampoco son muy amigables, y en ese tiempo no me sentía con el suficiente ánimo para tratar de caerle bien a muchos de ellos, y la verdad no acostumbro hablar de mi vida con nadie aunque conozca a esa persona de hacía bastante tiempo.

Pero hay un compañero que siempre a estado a mi lado, Dylan.

Dylan siempre fue mi compañero de sección desde el jardín de niños hasta que salimos en sexto grado de primaria, es una buena persona, pensando lo bien es el mejor compañero que es tenido inclusive, podría decir que es mi amigo, jugábamos de pequeños y la pasábamos bien juntos, el sacaba lombrices de la tierra y me perseguía por toda la calle, era un poco loco pero a si me gustaba que fuera mi amigo. Él vivía a unas cuatro casas de la mía, mi madre y la suya eran amigas y nos cuidaban mientras jugábamos y ellas se tomaban un café y hablaban fuera de la casa.

Lo conocía desde hacía unos siete años, casi se podía decir que nos habíamos criado juntos, yo realmente lo quería, yo soy hija única y Dylan era como el hermano mayor que nunca tuve, porque aunque fuéramos compañeros el me llevaba un año de edad, aunque realmente no importaba mucho la edad que teníamos, mientas que pudiéramos divertirnos juntos, eso era lo que importaba en ese tiempo.

Cuando llego al la escuela trato de encontrar un asiento en la parte de atrás del aula, aunque no teníamos campo fijo todos nos sentábamos en un lugar específico dentro así que siempre me sentaba en una esquina en donde pudiera desaparecer un poco de los demás y no tratar de llamar mucho la atención. Me sentaba callada y solo hablaba si Dylan llegaba y se sentaba junto a mí, y aun así no hablamos demasiado solo a veces y de cosas sumamente especificas de la materia.

Mi notas siempre fueron de noventas y ochenta en todas las materias, nunca me costo memorizar o aprender los temas, a Dylan si le costaba un poco más de memorizar lo que los maestros decían, la mayoría del tiempo pasaba viendo hacia la ventana o hacia algún punto fijo en el vacío, a veces creía que estaba loco y que o tenía sentido que mirara a nada, pero recordaba esa mirada en mi abuela, me asustaba pensar que tal vez el también alucinaba y tenia episodios parecidos a los que vivió mi abuela, pero al rato se le pasaba y volvía en si, y así si le ponía atención a la clase, aunque ya se hacía casi que imposible de entender así que un día al terminar la lección y que tocaran la campana para ir al recreo le dije:

- Oye Dylan!

- Que pasó?

- Sé que no vas muy bien en tus notas, me gustaría ayudarte.

- Oh! Si tientes razón no voy muy bien, me gustaría que me ayudaras.

- Muy bien empecemos hoy después de clases.

- Si, esta bien.

Y volvimos a clases cada uno por su lado, no acostumbrábamos hablar ni pasar mucho tiempo juntos en la escuela por alguna razón extraña y también con la edad que teníamos no se hacía muy frecuente que una niña y un niño fueran muy amigos ya que los demás podían burlarse y hacer que se sintieran incómodos aunque solo fueran amigos, por eso no hablamos mucho, aunque a veces se nos olvidaban todos esos detalles y hablamos mucho, nos reíamos y jugábamos en clase y ahí si se daban esas miradas con ojos un poco mal pensados y brillantes al igual que esas pequeñas sonrisas que incomodaban cada vez más.

"Las Sombras de mi Pasado"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora