SIN CONTROL. #2 || Liam Dunbar (Teen Wolf)

Capítulo 12 - ¡Sorpresa!

Ya no eres bienvenida, April. O al menos para mí.

Esas malditas palabras se aferran en mi mente a pesar del paso de las horas. Ya es por la mañana, el despertador ha sonado para volver a la realidad y no tengo ninguna gana de celebrar mi...

― ¡Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz! ―Canturrea mi madre mientras intenta abrir la puerta de mi habitación.

―Espera, cariño, yo te ayudo. ―Le dice mi padre.

Bueno, al menos traen chocolate.

La puerta de mi dormitorio se abre, y aparece mi madre detrás de una gran tarta de lo que parece ser limón. ¿Limón? ¡Quiero mi chocolate!

Mi madre sigue cantando mientras detrás de ella aparece mi padre con una leve sonrisa de <he intentado controlar a tu madre pero no lo he conseguido>, a la vez que se encoge de hombros.

Mi madre se sienta al borde de mi cama junto con la no tarta de chocolate, y me pide que sople las velas. Pongo los ojos en blanco antes de hacerlo, y me aseguro de que mi madre vea que no estoy muy satisfecha.

―Vamos, April, es tu cumpleaños.

Asiento mientras me intento obligar a mí misma que tiene razón. Es mi cumpleaños y debería estar feliz, aunque solo sea por la gente que me quiere...

Liam.

Pero es imposible cuando él se encuentra en mis pensamientos día y noche, y sobre todo cuando me dedicó aquellas bonitas palabras pasadas las doce de la noche. No me malinterpreten, no esperaba un beso de película por su parte, pero un <felicidades, April>, hubiese bastado.

Mis ojos se cristalizan con tan solo pensar de nuevo en la frase que me dijo, y no puedo remediar que algunas lágrimas caigan.

―Mi reina, se ha emocionado. ―Dice mi padre mientras camina hacia a mí para abrazarme.

―No. ―Niega mi madre mientras me mira intentando averiguar algo. ―Una madre conoce a su hija mejor que así misma, y no es emoción. ―Mira a mi padre. ―Necesito que salgas, son cosas de chicas.

― ¡Eh! ―Protesta él. ―Yo también quiero participar en estas cosas de chicas.

―Sabes que no. ―Saca la lengua mi madre. ―Vete a preparar cafés mientras hablo con April.

Mi padre me echa un último vistazo y no muy conforme sale de la habitación, no antes sin gritar:

― ¡Necesito un chico con el que hablar de mis problemas!

Mi madre y yo reímos, pero luego ella me mira a mí y limpia algunas lágrimas que han empezado a salir.

―Es un chico, ¿Verdad? ―Pregunta pero me limito a asentir con mis hombros. ―Y ese chico te ha tratado mal, necesito que me cuentes que ha ocurrido, cariño.

Mi madre siempre acierta en todo, y sé que lo hace para conseguir animarme.

―Ya sabes que yo no suelo... bueno, eso.

― ¿Enamorarte?

―Sí, algo así. ―Suspiro y tomo aire, decir estas palabras en alto cuesta demasiado. ―Lo hice con Ray, y salió mal. Y ahora lo hice con... bueno, su nombre no importa.

― ¿Y ha salido mal?

―No ha salido mamá. ―Digo entre lágrimas. Los ojos se cristalizan por completo y estallo en un llanto, como si fuese una niña pequeña. Mi madre me abraza y deja que repose la cabeza en su hombro mientras me permito llorar durante algunos minutos sin que eso cese. Aunque creo que era lo que necesitaba. Levanto la cabeza cuando me encuentro un poco mejor, y mi madre toma un pañuelo de la mesita de noche para poder limpiar mi cara. ―Hemos tenido roces y malentendidos, y he intentado hablar con él, pero es como si de repente ya no le importase y solo hace odiarme y odiarme. Me habla mal, y escupe palabras que duelen. Y... anoche fue otra vez.